A 14 kilómetros al norte de Tallinn, la capital de Estonia, se encuentra la única de las más de 1500 islas de Estonia que es parte de la capital. Su nombre es Aegna. Es una isla en medio del Mar Báltico. Es una isla pequeña, de 3 km2, que puedes recorrer a pie o en bicicleta a través de sus rutas de senderismo. Para llegar, hay que ir en ferry desde Tallinn en un trayecto que dura una media hora. El ferry sale y llega desde un muelle que se ubica detrás del Linnahall, un complejo arquitectónico de estilo brutalista que se utilizó en los Juegos Olímpicos de Verano de Moscú de 1980.
El trayecto deja atrás el puerto de Tallinn y el punto de entrada y salida de la isla es un pequeño muelle en el sur de la misma. Aquí se encuentra el único café de toda la isla, con unas pocas sillas en el interior y el exterior, y que permite contemplar las zonas occidental y oriental de la parte meridional de la isla. Esta panorámica ya anticipa la belleza de la isla, y también los contrastes entre los tonos blancos de las piedras y los tonos verdes de la vegetación. El café es un punto de repostaje donde solo sirven algunas bebidas y pastas, y otros alimentos envasados.
Los primeros registros escritos de asentamientos permanentes en Aegna datan del siglo XV, aunque los restos arqueológicos muestran señales de actividad humana de siglos anteriores. En la actualidad, más de la mitad de la isla está protegida y forma parte de Natura 2000, una red europea para la conservación de la biodiversidad. El laberinto de piedras medieval es uno de los símbolos de la isla, al cual se añaden una diversidad de flora y fauna, principalmente aves e insectos, y un paisaje que va cambiando a medida que la sinuosidad de sus caminos te lleva desde las playas, llenas de rocas, a los bosques interiores de pinos en apenas unos pasos, en apenas unos segundos. La isla tiene también el campo de bloques más denso de Estonia, que es un tipo de entorno natural que se forma en terrenos conocidos como felsenmeer (en alemán, “mar de rocas”).
Aegna tiene varios monumentos históricos y militares, algunos de los cuales están relacionados con la fortaleza naval de Pedro el Grande, establecida entre 1912 y 1918. Aegna fue fortificada como parte de la defensa costera del Imperio Ruso debido a su ubicación estratégica en el Mar Báltico. En la Segunda Guerra Mundial, la isla fue ocupada por las fuerzas soviéticas y luego alemanas. Después de la independencia de Estonia en 1991, las instalaciones militares se abandonaron y ahora, ruinas de baterías y otras estructuras militares se conservan como patrimonio histórico y son parte del atractivo turístico de la isla.
En la isla también se encuentra un centro de meditación donde se realizan diferentes actividades de meditación y retiros ordenados por monjes budistas. La casa que alberga el centro está en un lugar privilegiado desde donde se puede ver el agua del mar que cubre y descubre las rocas mientras paseas entre los bosques.