En la casa de mi abuela paterna, la abuela Quecha, en la biblioteca metálica y de vidrios, en el estante inferior, rodeado de las bellas cerámicas que ella hacía, había un montoncito de libros, todos igualitos. Siendo niño, jugaba con ellos y leía algunas historias sin tener muy claro de qué se trataba. Para aquel niño, eran como cuentos. Ese es mi primer recuerdo de Selecciones del Reader’s Digest. Se trataba de una publicación, originalmente en inglés fundada en 1922 y la primera en español data de 1940. Tuvo ediciones en varios países. Fue una publicación muy popular, visto con los ojos de hoy, creo que de relativo prestigio, que con el tiempo, entró en decadencia. Pero fue un suceso editorial. El estilo de la revista fue conservador haciendo hincapié en los valores tradicionales de la familia, pero siendo niño, yo no hacía ese tipo de disquisiciones.
Cada tanto, en mi casa, mis padres compraban alguno de esos fascículos mensuales que recuerdo. La diagramación era inconfundible: era una revista con lomo, por lo tanto, casi un libro. Una franja en diagonal con imágenes y la tapa y la contratapa con el índice de los contenidos. No había títulos principales, no se destacaba uno sobre el otro. Había una gran sobriedad en la presentación de las notas, con pocas imágenes. Era, fundamentalmente, material de lectura. Esos contenidos eran historias de vida, hazañas personales, de superación, noticias curiosas y varias secciones fijas, entre las que se encontraban “La risa remedio infalible” y “Citas citables”. La primera eran pequeños chistes, grajeas humorísticas, dichos de tono pretendidamente humorístico. La segunda eran frases ilustres, sentencias de pensadores o personajes más o menos ilustres de la política, la cultura, la ciencia o algunos ignotos, pero que en el fondo, querían dejar una moraleja, una enseñanza. Esas Citas citables -nombre que quedó en el imaginario popular y periodístico en aquellos tiempos- es un género literario en sí mismo: los aforismos.
El origen de la palabra aforismo viene del griego, que significa definir. La definición de diccionario indica que se trata de una sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en una ciencia o arte. También es una declaración u oración concisa que pretende expresar un principio de una manera sucinta, coherente y en apariencia cerrada. Puede tratarse también de una idea poética, o literaria.
Si se rastrea en la historia, se encuentran este tipo de sentencias en Heráclito de Éfeso (540 a.C.-480 a.C.) filósofo griego presocrático, cuando se refirió a una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. Este concepto fue aplicado después a la ciencia física y, posteriormente, generalizado a todo tipo de principios.
Quienes los han estudiado indican que los aforismos nunca coinciden con la verdad, o son medias verdades o verdades a medias. “Esta capacidad del lenguaje para poder ocultarse o para refulgir ha cautivado a muchos escritores, que encuentran en el aforismo un camino para deslumbrar con su capacidad de pensamiento. Se trata de enunciados, frases o sentencias breves a veces ingeniosas o pretendidamente profundas, con la intención de reflexionar al lector o al oyente, a reflexionar sobre un asunto de moral o intelectual. Es lo que se conoce en el mundo de la gramática como paremia, es decir, unidades fraseológicas que forman parte del acervo socio-cultural de una comunidad hablante que se transmiten de forma invariable y expresan un consejo, una enseñanza o una reflexión moral.
Para muchos, el arte de los aforismos es una actitud pedante, soberbia, porque pone al autor, por encima de los receptores. lectores u oyentes. Es el que dice algo que el otro aprenda. Para otros es filosofía barata o frases para posters o señaladores de libros. Hay un detalle clave cuando se enuncia un aforismo: la oportunidad del mismo. Un aforismo, en un momento o lugar inadecuado, está condenado al fracaso. Por lo tanto, también es fundamental la oportunidad del enunciado.
Confieso que cuando a la hora de la siesta revisaba la Selecciones en la casa de mi abuela Quecha, me divertía leer esas frases, esas Citas citables. Con el tiempo descubrí que existen compilaciones de aforismos de innumerable cantidad de autores como Confucio, Platón, Friedrich Nietzsche, Simone Weil, Benjamin Franklin, Mark Twain, Émile Cioran, Fernando Pessoa, Groucho Marx, Oscar Wilde, Charles Baudelaire y los argentinos José Naroski o Jorge Luis Borges.
Algunos aforismos
Los sabios buscan la sabiduría; los necios creen haberla encontrado.
Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe.
Las personas que hacen poco ruido son peligrosas Jean de La Fontaine.
Las máquinas deben trabajar y las personas pensar.
La vida es corta. La muerte, eterna.
Las mentiras más crueles son dichas en silencio Robert Louis Stevenson
No estar muerto, no es estar vivo E. E. Cummings
No temo a la muerte; es solo que no quiero estar allí cuando suceda. Woody Allen
Crecer es perder ciertas ilusiones, para poder abrazar otras. Virginia Woolf
Buenos amigos, buenos libros y tener una conciencia tranquila: esta es la vida ideal Mark Twain
Cualquier tonto puede saber. La clave está en entender Albert Einstein
No cuentes los días, haz que los días cuenten Mohamed Alí
No hay pasión más ilusa y fanática que el odio. George Gordon