El estornino de Mozart | Jaime Clara

Una de las canciones que más disfruto y puedo escuchar infinidad de veces de Leo Maslíah es “Sonata del perro de Mozart”. La canción se conoció en el disco “Extraños en tu casa” (La Batuta, 1985). En la canción, Leo demuestra lo que todos sabemos, una gran creatividad como compositor, imaginando situaciones, que de ser filmadas, se transformarían en un divertido corto al estilo de los Hermanos Marx o Los tres Chiflados. Pero desde el punto de vista musical, la virtuosa ejecución del piano permite viajar con aire mozartiano a la época de Amadeus. Se puede escuchar aquí.

La referencia a la canción, además de siempre recomendar escuchar a Maslíah, viene a cuento porque en esta nota el tema es una mascota, real, en la vida de genio de la música. Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) compró una mascota el 27 de mayo de 1784. El dato está consignado en su libro de contabilidad de esta manera:

pájaro estornino. 34 kreuzer

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¡Eso estuvo bien

La música que Mozart apuntó en este libro es muy similar al tema inicial del tercer movimiento de su Concierto para piano n.º 17 en sol mayor, K. 453, completado unas semanas antes (el 12 de abril). Es posible que Mozart enseñara al pájaro a cantar esta melodía en la tienda de animales o donde lo comprara.

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El estornino, también nombrado, estornino europeo o estornino común,​ es una especie de ave de la familia Sturnidae nativa del Paleártico. Mide unos 20 cm de largo y tiene un plumaje de color negro iridiscente, con un brillo púrpura o verde, salpicado de blanco, sobre todo en el invierno. Las patas son rojizas, y el pico es negro en el invierno y amarillo en el verano. A diferencia de los adultos, las aves juveniles tienen un plumaje marrón. Es un ave ruidosa, sobre todo en perchas comunitarias y otras situaciones gregarias, y tiene un canto variado, pero poco musical. Tiene la capacidad de imitar los sonidos de su entorno e incluso aprenderlos. Este talento para la imitación vocal ha sido notado en obras literarias como Mabinogion y las obras de Plinio el Viejo, William Shakespeare y el propio Mozart. Se lo encuentra, además de Europa, en Asia, aunque también han sido introducidos en Australia, Nueva Zelanda, América del Norte, Argentina o Sudáfrica.

Los estudiosos de la vida de Amadeus indican que no es muy probable que el músico fuera a la tienda de mascotas y un estornino que allí se encontraba le hubiera silbado el tema del último movimiento de un concierto que todavía no había estrenado. Difícil para sagitario. Lo que pudo haber sucedido, es que Mozart, que ya había tenido pájaros, sabía de las capacidades de los estorninos y quizá dedicara un tiempo a enseñarle una melodía que estaba componiendo, ya que a Mozart le gustaba silbar.

Según una nota, «lo cierto es que el estornino de Wolfgang —no consta que le pusiera nombre alguno— vivió feliz tres años con su dueño hasta 1787. A principios de aquel año Leopold, el padre de Mozart, cayó enfermo. Wolfgang estaba peleado con él desde que decidió no volver al hogar de la familia en Salzburgo para buscar fortuna como músico freelance en Viena. Las cosas empeoraron cuando Wolfgang se casó con Constanze Weber en 1782. Sin embargo, padre e hijo nunca perdieron la relación epistolar, de modo que Wolfgang sabía de la grave enfermedad de su padre. Leopold murió el 28 de mayo sin que Wolfgang acudiera al funeral: el viaje desde Viena era demasiado largo para llegar a tiempo. La relación con su padre había sido difícil, pero eso no impidió que Wolfgang sufriera un duro golpe. Entonces, recién empezado junio, el pobre estornino estiró la pata repentinamente. Mozart terminó de encajar su pena a su manera jocosa: decidió ofrecer un funeral en condiciones para su pájaro. Organizó, con ayuda de sus amigos, una procesión fúnebre. Hombres enlutados, mujeres con velo.»

El pájaro murió el 4 de junio de 1787. Mozart lo enterró en el patio trasero de la casa y escribió un poema conmemorativo para la ocasión. Deutsch define el poema como «serio-cómico», sin embargo, West y King afirman, basándose en la experiencia, que los estorninos interactúan mucho con sus dueños, a menudo creando un gran vínculo. Por tanto, la expresión de tristeza de Mozart pudo haber sido sincera.

Hier ruht ein lieber Narr,
Ein Vogel Staar.
Noch in den besten Jahren
Musst er erfahren
Des Todes bittern Schmerz.
Mir blut’t das Herz,
Wenn ich daran gedenke.
O Leser! Schenke
Auch du ein Thränchen ihm.
[…]
Descansa aquí mi querido
loco pájaro estornino.
Aún de los años en flor
halló el amargo dolor
de la muerte. Su recuerdo
encoge con triste viento
mi afligido corazón.
Vierte, amigo lector
tú también como una dádiva
una o dos humildes lágrimas.
[…]

Aquel estornino tuvo, según los estudiosos, más influencia de la que se ha creído sobre Mozart. Apenas diez días después del funeral del pájaro, el 14 de junio, Mozart publicó su Broma musical K 522. La composición contiene pasajes discursivos y sin sentido, acompañamientos molestos, notas «mal tocadas» —imitando el estilo de instrumentistas novatos, armonías de principiante (como las que el mismo Wolfgang habría compuesto con cuatro años de edad) y un catastrófico final en el que cada grupo de instrumentos termina en una tonalidad distinta. Dicen los estudiosos que «si la Broma musical estuviera firmada por Darius Milhaud estaríamos alabando el atrevido uso de la politonalidad, pero a finales del siglo xviii cualquier aficionado a la música saldría de un concierto así partiéndose la caja. Los entendidos más todavía, claro. Lo cierto es que se trata de una pieza de una complejidad increíble que requiere de un virtuosismo poco común para ser mal ejecutada. Para la mayoría de los músicos es más fácil equivocarse y dar las notas correctas. Las repeticiones interminables, los ritmos irregulares, las notas desafinadas… ¡El estornino! Mozart comenzó a componer su Broma poco después de comprar a su mascota. Hay indicios de que el minueto del segundo movimiento está directamente inspirado en el canto del pajarillo. Y ese final, cómico y a la vez vanguardista… Mozart, el genio, nunca deja de sorprendernos.»

Caricatura de Mozart: David Levine

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