![](https://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2024/01/image-26.png)
Arbusto de las regiones tropicales de América, con una raíz muy grande y carnosa, en forma de tubérculo; lleva el mismo nombre la propia raíz, que es ampliamente usada en culinaria. En algunos países del Caribe también es llamada yuca y, en el portugués de Brasil, aipim y macaxeira.
Los datos arqueológicos indican que fue uno de los primeros cultivos de América, hace unos 4000 años, practicados por los mayas. La producción mundial de mandioca es de 303.000 toneladas (dato de 2019), con un rendimiento promedio de 11 toneladas por hectárea.
El primer testimonio de uso de la palabra en castellano pertenece al navegante y descubridor andaluz Diego García, en un texto de 1526.
e allí nos dieron muchas vituallas que se llama millo é hari na de mandioca, é muchas calabazas é muchos patos, é otros muchos bastimentos.
La palabra proviene del guaraní mandióg, que era el nombre de la raíz, mientras que planta se llamaba mandũ (con nasalización del fonema /u/).
El cuento de la mandioca | Laura Devetach
La paisanada estaba conversando en el almacén. Todos esperaban unas empanadas que freía la almacenera.
De pronto entró Ciclón, el perro del Paí Luchí, todo embarrado. Se acostó en medio de la rueda.
–¡A ver con qué nos viene el Paí ahora! –comentó un paisano mirando al perro.
–Parece que le hizo amasar el barro para el rancho al pobre Ciclón – se rió otro.
En eso entró el Paí, más embarrado que el perro, con barro colorado.
–¿Qué le pasó, chamigo? -preguntó la paisanada.
– Nada – dijo el Paí Luchí sentándose–. Vengo de vender la mandioca. ¡Me salió buenísima este año! Tan grande y gorda que es un lujo.
–Bueno, don, pero ¿y el barro?
–Y nada, que cargué la mandioca en un carro y me iba, me iba, me iba, cuando de pronto se rompió el eje. Tan buena estaba la mandioca que hizo mucho peso.
–¿Y entonces, Paí?
–Y me quedé allá por el campo del Palo Chueco sin un árbol ni una triste rama para poder cambiar el eje. No había nada a nueve leguas a la redonda.
–¿Y cómo llegó hasta aquí, Paí?
–En la carreta, pues. ¿No les dije que vengo de vender la mandioca?
–¿Y el eje del carro?
–Se lo puse.
–¿Y con qué, Paí?
–Con una mandioca. ¿No les dije que habían salido buenas? Las vendí a todas. ¡Hasta la del eje!
Y sacándose el barro de las bombachas batarazas, el Paí tomó un mate amargo y probó las empanadas que freía la almacenera.
Delicatessen.uy publica estas notas con autorización. Originalmente aquí y aquí