Tierra con mapa | Jaime Clara

«No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca»
«Moby Dick», Herman Melville


Muchas veces hemos escuchado la frase que leer es viajar. Que no necesita uno trasladar el cuerpo de un lugar al otro, para sentir que gracias a un libro, uno puede recorrer a su placer, a su riesgo y el del autor, claro, tanto tiempo como espacio. Porque no es sólo geografía, el viaje es posible a través del tiempo. Es una de las maravillas que nos permite el sencillo hábito de leer. Sentir que podemos estar en otro tiempo y en otro lugar.

Ahora, en tiempos de GPS y tecnología que va y viene, quizás hemos perdido de vista que los grandes aliados de los pequeños y grandes viajes, fueron los mapas. Para conocer a cuántas cuadras quedaba la ferretería del barrio, para orientarnos en un viaje para recorrer una ciudad, los viejos y queridos planos, o algo más ambicioso como buscar países y puntos concretos en el globo terráqueo. Todavía recuerdo cuando en la escuela o en el liceo nos decían los maestros que vayamos a buscar a la dirección el mapa geográfico o el político de Uruguay. Uno iba y volvía con el rollo para que fuera colgado en el pizarrón y así comenzar la clase.

Nunca está de más recordar lo obvio: «un mapa es la representación gráfica, simplificada, de un territorio con propiedades métricas sobre una superficie bidimensional que puede ser plana, esférica o incluso poliédrica. Las propiedades métricas del mapa dependen de la proyección utilizada, y posibilitan la toma de medidas de distancias, ángulos o superficies sobre él y su relación con la realidad, en algunos casos aplicando coeficientes conocidos para la corrección de las medidas. Iniciados con el propósito de conocer el mundo, y apoyados primeramente sobre teorías filosóficas, los mapas constituyen hoy una fuente importante de información y una gran parte de la actividad humana está relacionada de una u otra forma con la cartografía. Actualmente se sigue teniendo la inquietud y la necesidad de proseguir con la nunca acabada labor cartográfica. El universo en general —y el sistema solar en particular— ofrecerá sin duda nuevos terrenos para esta labor que tiene orígenes inmemoriales.»

Todo esto viene a cuento de un precioso libro que mi adorada Alva me regaló, que no es un viaje, sino que son decenas de viajes en un solo y bello ejemplar: «Maravillosos mundos literarios. Un viaje por los principales lugares de ficción jamás creados». Es, ni más ni menos, que una guía de viajes pero con destinos literarios. Abarca casi cuatro milenios de historia literaria, desde La epopeya de Gilgamesh hasta Dos años, ocho meses y veintiocho noches, de Salman Rushdie, de 2015. Es una guía por mundos de ficción. El libro ha sido coordinado y editado por la periodista y crítica literaria norteamericana Laura Miller, que ha realizado un minucioso trabajo de búsqueda de autores, destinos, tierras inventadas, ciudades invisibles y mundos mágicos.


El libro está organizado cronológicamente: a lo largo de las páginas, el lector es testigo de la historia a través de ejemplos más remotos o más cercanos, tales como La reina de las hadas, de Edmund Spenser, autor de una visión épica y mitológica de Inglaterra dedicada a la reina Isabel II, hasta obras como la de H. G. Wells titulada La máquina del tiempo, en la que se mezclan elementos propios de la revolución industrial con otros de la fantasía gótica, por supuesto pasando por Macondo, de Cien años de soledad. La última parte está dedicada a la llamada «era de la informática», donde se integran desde la Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, a relatos en los que la humanidad se ha pervertido, como en El cuento de la criada, de Margaret Atwood.

Dice la editora en la introducción que «de todos los poderosos hechizos con los que nos embruja la ficción – tramas absorbentes, personajes verosímiles, viveza del lenguaje, etc.-, uno de los que menos se habla es de su habilidad para transportarnos en el espacio y en el tiempo. La mayoría de los lectores asiduos han sentido la necesidad de sacudirse de encima las vistas, aromas y sonidos de un mundo jamás visitado, e incluso inexistente. Puede que nunca hayamos paseado por el Londres victoriano, y sin lugar a dudas, jamás hemos recorrido la Tierra Media, pero las obras de Arthur Conan Doyle y J. R. R. Tolkien han hecho que sean lugares que, para millones de lectores, resulten más reales que los lugares que sí se hayan visitado. Todas las obras descritas en el presente libro evocan lugares que solo existen en la imaginación. Algunos de estos lugares – los Estados Unidos de La broma infinita, de David Foster Wallace (1996), o el Japón de 1Q84, de Haruki Murakami (2009-2010)- se parecen un tanto al mundo real. Otros – la Alaska de El sindicato de policía yiddish, de Michael Chabon (2007), o la Nueva Inglaterra de El cuento de la criada, de Margaret Atwood (1985)- nos muestran un mundo que, con solo unos pequeños cambios en el curso de la historia, resulta muy distinto del que habitamos. En algunos de estos libros, tales como Justicia auxiliar, de Ann Leckie (2013), se especula sobre cómo puede ser la vida en un futuro lejano, mientras que en otros, como los de la serie dedicada a Conan el bárbaro (1932-1936), se recrea un emocionante pasado que ya se ha perdido sin remedio. En Solaris, de Stanlistaw Lem (1961), se desafía a los lectores a que contemplen una forma de vida inteligente de una extrañeza que roza lo inconcebible. A fin de provocar en nosotros la reflexión sobre nuestro propio comportamiento, escritores satíricos tales como Jonathan Swift y Ngúgiwa Thiongo inventan peculiares lugares en los que, por ejemplo, los caballos hablan y los niños acarrarean cadáveres. También hay creadores de fantasia ilimitada, tales como Italo Calvino y Neil Gaiman, que tienen el gran don de poder ofrecernos visiones en las que la imaginación campa a sus anchas.»

No necesitábamos que este libro lo dijera, pero lo cierto es que este libro lo confirma: los mapas son imprescindibles para la vida, para guiarnos, para llegar a destino, para darnos cuenta, inclusive, cuál es la mejor forma de perderse. En el mundo de la ficción, estos mapas, son necesarios.

LA AUTORA Laura Miller, editora jefa del libro y cofundadora de Salon.com, donde ejerció de redactora y escritora durante más de veinte años, tiene en la actualidad una columna de libros y cultura en Slate. Su obra periodística y crítica se ha publicado en The New Yorker, Harper’s,The Guardian y The New York Times Book Review, donde participó con la columna «Last Word» durante dos años. Es autora del libro The Magician’s Book: A Skeptic’s Adventures in Narnia y editora de The Salon.com Reader’s Guide to Contemporary Authors.

«Maravillosos mundos literarios. Un viaje por los principales lugares de ficción jamás creados». Laura Miller. Editorial Blume. 320 págs. Edición española, 2017