Con motivo del Día del periodista, el Rotary Uruguay, realizó su tradicional encuentro de homenaje a los medios de comunicación. En esta oportunidad invitó al co director de Delicatessen.uy, Jaime Clara, a ser el conferencista del acto. La reunión fue el 17 de octubre, en la Parva Domus. Además, la Academia Uruguaya Rotaria de Artes y Letras le entregó el Premio Anual como impulsor de la cultura nacional. Delicatessen.uy transcribe la conferencia.
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Estoy muy honrado de que una institución de tanto reconocimiento como el Rotary me haya invitado.
Y me hace mucha ilusión volver a esta casa, a este lugar, que compite severamente con el concepto de República de mi San José natal. Pero les puedo asegurar que para mí, la Parva Domus es parte de mi historia. Quiero recordar en forma emocionada y con la admiración intacta hacia quien me acercó a este lugar mítico, como mi querido Jorge Milans, que ejerció como “el filósofo de la Parva”. En aquella época el presidente era Don Luis Demichelli. Así que volver aquí, me hace sentir, como siempre me sentí, un parvense más, sin dejar, obviamente, mi condición de maragato.
Quiero agradecer la presencia de Uds. y fundamentalmente que hayan pensado en mí para compartir algunas ideas y comentarios sobre uno de los temas que hacen a nuestra vida cotidiana. Lejos está de un homenaje, pero sí, quizás, si uno los compara con las cosas que están pasando en el mundo, o el día a día de gente que no la pasa bien, pueden ser temas laterales, sin embargo, hablar de libertades, de derechos fundamentales en la sociedad en la que nos toca vivir es siempre relevante.
Y la libertad de expresión y la libertad de pensamiento son parte de la esencia del sistema democrático en el que vivimos. Pero claro, estamos ante una coyuntura muy particular, ya que el advenimiento y desarrollo de las redes sociales, de los nuevos medios de comunicación, ponen en entredicho el cierto orden establecido.
Es legítimo pensar que más o menos siempre fue asi y que esta sensación no es nueva. ¿Por qué lo digo? Porque siempre han habido instancias en las que mueven las estanterías de lo establecido. Hagamos un rápido repaso..
Una forma de analizar la historia es por ciclos. Diferentes disciplinas, desde las más serias, hasta de las otras, se manejan de esa manera, por ciclos, por etapas: el cometa Halley pasa por la tierra cada 76 años, el astrólogo Boris Cristoff mencionaba que cada 87 años, la historia se repetía y por eso era fácil predecir lo que sucedería, están los ciclos naturales y vitales, de los seres vivos, los historiadores muchas veces mencionan los mojones de las crisis económicas, políticas, sociales para ordenar sus estudios e investigaciones. En definitiva una forma de analizar el paso del tiempo, es dividirlo en porciones, más o menos similares, en ciclos marcados por hitos en una imaginaria línea de tiempo.
No voy a hablar de la historia de los medios de comunicación: dejémosle eso al ámbito académico. Pero sí quiero marcar que en tanto la humanidad está integrada por seres que se comunican, de diferentes formas, pero siempre se comunican, los medios o las formas de comunicación, siempre han formado parte de esa evolución. Y si pienso en ciclos, con mojones en la historia de los medios, pienso, por ejemplo, que un punto de quiebre fue la invención de la imprenta -1440- que permitió difundir en forma masiva la palabra escrita. Hay quienes dicen que esa fue la primera experiencia de globalización. No dudo que aquel invento hizo temblar algunos cimientos de la época. Los primeros periódicos son de comienzos del 1600, primero Alemania, Londres, el resto de Europa, Estados Unidos. Una cosa era una sociedad sin diarios, revistas o periódicos y otra, cuando las noticias te las dejaban en la puerta de tu casa.
En la segunda mitad del siglo 19, Thomas Alva Edison, que patentó más de 1000 inventos, aunque en realidad muchos no fueron de él, pero es una historia que no viene al caso, fue el responsable de poner en el mercado:
*Fonógrafo: un dispositivo para grabar y reproducir sonidos.
*En 1879, la bombilla eléctrica incandescente, que es uno de sus inventos más icónicos.
*Red eléctrica: Edison estableció la primera central eléctrica en el distrito financiero de Nueva York en 1882, que fue una parte crucial en el desarrollo de sistemas de distribución de energía eléctrica.
*Edison mejoró el micrófono de carbón en 1878, lo que tuvo un impacto significativo en la comunicación por teléfono.
*Edison trabajó en mejoras para el telégrafo cuádruple, que permitía transmitir múltiples señales a través de un solo cable.
Pensemos solamente un segundo, cuánto cambió la vida de la gente cada uno de esos inventos que llegaron casi que en cascada.
Con todo este panorama, estaba cantado que apareciera la radio, y más tarde el cine. Y en cada uno de esos momentos, estaba siempre el miedo a lo nuevo, la incertidumbre de lo que vendrá. Con el cine, desparecería el teatro, con la televisión desaparecería el cine y las artes escénicas y más. nada de eso sucedió. ¡Hasta cuando apareció el VHS discutimos mil horas sobre la desaparición de los medios establecidos!!!!
Pero les pido que hagamos el esfuerzo de pensar lo que era la sociedad de la época e imaginar las cosas que decían cuando aparecían aquellos inventos. Estoy seguro, como dicen hoy muchos, que tal o cual invento, ya sea una red social o la inteligencia artificial es una moda, que pasa rápido y que no tiene futuro. En cada uno de esos ciclos, hubo descreídos que no daban una moneda por lo que vendría. Otros no los apoyaron y quizás, los menos, confiaron e hicieron punta en lo suyo.
Insisto, no voy a abundar en lo que ya conocemos. Solo les comento que cada vez que aparece algo nuevo, masivo, moda, hay primeras reacciones que son de temer, es ver lo que se viene como una amenaza. Y la verdad, es que como dicen que dicen los chinos, las crisis, deben ser consideradas una oportunidad para mejorar lo que se tenía.
Vuelvo a los ciclos: si cada momento clave en la historia de los medios de comunicación, lo tomamos como un ciclo, podemos concluir que, en que en cada uno de ellos, se los cuestionó, se puso en duda lo que había, se proyectó el futuro con mayor o menor optimismo o quizás con un gran pesimismo. Una vez que la nueva situación se estableció, se consideró aparecería otro invento, que superaría al anterior, o lo complementaria, o lo dejaría obsoleto, entonces, a barajar y dar de nuevo. Y así hemos estado.
Pero en toda esta imaginaria línea de tiempo que estamos trazando, hay elementos que deberían estar intactos, quizás resignificándose, pero que son parte de la esencia de esta historia: me refiero a valores esenciales, de libertad de pensamiento, de libertad de expresión, masa madre del sistema democrático.
Un sistema democrático que con imperfecciones que no son del caso analizar en esta charla, es el mejor sistema que tenemos para vivir, o el menos malo si Uds. quieren. Y estar inmerso en este sistema, y hablar de libertad, no es tener patente de corso, sino que supone estar sujeto a una serie de deberes que permitirán ejercer determinados derechos. Uds podrán acusarme de estar diciendo cosas elementales, de perogrullo, pero en el momento en el que vivimos, no está de más recordarlo y tenerlo en cuenta. La convivencia democrática se construye entre todos, con libertades sí, como se dijo, pero con respeto, tolerancia, indulgencia, fraternidad, solidaridad, empatía, entre otros. Y no por repetidos o hasta naif dejan de ser actuales y necesarios estos conceptos.
Hoy estamos ante dos retos clave, que nos enfrentan a tratarlos con madurez, cordura y sobre todo sentido común: la nueva comunicación generada por la irrupción de las redes sociales y la inteligencia artificial.
Hace pocos años, escuchamos decir que a cada cosa “le llegaría su Uber”, es decir, que usuarios o clientes se contactarían directamente con sus proveedores. Para muchos sectores se les vino la noche y para otros, la gran oportunidad. Estos últimos, por ejemplo, están las empresas de envíos, los delivery, que se han transformado ya en parte del paisaje urbano y, salvo para los pobres muchachos que muchas veces están en precarias condiciones de trabajo, son ya empresas consolidadas e internacionales. La tecnología al servicio de oferta y demanda, aprovechando que se observó que allí había un servicio para ofrecer. Hubo empresas establecidas que pusieron el grito en el cielo y se apuró una regulación, que tampoco vamos a analizar aquí, pero que a veces para defender chacras y servicios establecidos, se elaboraron reglamentos, códigos, impuestos, y una parafernalia de elementos para coartar lo inevitable. En algunos casos se corrieron a esas propuestas, y en otros casos, no pudieron, o si no hubo adaptación.
Y aquí marco dos conceptos: inevitable y adaptación. Por más conservadores y conformes que estemos con lo que tenemos en esta sociedad que habita una superficie suavemente ondulada, las cosas pasan, las tecnologías avanzan a velocidades siderales y todo llega, aunque no queramos ni nos demos cuenta. Entonces tenemos que estar atentos y, por qué no, en guardia, admitiendo que estamos, en un nuevo ciclo -vuelvo a lo del comienzo- donde nos mueven la estantería y llegamos a un punto donde parece que las redes sociales han conquistado la forma en que los ciudadanos nos informamos, o por lo menos llegan antes con noticias de dudosa calidad. Aunque siempre, en toda la historia hubo chismes y noticias falsas, hoy éstas se han potenciado y se reproducen con más velocidad que una pandemia, muchas veces respondiendo a los más oscuros intereses. Nadie está vacunado contra la falsa información.
Dijo Ivor Gaber, profesor de periodismo de la Universidad de Sussex del Reino Unido que “La desinformación ha existido siempre, a partir del momento en que se cobró conciencia de la influencia de los medios en la opinión pública. En cambio, sí que es nuevo y realmente preocupante el hecho de que la desinformación se propague con una celeridad y amplitud inauditas por plataformas digitales como Google o Facebook. Las informaciones falsas han transformado el periodismo, ya que le plantean un serio desafío en la medida en que no siempre resulta evidente distinguir lo que hay en ellas de verdadero y falso. No obstante, los bulos e informaciones trucadas contribuyen al mismo tiempo a reforzar considerablemente el papel del periodismo. Si hay alguien capaz de denunciar la información falsa, son precisamente los periodistas, los periodistas responsables evidentemente. Yo diría que a corto plazo esas informaciones falsas son como una espina clavada en el pie de los profesionales, pero a más largo plazo van a reforzar la legitimidad de su profesión y darles mayor peso en la sociedad.”
Y ya que se me ha convocado para hacer una suerte de “homenaje” a los medios de comunicación, tomo el concepto del periodista inglés para reivindicar el papel del periodismo en los tiempos que corren. Hoy más que nunca se necesitan periodistas, profesionales, serios, bien pagos, con medios de comunicación consolidados, y por sobre todas las cosas, confiables, que permitan contrarrestar este tsunami de noticias falsas, que circulan a diestra y siniestra.
Las redes sociales son una gran herramienta de democratización de la información, de la que tanto se hablaba y se debatía en la década del 80, tanto en el mundo de los medios como en el ámbito académico. Nos dan la posibilidad de tener fuentes donde antes no llegábamos o, por lo menos, nos costaba llegar. Pero que un dato, una noticia llegue más rápido o de forma casi instantánea, no implica que eso sea noticiable, porque exige chequeo, contextualización, confirmación, para que pueda ser difundida con responsabilidad. Creo que somos muchos los inducidos a errores alguna vez, por no tener las previsiones del caso. Por eso, nunca está de más, hacer el llamado a la responsabilidad y profesionalismo de nosotros mismos, que autocríticos, y con humildad, tenemos que tener claro lo vulnerables que podemos ser en medio de estas nuevas formas de comunicación a las cuales tenemos que adaptarnos. Empiezo por mi en la autocrítica. A veces se idealizan algunas formas de ejercer determinada forma que se dice llamar periodismo, porque no pasa por un tamiz profesional. Hay de todo, simplemente, ser cuidadoso, estar alerta. Buenos y malos hay en todos lados
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Y muchas veces también nos vemos arrastrados por la manada. Escribía la semana pasada Arturo Pérez Reverte, el escritor español, en su tono provocador y por momentos ofuscado, en torno a las redes sociales.
“No es ya que desde hace tiempo, sobre todo a través de las redes sociales, la peña pida tu opinión sobre esto o aquello: eso es legítimo, y también a mí me interesa la opinión de mucha gente, sobre todo si es cualificada, e incluso —a veces más interesante aún— de la que no lo es. Pero una cosa es dar tu opinión sobre algo, y otra plegarse a la contumaz exigencia de todo cristo. Defínase, te aprietan. Si elogias, se ofenderán quienes detestan; si criticas, se ofenderán quienes defienden. Y si elogias y criticas al mismo tiempo lo que estimas positivo y negativo de algo o alguien, se les funden los plomos a todos. No estar dogmáticamente alineado en uno u otro bando, sea el que sea, resulta inconcebible para unos y otros. Ajenos a la fértil incertidumbre de la inteligencia, sólo existen para ellos el blanco y el negro, nunca el matiz, el razonamiento, el debate, la compleja gama de grises
Pero es que ya no sólo ocurre cuando opinas, sino cuando callas. Ahora también te insultan por tener la boca cerrada, como si abrirla fuese obligación ineludible de cualquiera que tenga voz pública. Son capaces de interpretar hasta lo que no dices. Porque si callas, deducen los muy estúpidos, es que piensas esto o aquello.
Las redes sociales, el paisaje de hoy, están en manos de innumerables cretinos, cuando no malvados –unos pueden convertirse en otros con facilidad– que no desean escuchar opiniones sino confirmación de sus amores y odios personales. No quieren debate, ni pensamiento; no buscan convencer, sino acusar. Anhelan sentirse parte de un grupo y enemigos de otro, en un mundo que ha sustituido humanismo por humanitarismo y razón por sentimientos. Para qué voy a pensar, si es más cómodo sentir. Tal es la ideología asquerosamente emocional de este siglo: un estúpido simplismo de buenos y malos, necesitado de claras líneas divisorias que hagan sentirse confortable a uno u otro lado, según cada cual.”
En fin, creo que estamos en el corazón de un ciclo histórico extremadamente rico y emocionante. Con una gran potencialidad y con la posibilidad de tener herramientas de comunicación para llegar más y mejor con las noticias, con información, para fortalecer el sistema democrático en el que vivimos, porque las libertades forman parte de todo esto. Pero debemos estar atentos al buen uso y a las buenas costumbres. ¿Quién da cátedra sobre el buen uso y las buenas costumbres? Obvio que no soy yo, que no son Uds. mucho menos los gobiernos de turno, ni colectivos interesados, por más representativos que digan ser. No hay ni debe haber un juez, un ser superior dando línea. Somos todos juntos, los que vivimos en esta sociedad, en forma ordenada, civilizada, organizada, que tenemos que ir construyendo día a día una sociedad más libre, más igualitaria y más fraterna. Los medios de información son una parte de todo este mapa. Una partecita. Mal haríamos si nos sentimos el ombligo del mundo.
Ahora parece que el nuevo enemigo parece ser la inteligencia artificial. Un debate que recién empieza, pero del que no me siento ni cerca de decir algo que valga la pena. Eso se lo dejamos a los que saben, porque es mentira que los periodistas sabemos de todo.
Muchas gracias.