Empezaría mucho antes | Nazarena Méndez Ingold

Nazarena Méndez Ingold. Mi título es Licenciada en Comunicación Social (énfasis en Comunicación Organizacional) por la Universidad Católica del Uruguay. De profesión y de alma, soy librera. Fui Gestora de Contenidos y columnista en el programa “Transformaciones”. Actualmente me desempeño como columnista en el programa “Espíritu Libre”, conducido por Gustavo Rey, y conduzco el programa “Entre libros y más”, en el canal A+V. Fundé en el año 2015 “La Libélula Libros y Café”, lugar en el que paso gran parte de mi vida. La librería para mí es como mi hogar.

Un sabor de infancia
Níspero

Una rutina placentera
Llevar siempre un libro conmigo. Uno nunca sabe en qué momento puede surgir la oportunidad de leer un ratito.

Un amuleto
No tengo ninguno.

El último libro que leí
No estás sola – Mari Jungstedt

Una película que me marcó
Hilary y Jackie – Es una película sobre la vida de la violonchelista Jacqueline du Pré.

Algo que evito
Las discusiones. La violencia en cualquiera de sus formas. Me pone muy mal. Me bloquea.

Si pudiera volver a empezar sería
Librera, como ahora. Pero empezaría mucho antes.

Un lugar para vivir
Algún lugar de la campiña inglesa.

Un lugar para volver
San Pedro de Atacama.

Una materia pendiente
Viajar a Japón. Quiero conocer especialmente Kioto y la isla de Okinawa.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Haber rescatado a Jade, mi gatita. (o ella me rescató a mí?)

    El escritor definitivo
    Ken Follet

    Algo que jamás usaría
    El perfume Amarige de Givenchy. No puedo sentirlo ni de lejos.

      La última vez que pensé “tierra, trágame”
      La última vez no la recuerdo, pero lo pensé muchas veces (más de lo que me gustaría admitir).
      Acá va una: Era la primera vez que viajaba de Buenos Aires a Santiago de Chile, y varios amigos me hablaban de las turbulencias y de lo horribles que eran… que las sensaciones, que los mareos, en fin. Cada historia era peor que la otra, y me recomendaban tomarme una pastilla para evitar estos síntomas, y que me quedara tranquila, que no daba sueño, que era totalmente inocua. Yo no estaba muy convencida pero cuando estaba haciendo los papeleos para subir al avión, me tomé la dichosa pastillita. Mal no me iba a hacer, sueño no me iba a dar…
      El último recuerdo que tengo de ese viaje es de una azafata llamándome suavecito pero ya apurada… “Señorita, despierte. Ya hemos aterrizado. Todos los pasajeros se han bajado ya.” Trágame tierra! (Por cierto, no me acuerdo ni del momento en que despegamos)

      El lugar más feo del mundo
      No se me ocurre ninguno, porque creo que lugar feo en sí mismo, no hay… Considero que lo que puede hacer feo a un lugar son las circunstancias, cómo uno las vive y el “mal recuerdo” que nos pueda traer. Pero feo de por sí, no se me ocurre.

      Una rutina placentera
      Leer en la cama, antes de dormir.

        Me aburre
        Las tareas administrativas.

        Una extravagancia gastronómica que frecuento
        Ravioles con brócoli y muzzarella.

        Una canción que aún me conmueve
        Los hijos del sol, de Ricardo Montaner

        Un restaurante que nunca falla
        Namasté

        Algo que cambiaría si pudiera
        Sacaría de la calle a la gente que no tiene otra opción que estar ahí, les daría un lugar donde vivir, y haría todo lo posible por ayudarlos a reinsertarse en la sociedad y rehacer sus vidas.

        El valor humano que más admiro
        La humildad

        Una última palabra
        Calma