Esta Semana Santa de 2023 (segunda parte) | Manuel Guerrero Cabrera

Santa Fe de Lucena

JUEVES SANTO, 6 DE ABRIL

El Jueves y el Viernes Santo son días con multitud de buenas opciones para conocer Semanas Santas tan distintas (Antequera, Casabermeja, Archidona, Encinas Reales, Lucena, Cabra, Priego…), pero, por desgracia no tenemos el don de ubicuidad y hay que elegir… O, como en el caso del Jueves Santo, eligen por uno, pues mi hija tenía claro que por la mañana no quería perderse La Piedad de Cabra (Córdoba) y por la tarde La Santa Fe de Lucena (Córdoba). La cofradía de La Piedad procesiona un misterio con varias imágenes en el paso la que destaca la titular, una imagen del siglo XVII; es una procesión muy concurrida y en el que destacó la buen hacer de los costaleros y la banda.

En Lucena, por la tarde, en el más remoto recuerdo de mi infancia siempre está la imagen de la Santa Fe, una figura alégorica de una mujer vestida de blanco que sostiene un cáliz en una mano y abraza la cruz con la otra, con la particularidad de que lleva una venda en los ojos; es una imagen única en la Semana Santa andaluza. Con el devenir del tiempo, fue la titular de su propia cofradía, en la que también se incluyeron los pasos del Sagrado Lavatorio, misterio ejecutado por Pedro de Mena a finales del siglo XVII, y la imagen de Jesús Preso, anónima y granadina de primeros del XVIII. Sin embargo, la imagen más devota y más impactante, tanto por la eximia calidad artística de la misma como por el modo de procesionarla, es Nuestro Padre Jesús amarrado a la Columna, realizada en 1675 por el insigne Pedro Roldán. Nadie queda indiferente ante la soberbia escultura, nadie queda indiferente ante el llamativo modo de la santería lucentina de este Cristo, animado por un cornetín llamado torralbo. Por completar el Jueves Santo lucentino, también procesionaron Jesús Caído (anónimo, siglo XVIII), Cristo de la Sangre (anónimo, siglo XVII) y las dolorosas modernas de la Paz y Esperanza (Miguél Á. Jurado, 1992), de la Salud (José D. Henares, 2010) y del Mayor Dolor (A. Castillo Lastrucci, 1959).

VIERNES SANTO, 7 DE ABRIL

El excelente palio antequerano de Nuestra Señora de la Paz

Es la devoción personal la que me arraiga a Nuestro Padre Jesús Nazareno de Lucena (Córdoba). Poco después de las 5 de la mañana me acicalo, me preparo y me visto la túnica para estar listo a las 6, cuando Jesús sale de su capilla, con el aviso del torralbo. Nada más salir, le cantan la saeta «A las seis de la mañana» y, cuando el paso echa a andar a hombros de los santeros, Lucena va delante o detrás, pero siempre con el Señor. A diferencia de otros días, no hay filas determinadas de hermanos, no hay dos ni tres, sino agrupaciones de más de mil hermanos y devotos que con sus velas cumplen la tradición de alumbrar a Jesús. Por esto, una procesión de muy marcado carácter popular, alumbran tanto los hermanos con la típica túnica lucentina sin antifaz como las personas vestidos con ropa de calle; no pasa nada si alguien se incorpora después de las seis o si se retira antes de las 14 horas, cuando termina la procesión. Lo cierto es que, a diferencia de otros días y de otras Semanas Santas, el Viernes Santo de Lucena consigue que familias enteras alumbren al Señor y vayan juntas, en grupo, sin necesidad de filas, y con total devoción. En mi caso, mi madre y yo estuvimos desde las 6 de la mañana y, hacia las 8 se incorporaron mi mujer y mi hija.

A las 8, en la Plaza Nueva, tiene lugar el canto del Miserere y del Perdón, tras lo que la imagen de Jesús mueve el brazo derecho para impartir la bendición. Este momento de la bendición se repetirá poco antes del mediodía en el Coso y justo antes de que el Señor entre en su capilla.

Es difícil elegir qué visitar en la tarde-noche del Viernes Santo, pero todos los años me gusta ir un día de la Semana Santa a Antequera y el Viernes Santo antequerano es una de las desconocidas maravillas de la Semana Santa de Andalucía. Solamente vimos a las Cofradías de Abajo (o de la Paz) y de Arriba (o del Socorro), que conservan el espíritu del tradicional estilo antequerano con total maravilla; preferencia por las peanas procesionales y los palios más bien verticales; quienes portan los pasos se llaman hermanacos y lo hacen a hombros, sin antifaz. La Cofradía de Abajo procesiona cuatro tronos: primero, el Niño Perdido, que en verdad es una alegoría del Niño de Pasión, una imagen de finales del siglo XVI o principios del XVII, en un triunfo del siglo XVII, que es sostenido por cuatro angelotes; segundo, Jesús Nazareno del Dulce Nombre, de Diego de Vega (1581); tercero, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de la Paz, también de Diego de Vega (1582); y, por último, la bellísima imagen de Nuestra Señora de la Paz, de Miguel Márquez (1815), en uno de los palios más primorosos y únicos de Andalucía, y con peana de Antonio del Castillo de 1682.

La Archicofradía de Nuestra Señora del Socorro cuenta con tres tronos: la Santa Cruz de Jerusalén (del siglo XIX), Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Antonio Ribera (siglo XVIII) y Nuestra Señora del Socorro, anónimo del siglo XVII, que procesiona en un impresionante palio del siglo XIX y con peana del XVIII.

Antequera nunca defrauda, ya que estamos ante una Semana Santa diferente y con un cuidado eximio por el aspecto artístico.

SÁBADO SANTO, 8 DE ABRIL

Virgen del Socorro de la procesión de Jesús Nazareno en Lucena

La mañana del Sábado Santo tiene un nombre: Soledad de Cabra. Es, sin duda, una de las mejores imágenes de dolorosa de Andalucía, de 1663, y con un encanto de épocas pretéritas, eterno, pues aún sale con peana procesional barroca y con uno de los mejores mantos de Córdoba, del siglo XIX. La imagen está atribuida a Pedro de Mena, aunque no hay quien no duda en darle la autoría, debido a la eximia calidad de la talla. La localidad de Cabra se transforma esta mañana con la visita de personas de municipios vecinos y el regreso de egabrenses para disfrutar del que verdaderamente es el día grande la Semana Santa de esta ciudad. El escritor Juan Valera la describió así en la novela Juanita la Larga (1895):

Es cierto que se puede decir que el escultor no hizo mas que la cabeza y las manos: el pensamiento puro y celestial y el medio por cuya virtud puede convertirse en accion el pensamiento. Pero aquellas manos y aquel rostro son de admirable belleza. Aquel rostro parece divino, combinándose en él la expresión del dolor mas profundo y la humilde conformidad con la voluntad del Altísimo. Los ojos de la Virgen son hermosos y dulces; el llanto los humedece. En las mejillas de la Virgen hay dos o tres lágrimas como el rocío de las rosas.

Desde hace unos pocos años, un grupo de legionarios antecede al cortejo de la Soledad, con más ruido que necesidad.

El sábado por la tarde, uno de los desfiles más interesantes ocurren en Écija (Sevilla), en la cofradía de la Soledad, formada por tres pasos: la Quinta Angustia, el Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad. El Santo Entierro posee una antigua y artística urna (Cristóbal de Yepes, 1711) que acoge a un Cristo yacente gótico (siglos XIV-XV) y que está sobre canastilla con cuatro ángeles de Duque Cornejo (siglo XVIII), pero, en especial, al igual que sucede con la imagen de Cabra, es la Soledad la que nos enamora: imagen atribuida a Luisa Roldán (siglo XVIII) que procesiona sobre una peana del XVIII atribuida a Duque Cornejo, con candelabros y arcángeles atribuidos a Luisa Roldán, que representan el estilo ecijano más puro; la imagen lleva una espléndida ráfaga del siglo XVIII de uno de los grandes orfebres andaluces, Damián de Castro. Es una procesión sin igual en la tardel del Sábado Santo.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN, 9 DE ABRIL

Pese a que acusamos el cansancio, terminamos la Semana Santa en una ciudad que posee una de las más peculiares: Puente Genil, donde se llama Mananta. El Domingo de Resurrección, con la procesión del Resucitado, Puente Genil ofrece la Matallana para admirar las distintas corporaciones que representan personajes y pasajes bíblicos así como distinta simbología cristiana en sus ropajes y rostrillos, en total más de cuatrocientas. Multitud de público también, como en casi todas las localidades que hemos visitado.

Primera parte de esta nota aquí

La bellísima Soledad de Cabra
Multitud de devotos acompañan siempre a Jesús Nazareno en Lucena