Alex Magariños. Chef profesional. Nació en barrio conocido como Pocitos Nuevo, concretamente Marco Bruto y Antonio Costa, aunque los más memoriosos le siguen llamando La Mondiola. Octava hija, la menor. Estudió en el Clara Jackson y en el liceo Suárez de Av Brasil. Salió al mundo a descubrir cocinas. Se enamoró y tuvo dos hijos. Su destino fue la Escuela Superior de Hotelería del Uruguay. Tuvo grandes maestros y amigos. Olvier Horion, Phillipe Brazin, Eduardo Iturralde, Hugo García Robles. Su maestro espiritual Prem Rawat le enseñó a mirar para adentro de si y la India la recibió varias veces. En el barrio Cordón de Montevideo, abrió abrió su escuela de cocina y un restaurante único, al que se entraba por la cocina y se probaban los sabores de la mano de la chef. Hoy en día sigue a full con la cocina y además se formó en España como psicoterpeuta
Un sabor de la infancia
La sandía
Una manía confesable.
Las botas y las camperas
Un amuleto
¡No a lugar!
El último libro que leí
«Amar lo que es» Byron Katie
Una película que me marcó
Marcelino pan y vino
Algo que evito
Llegar tarde
Si pudiera volver a empezar sería
Violinista
Un lugar para vivir
Una chacra cerca del mar
Un lugar para volver
Bariloche, casa de una amiga en la montaña
Una materia pendiente
Lograr estar mas cerca de mis amigos incluso algunos que no conozco tanto. Invitarlos
a casa, cocinarles rico, y simple. Compartir tiempo con nueva gente.
Un acontecimiento que cambió mi vida
El encuentro con un camino espiritual. Meditar y enseñar a meditar.. ir pa’ dentro
El escritor definitivo
Carlos Ruiz Zafón
Algo que jamás usaría
Medias can can
La última vez que pensé “tierra, trágame”
La final de un doble mixto de tenis, en la que me distraje mirando a un buen mozo en las gradas, y perdimos en el tie break y todos se dieron cuenta. Me decía n Doña Flor!
El lugar más feo del mundo
Favelas de Rio de Janeiro
Una rutina placentera
El desayuno bien generoso y bien hecho
Me aburre
Los monólogos monotemáticos
Una extravagancia gastronómica
La extravagancia no me cautiva, si la comida sabrosa, simple aunque generosa en la diversidad. Armoniosa.
Una canción que aún me conmueve
Los sonidos del silencio
Un restaurante que nunca falla
Lo de Tere
Algo que cambiaría si pudiera
El miedo por la grandeza
El valor humano que más admiro
La entrega junto con la humildad y el buen sentido del humor
Una última palabra
Estoy dispuesta