Se intentó pero no se pudo | Roberto Bennett

Se intentó, se luchó e ilusionó a millones, pero finalmente no se pudo contra el lobby de los estudios y la diferencia cultural que nos separa del público judeo-anglosajón. Y aclaro que no hablo de conspiración ni tramas ocultas. Nada de eso. Es una tendencia que se define en estos hechos: El tema de “La zona de interés” es más afín a los gustos de los integrantes de la Academia que viven en el Hemisferio Norte. Es una historia que les llega muy hondo. Todo lo que trate del Holocausto y el nazismo vende. Además, si Steven Spielberg sale a declarar que es la mejor película que ha visto sobre ese tema, entonces ya estaba todo servido para que se llevase el Oscar a la mejor película internacional. Y no olvidemos que Spielberg hizo “La lista de Schindler”. Con esa recomendación, era difícil no salir ganador.

Tanto en Uruguay y Argentina como en España, en estos últimos meses se estuvo viviendo con gran ilusión la llegada del día de entrega de los Oscar, premios que otorga cada año la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Todos los amantes del Séptimo Arte en Hispanoamérica nos preguntábamos si “La sociedad de la nieve” podría ganarlo. Ahora, sabemos que ganó “La zona de interés” y algunos se sintieron muy decepcionados. Otros opinaron que era previsible que el resultado fuera ese. Y los más, se regocijaron con el hecho histórico de que una historia tan uruguaya llegase a ser nominada al máximo galardón que ofrece la meca del cine.

Lo cierto es que esta película, aunque no ganó, sin duda beneficiará mucho al Uruguay, porque muestra una imagen favorable del país y su gente. Una nación poco conocida fuera de nuestro sub continente. En ella se descubre la forma de pensar y comportarse de los personajes ante la adversidad, despertando admiración y curiosidad en el espectador y quizá estimulando un deseo de venir a visitarnos. La presencia de algunos de los sobrevivientes en las conferencias de prensa promocionales también ha ayudado a impresionar favorablemente al público, por la forma de ser y comportarse de los uruguayos. Nuestro turismo seguramente verá este impulso positivo en los próximos años, como sucedió con películas filmados en Kenia (África mía), Argentina (La misión) o Nueva Zelanda (El señor de los anillos), por citar algunos ejemplos. También, el sector audio visual uruguayo se beneficiará enormemente con el éxito de este film.

Incluso Argentina, Chile y su espectacular cordillera andina despertarán mucho interés en turistas y aventureros. De hecho, se han multiplicado las excursiones para visitar el Valle de las Lágrimas, adonde cayó el avión de la fuerza aérea uruguaya en 1972.

Hace unos años, los mejicanos y luego Disney hicieron películas sobre este accidente, al cual muchos llamaron “Milagro de los Andes”, pero que prefiero definir como una hazaña de supervivencia, ya que para los muertos y sus deudos hubo poco de milagro. Ninguna de las dos logró retratar tan fielmente esos dramáticos acontecimientos como la película del español Juan Antonio Bayona (en mi opinión merecía ser nominado en la categoría de mejor dirección), basada en el libro de Pablo Vierci.

¿Pero por qué se generó tanta expectativa con estos premios Oscar? Si bien existen otros premios prestigiosos, tales como los Bafta británicos, los Césares franceses, los Goya españoles o los premios de la Berlinale alemana, la entrega de los Oscar supera a todos. Quizá por ser entregados en Hollywood, la meca del cine, hace que sean los que mejor venden universalmente a sus triunfadores. Llevar el sello de ganador de un Oscar es sinónimo de “una película que hay que ver”. Incluso, ser nominado es un sello de distinción, que provoca un crecimiento importante en la taquilla. Y eso es lo que ha sucedido con “La sociedad de la nieve”, ganadora de numerosos Goya y nominada a los Bafta, Globos de Oro y al Oscar 2024. Lo que podría ser una decepción para sus inversores, al no haber triunfado en ninguno de estos tres últimos premios, se minimiza si decimos que más de 200 millones de espectadores la han visto en todo el mundo.

En esencia esta es una gran película, que relata una hazaña increíble, con extraordinarios efectos especiales (no se entiende por qué no fue nominada también a este Oscar), muy buenos actores y que lleva el sello de ser una producción hispano rioplatense. Y esto, que es un plus entre el público latino, quizá no lo fue tanto entre los francófonos y anglosajones. De hecho, según Pablo Vierci, se la tuvo que doblar para poder llegar a más público en el Hemisferio Norte, porque estos espectadores no están acostumbrados a leer subtítulos, excepto aquellas minorías que van a los cines de arte y ensayo. Además, los grandes estudios acostumbran a organizar espectaculares fiestas, con la presencia de los principales actores (los franceses llevaron hasta el perro Messi, que aparece en la película “Anatomía de una caída”) y luego proyectan la película nominada. En este aspecto, según comenta Vierci, quizá les faltaron quince días para organizar más fiestas y también llevar a más sobrevivientes, por el valor que el estadounidense otorga a estas presencias. En conclusión, se necesita realizar mucho marketing para ganar un Oscar. Esta misma queja fue expresada el año pasado por Ricardo Darín respecto a la película “Argentina 1985”, que finalmente no logró ganar la famosa estatuilla, siendo derrotada por la germana “Sin novedad en el frente”.

Este año, el gran rival de “La sociedad de la nieve” fue “La zona de interés” y los motivos fueron los siguientes:

La meca del cine ha sido, desde siempre, una industria dominada por judíos norteamericanos. “La zona de interés” trata un tema de gran impacto que llega a su corazón, porque relata la historia del comandante de Auschwitz y su familia, y la indiferencia mostrada ante el dolor que sufrían los que estaban al otro lado del muro que separaba su vivienda del campo de exterminio. Además, es una película inglesa, dirigida por un anglo judío, Jonathan Glazer. Los miembros de la Academia siempre han sentido simpatía por los actores y directores británicos.

En cambio, el film de Bayona representaba a España y cuenta una historia de sudamericanos, ni siquiera de mexicanos o centroamericanos. Y hay que preguntarse ¿cuántos latinoamericanos son miembros de la Academia? Lamentablemente muy pocos.

Así que solo debemos concentrarnos en todo lo positivo que dejó esta experiencia y pensar que por lo menos se logró que durante meses se hablara bien de nuestro país y su gente.