Tras la muerte de Carlomagno en el 814 d.C. surgió la leyenda de que el gobernante había cometido algún tipo de «pecado indescriptible». Esta leyenda apareció por primera vez en una obra del siglo X llamada La vida de San Gil. Según esta obra, Carlomagno había buscado a San Gil para pedirle que orara por él porque había cometido un pecado tan terrible que nunca había podido confesarlo. Según parece, Gil aceptó orar por el rey, aunque Carlomagno no le dijo cuál era el pecado. El hecho de que el pecado indescriptible no fuera revelado despertó la imaginación de muchos escritores medievales posteriores, creando un género menor dedicado a especular cuál podría ser aquel pecado.
En el ensayo de 2022, Carlomagno: padre de Europa, Philip Daileader analiza ese pecado indescriptible al que se alude en La vida de San Gil y sobre el que se especuló al menos hasta el siglo XIII. Hubo quien hizo acusaciones espantosas contra Carlomagno y las pusieron por escrito. Quizás esas acusaciones fueran inventadas en el siglo XIII, o quizás habían circulado durante mucho tiempo esperando el momento en que los autores finalmente reunieran el coraje para escribirlas. Sea como fuere, los autores ofrecieron dos posibilidades diferentes.
Para algunos el pecado indescriptible de Carlomagno era el incesto, concretamente con su hermana Gisela, que dio a luz a Roldán, el héroe de la Canción de Roldán. Esta acusaci¡ón aparece en la Saga de Carlomagno, un relato del siglo XIII sobre la vida del dirigente escrito en nórdico. A partir de ahí, la afirmación del incesto fue retomada por diferentes autores, especialmente franceses.
Para otros autores, en cambio, el pecado indescriptible de Carlomagno era la necrofilia. Esa afirmación aparece en un poema alemán del siglo XIV sobre Carlomagno y la idea luego fue retomada en varias crónicas y tratados alemanes de los siglos XIV y XV. Se pensaba que alguien había hechizado a Carlomagno colocando un anillo encantado debajo de la lengua de su esposa muerta. El anillo hizo que Carlomagno siguiera sintiéndose atraído por su esposa, incluso después de que esta hubiera muerto, y continuara las relaciones que había tenido con ella mientras estaba viva. Cuando un obispo descubrió el anillo y lo sacó de la boca de la esposa muerta, Carlomagno se enamoró del obispo. El obispo arrojó el anillo a un pantano y Carlomagno se enamoró del pantano, construyó un palacio y vivió allí. Una locura.
La cuestión es por qué surgieron historias que acusaban a Carlomagno de incesto o de necrofilia y por qué esas historias se hicieron tan populares. Estas hipótesis no surgieron ni quedaron reducidas a una zona en concreto ni tampoco parecen haber sido inventadas con ninguna finalidad política específica. Lo más posible es que simplemente surgieran como reacción contra los exagerados elogios que recibió Carlomagno en otras obras. Como suele decir el dicho, cuanto más grandes son, más fuerte caen.
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