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Alejandro Ferreiro (Montevideo, 1968). Desde 1985 hasta la fecha trabajó en varios medios de prensa, radio y televisión. Ha publicado las novelas Portland, Algo que flota, Todo lo quieto sueña moverse, Lo que se olvida también se gana, El arte del parpadeo, Pavura y La velocidad del entusiasmo. Los libros de poemas Nos persiguen la humedad y otras filtraciones, Historia Natural del Silencio y Catálogo incompleto de ideas truncas y otras mascotas que no llegaste a conocer. Y tres libros para niños: Todos nos equivocamos, Lo que hacemos cuando nadie nos ve y El pájaro carpintero que quería ser electricista. En abril de 2022 publicó Irrepetibles. Entrevistas en Planetario. Desde 2020 forma parte del dúo musical OIGA!, con el que editó dos discos: Globos Mecánicos y El número que usted seleccionó. Su última novela El atajo interminable.
Un sabor de la infancia
Una infusión de cedrón recién cortado del último cantero y el aroma del tilo acariciándome en la casa del árbol.
Un amuleto
La voluntad.
Una manía confesable
Preocuparme por saber dónde se encuentran las miles de cosas que guardo para poder usarlas apenas las necesite. Lo considero orden, pero sé que amigas y amigos lo ven como manía.
El último libro que leí
Diarios (1984 – 1989), de Sándor Márai
Una película que me marcó
El cumpleaños de 15 de mi hermana, grabado en 8 milímetros. La cinta se perdió antes de que lográramos conseguir una forma de proyectarla y verla por primera vez.
Algo que evito
La mediocridad apenas la olfateo.
Si pudiera volver a empezar sería
A partir de hoy.
Un lugar para vivir
Cerca de mí y de la gente que quiero.
Un lugar para volver
Las montañas de Asturias, Castilla – La Mancha, Castilla y León, Irlanda… Siempre las montañas.
Una materia pendiente
Muchísimas. Y están más adelante.
Un acontecimiento que cambió mi vida
La primera vez que supe que yo era yo y no iba a ser otro. Regresaba de la escuela en el 522. Sucedió en la calle 19 de abril casi Lugano.
El escritor definitivo
Ninguno
Algo que jamás usaría
A otros.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
No lo recuerdo, pero espero decidirlo yo mismo en el futuro.
El lugar más feo del mundo
No podría señalarlo en un mapa pero sin duda lo es por culpa de los humanos.
Una rutina placentera
Jugar. Al momento, hacerlo de 9.30 a 11.30 de lunes a viernes. Y en caso de poder, también el sábado.
Me aburre
La gente aburrida.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Mantener vivos varios fermentados a la vez y utilizarlos de manera creativa a diario.
Una canción que aún me conmueve
Insurrección, de El último de la fila.
Un restaurante que nunca falla
El de carta acotada.
Algo que cambiaría si pudiera
La definición de éxito
El valor humano que más admiro
La empatía.
Una última palabra
Zuzón.