Huyo de las corrientes de aire | Carolina Maisonnave

Carolina Maisonnave (Montevideo, 1961). Curso estudios de teatro, escultura, taller literario y guión de cine.
Incursionó en radio con el personaje de humor llamado Mimicha. Escribió la pieza de teatro Inútil con experiencia estrenada en 2005, que recorrió los escenarios de todo el país con la dirección de Álvaro Ahunchain.Es autora de los siguientes libros:
Mujeres en su tinta (Un confuso libro de autoayuda) Ediciones de la Plaza, 1999; Sacudiendo la modorra (Cuentos) Ediciones de la Plaza, 2011, y con prólogo de Gustaf publicó Con el Remo a 4 Manos (Cuentos 2020). Acaba de publicar Cartón lleno, su primera novela bajo el sello de Linardi y Risso

Un sabor de infancia
El pan marsellés con manteca, recién traído calentito de la panadería,    que siempre estaba en la mesa del desayuno familiar.

Una manía confesable
Huyo de las corrientes de aire.

Un amuleto
No tengo.

El último libro que leí
Madame Bovary. Nunca la había leído, y me decidí a hacerlo al escuchar a Vargas Llosa decir que era la novela perfecta. El penúltimo, Sin Red, de un tal Jaime Clara.

Una película que me marcó
Tendría una lista enorme ya que amo el cine, pero para no eludir la pregunta, por distintos motivos, elijo tres: La fiesta inolvidable, La sociedad de los poetas muertos y El hijo de la novia.

Algo que evito
Madrugar y planchar.

Si pudiera volver a empezar
Comunicadora, docente o comediante.

Un lugar para vivir
Mi casa en Montevideo.

Un lugar para volver
Italia. Y Buenos Aires, una y mil veces.

Una materia pendiente
Aprender piano; aunque ya debería ir arrancando.

Un acontecimiento que cambió mi vida
El nacimiento de mi hijo Octavio. Me costó mucho quedar embarazada, así que su venida fue y es, para mí y para Carlos, una felicidad absoluta.

El escritor definitivo
Roberto Fontanarrosa. Un escritor y humorista genial. Qué manera de disfrutar sus cuentos! Me dio mucha pena su muerte, seguro tenía infinitas historias para seguir contando.

Algo que jamás usaría
Ropa de color amarillo. Solo haría una excepción si se combinara con negro.

La última vez que dije «tierra tragame»
Mientras estaba en cuclillas eligiendo tomatitos en la feria, me fui para atrás, y en cámara lenta quedé desparramada en el piso. No me hice nada, simplemente quedé acostada, pero al instante varios feriantes solidarios, se abalanzaron a ayudarme. No sé si fue para que me tragara la tierra, pero un papelón seguro, les faltó sacarme en parihuela.

El lugar más feo del mundo
Cualquier lugar donde haya guerra. Debe ser un infierno.

Una rutina placentera
Salir a cenar. Me encanta comer rico, que cocine otro y encima te sirvan, un placer.

Me aburre
Me aburren y me ponen de mal humor, las llamadas telefónicas que te derivan a cientos de internos y nunca te atiende un ser humano. También los manuales de instrucciones de los electrodomésticos nuevos. Tampoco  me puedo olvidar de las claves, las contraseñas… ¿Sigo?

Una extravagancia gastronómica que frecuento
No sería tan extravagante, pero mi menú de los domingos a la noche: pizzeta con ensalada de rúcula y palta junto con una cervecita es un infaltable.

Una canción que aun me conmueve
O Sole Mio.

Un restaurante que nunca falla
El Bar Tabaré. Su risotto de arroz negro con mariscos, el postre de mango en masa philo con helado de maracuyá y la tan agradable atención, lo hacen perfecto para mí. Si es una noche de verano para sentarse afuera, ¡una fiesta!

Algo que cambiaría si pudiera
Supongo que no se puede pensar en algo mágico, como resolver los problemas de salud de los seres queridos o de los enfermos en general. Algo más terrenal aunque difícil de llevar a cabo, sería brindarle solución a las personas en situación de calle, y en segundo lugar, que la gente pueda acceder a viviendas dignas.

El valor humano que más admiro
La bondad. La gente buena es la que hace la diferencia en este mundo.

Una última palabra
Gracias.