Mauricio Olivieri se formó como cocinero en el Instituto Gastronómico Argentino y luego de realizar una pasantía en Rara Avis , inmediatamente, comenzó su carrera en Jacinto Restaurante, donde se desempeñó como jefe de cocina por 6 años. En paralelo, realizó pasantías en restaurantes referentes en la escena gastronómica, incluyendo Estela y Altro Paradiso en Nueva York, así como Gran Dabbang y Proper en Buenos Aires. En la actualidad, Mauricio es uno de los socios de República Rotisería, donde recrean platos clásicos rioplatenses, poniendo foco en la calidad de los ingredientes.
Un sabor de la infancia
Las mojarritas fritas de mi abuelo y los pasteles de membrillo.
Una manía confesable
Volver a chequear que la puerta quede cerrada cada vez que tranco.
Un amuleto
No uso.
El último libro que leí
La Guía de Fermentación de Noma.
Una película que me marcó
El gran pez.
Algo que evito
Los gimnasios.
Si pudiera volver a empezar sería
Cocinero.
Un lugar para vivir
Nueva York.
Un lugar para volver
Nueva York.
Una materia pendiente
Viajar más seguido.
Un acontecimiento que cambió mi vida
El momento en el que estando en una oficina, atrás de un escritorio, me di cuenta del aburrimiento que me iba a generar pasarme en esa el resto de mi vida.
El escritor definitivo
Thomas Keller.
Algo que jamás usaría
Nunca digas nuca… pero, creo que no usaría anillos, ni pantalones cargo.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
No lo recuerdo.
El lugar más feo del mundo
Una cocina muy sucia y desordenada.
Una rutina placentera
Ir a tomar café a Seis Montes todas las mañanas.
Me aburre
No tener desafíos creativos.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Cerezas frescas, helado de pistacho y aceite de trufa.
Una canción que aún me conmueve
Purple Rain de Prince.
Un restaurante que nunca falla
Demorondanga.
Algo que cambiaría si pudiera
Que los talles de ropa fueran más inclusivos.
El valor humano que más admiro
La perseverancia.
Una última palabra
Delicioso.
