El apellido Oroño está ligado íntimamente a San José. El artista Dumas Oroño formó, en artes plásticas, a casi una generación de maragatos, desde niños, hasta reconocidos artistas.
Sin embargo, no es Dumas el único Oroño famoso que se vincula con nuestra ciudad. Tatiana, su hija, nació en San José de Mayo, en 1947. Si bien vive en Montevideo, su recuerdo y cariño por San José se mantienen intactos. Su infancia fue muy feliz en el solar maragato, me confesó hace poco durante una entrevista radial.
Se ha destacado como una de las voces más importantes en la poesía uruguaya durante las últimas décadas del siglo XX y comienzo del que vivimos. Es poeta y narradora, además de profesora de literatura y de lengua y literatura españolas, crítica literaria y de arte, entre otras actividades. Además, es autora de un libro sobre Francisco Espínola, co-autora del libro Dumas Oroño (vida y obra del artista), co-autora del libro Reflexiones sobre la poesía y tiene una interesante y profusa bibliografía poética. En 2009 obtuvo el Premio Bartolomé Hidalgo, en la categoría Poesía .
La editorial Estuario publicó el libro de Tatiana Oroño que, para empezar, se llama igual que la editorial. La propia autora advierte de la definición en la primera página. «Los estuarios, donde los ríos desembocan en los mares, son el lubar de encuentro de dos mundos fisicoquímicos y biológicos diferentes: el de las aguas dulces de aquellos y el de las saladas de estos.»
Claro que la mayoría de los textos que están en las páginas de Estuario son poemas, porque esa forma de moldear las palabras es la mejor que ha encontrado Oroño para comunicarse en toda su vida como creadora, más allá de los innumerables frentes de la cultura en los cuales batalla con fuerte personalidad.
En este libro de nuevos poemas, sin embargo hay muchos saltos en el tiempo vital de la autora. Aparece su infancia y aparece San José. «hace hoy en medellín sesenta años//dolíale a mi madre//en san josé parir//descalabrada estuvo estaba//y sin aviso le tajeó los dos tajos//y del cuello espantado de los labios//extrajo la cabeza//atraída por fórceps//hundida en las dos sienes.»
Hay un sentido homenaje a Nelson Romero, en un poema escrito a los pocos días de la muerte del artista maragato. «el niño no entendió. no entendieron. ni entiendo//qué puertas no se abrieron»
Hay también textos muy personales que hacen referencia a a los vínculos de filialidad, maternidad y abuelidad. Tatiana explica que una parte del libro está “dedicada a todo lo genealógico y el pasado, presente y futuro de la sangre, que es mucho más que la sangre, es una metáfora, es la cultura, sobre todo cuando nuestra cultura humanística ha sido tan herida, tan malherida”. En el libro hay “una tendencia al reclamo, el desagravio, a una respuesta al mal”, dijo durante una entrevista.
La poesía de Tatiana Oroño no es un ejercicio de trascendencia o de homenaje permanente. Como si fuera un diario lleno de noticias, también en clave de poesía se enoja con el escape libre de las motos, que rompen cualquier tranquilidad «quién le pone silenciador a la moto?» o con la polémica obra de vialidad de Montevideo, el corredor Garzón o los costosos automóviles 4×4. No hay tema que le sea ajeno a una poeta que antes de escribir piensa, reflexiona, escribe y provoca en el lector reflexión, a veces perturbación, y en otros momentos, una calma necesaria para tratar de transitar estos días tan locos que, por momentos, parece que nos toca padecer.
ESTUARIO. Tatiana Oroño. Editorial Estuario, colección Poesía. Montevideo, 2014. 108 págs.
Columna publicada hace exactamente hace diez años, en el diario Primera Hora de San José