Las celebridades del mundo de la gastronomía han asumido un rol mediático a nivel internacional. Su influencia no se limita solo a la promoción de la cocina, al desarrollo empresarial de sus restaurantes o a la participación en shows culinarios. El papel que los cocineros estrella desempeñan en la sociedad actual es cada vez más importante también por su labor comunicacional, cultural y social. Esta tendencia se crea a partir de la relación entre el uso de productos locales, la profesión culinaria, y el entorno mediático, es decir, la intercomunicación entre territorio, gastronomía y chefs. Esto crea una construcción comunicativa, singularizadora de individuos y grupos, un sistema de creación de opinión, tal y como afirma Rivière (2008) donde los individuos se convierten en una marca.
El mundo de la celebridad ha aterrizado en las cocinas de todo el mundo. Si bien desde hace siglos se encuentran referencias a los chefs como importantes actores sociales – por ejemplo, en la Francia del siglo XIX –, no ha sido hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la Nouvelle Cuisine desde Franciay más tarde la Cocina Molecular o Tecnoemocional desde España, han llevado a los chefs a tener un impacto mediático sin precedentes, y que se refleja en todos los medios, desde la prensa escrita hasta la radio, desde la televisión hasta las redes sociales. Este impacto mediático tiene, en consecuencia, un impacto sociocultural que hace que los chefs sean un importante espejo en el que la sociedad se mira. Así, los chefs que han contado con una repercusión mediática y social han utilizado también la comida y la gastronomía con fines solidarios, promoviendo el desarrollo sostenible de este ámbito. Los productos locales, y las elaboraciones culinarias asociadas a ellos, son uno de los principales elementos caracterizadores y forjadores de identidad, y de comunicación de esta identidad en un mundo cada vez más globalizado.
A principios del siglo XX, en Hollywood, la industria cinematográfica se da cuenta que hay una necesidad de crear celebridades para promocionar el cine. Se realiza publicidad a través de actores y actrices ya que es más fácil vender una película a través de los protagonistas. El alma que transmite una persona es clave para vender una película. La audiencia quiere saber por qué es especial una persona. Esto hace que vayas a ver la película. Cuando tienes un gancho, creas unos premios, después haces una lista, unos rankings, para crear emoción y tensión. Creas fans y mediatizas una forma de arte. Por ejemplo, con la creación de los Premios Óscar. Lo mismo sucede con los chefs y la creación de rankings que nos sirven para configurar un star system. Por ejemplo, la lista de los 50 Best o la Guía Michelin. El cine es arte, igual que la cocina y sus platos. Es más fácil vender la cocina, la gastronomía (con sus productos o eventos) a través de la historia personal que hay detrás de cada chef. Cada plato es como una película. Es arte, es único, y crea un discurso especial.
La relación entre la gastronomía y los establecimientos hoteleros ha sido también un elemento muy importante en la historia de la mediatización del arte culinario. Así pues, los hoteles han jugado un rol primordial en la evolución de la cocina y la gastronomía. Algunas de las primeras referencias se encuentran en August Escoffier, chef francés de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, quien es considerado uno de los primeros que unió gastronomía y ocio a través de los hoteles de lujo de la época. Un hotel se define, de acuerdo con el Instituto de Estudios Catalanes, como aquel establecimiento público donde, pagando, se ofrece alojamiento y comida a personas que están de paso. Actualmente, el papel de los hoteles en el contexto empresarial y económico es tan claro como las nuevas aperturas que año tras año se producen en ciudades de todo el mundo.
En su relación con el turismo, los establecimientos hoteleros son uno de los equipamientos estratégicos de cualquier destino, y, por lo tanto, su evolución en cuanto a número y plazas permite a la vez trazar la historia del turismo de un lugar. En este contexto, son agentes clave en la interpretación y promoción de la gastronomía a través de sus restaurantes y otros servicios de restauración que ponen a disposición tanto de los locales como de los visitantes. En la actualidad, muchos chefs mediáticos continúan poniendo sus artes culinarias en manos de los principales hoteles de las grandes ciudades. Se podría decir que cada gran hotel tiene su gran chef y, por lo tanto, una cocina que lo identifica, una forma de ver y vivir la gastronomía que lo caracteriza y lo coloca en un ideario específico dentro del contexto contemporáneo actual.
También actualmente, la prensa se hace eco de la importancia de los hoteles de manera constante. No solo como equipamientos turísticos, sino también como espacios gastronómicos y de ocio. Esto tiene también sus referencias históricas, donde los hoteles han permitido el mantenimiento de costumbres gastronómicas, han promovido nuevos platos y productos, o simplemente los han hecho viajar de una punta a la otra del mundo a través de sus cocinas. Aunque los hoteles de categoría están limitados a élites – económicas, políticas, sociales –, en la actualidad algunos de ellos se han democratizado. En concreto, los espacios gastronómicos han sido de los primeros en estructurar ofertas a las que cada vez más público puede acceder.