Moderaría mi ansiedad | Carolina Cataldo

Carolina Cataldo es escritora y poeta, formada en publicidad, audiovisual y periodismo. Acaba de publicar su primer libro de relatos, “Almas rasgadas”

Un sabor de la infancia
Cambio por olor, el de las hojas amarillentas de los primeros libros que leí, por ejemplo, una edición antiquísima que me regaló mi padre de El Principito.

Una manía confesable
Maniática empedernida por encontrar atajos para llegar en menos tiempo a cualquier lugar, aunque sea a la fila del super.

Un amuleto
No tengo.

El último libro que leí
Y que aun estoy leyendo,¨Todos los cuentos 1953-1967¨ Armonía Somers.

Una película que me marcó
Que sean dos, La Naranja Mecánica, la vi exactamente once veces y El Resplandor, que fueron menos, pero siete seguro.

Algo que evito
Me llevó muchos años aprender a cuidarme a mí misma, por lo que luego de un largo camino de aprendizaje, evito todo aquello que sé, que me va a lastimar. Puede ser un lugar específico, una persona, una canción o cualquier otra forma en que se presente la amenaza.

Si pudiera volver a empezar sería
Todo lo que fui, soy y seré.

Un lugar para vivir
Durante toda mi vida quise vivir en otro país, y lo hice, pero volví. Una mezcla de no haber elegido el país correcto y un sentimiento tan profundo por extrañar, que fue definitivo para mi regreso.
Hoy disfruto mucho viviendo en Montevideo, pero si fantaseo con un lugar para vivir, me encantaría vivir en París. Estuve solo tres días, y aunque sea un cliché no me importa, París tiene algo mágico para mí.

Un lugar para volver
Tengo más de uno, pero sí, puedo ponderarlos en este orden: Amsterdam, París, Brujas, Máncora – Perú.

Una materia pendiente
La más importante la logré cumplir; publicar ¨Almas Rasgadas¨.
La que ahora está pendiente, es publicar el segundo libro, que por ahora voy guardando material en una carpeta de la computadora que nominé sin ningún tipo de poesía literaria:¨Libro dos¨.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Publicar mi libro Almas Rasgadas. Sin ningún lugar a dudas.

El escritor definitivo
Onetti, siempre Onetti.

Algo que jamás usaría
A las personas.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Me llevó un largo rato pensar en esta respuesta porque no surgía ningún recuerdo sobre algo así. Por lo que, después de pensar y pensar y dejar pasar unos días y volver a pensar, puedo afirmar que nunca lo pensé.

El lugar más feo del mundo
Caminado por las calles montevideanas, todos los días veo varios de esos lugares, y es cuando veo, como algo normalizado otra vez, a personas -y que hoy son muchas- viviendo en la calle.

Una rutina placentera
Debería decir leer, que claro que lo es, pero en estos últimos meses de tanta vorágine, la rutina más placentera, es sentarme a ver una buena película con una copa de vino Malbec. Porque además de amar los libros, amo el cine.

Me aburre
La demagogia.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
No se me ocurre ninguna, porque al ser tana de alma, mis comidas preferidas son una buena pizza o una buena pasta.

Una canción que aún me conmueve
Voy a nombrar tres:

Strange Fruit de Billie Holiday (por la admiración que me genera su valentía de haberla cantado aunque supiera las consecuencias).

Don´t Wait Too Long de Madeleine Peyroux (porque la escuchaba mucho en un momento que ponía música de fondo para escribir).

Heart Of Glass de Blondie (porque cada vez que suena, es imposible que no me invite a bailar con una sonrisa de plena de satisfacción y goce.

Un restaurante que nunca falla
Montevideo al sur, porque más allá de su gastronomía, el lugar, el ambiente y la intimidad que se palpita son maravillosos.

Algo que cambiaría si pudiera
No la cambiaría, sino que la moderaría, y en eso sigo trabajando, en moderar mi ansiedad que a veces me ha jugado malas pasadas, porque cuando me gobierna, me cuesta ver lo que pasa a mi alrededor.

El valor humano que más admiro
La empatía.

Una última palabra
Gracias, eternamente, gracias.