Me aburre la gente que dice que está aburrida | Agó Páez

Magdalena Sofía Páez Rodríguez , Agó Páez, se describe así: «Nací un día 10 de diciembre de 1954, en luna llena, bajo el signo de Sagitario y año del caballo. Soy Uruguaya. Crecí en el Balneario de Carrasco, cuando había apenas unas casas y las calles eran de tierra. Cuando tenía 5 años mi padre, un gran artisa del Uruguay llamado Carlos Páez Vilaró, descubrió Punta Ballena. A partir de ese momento comenzamos a veranear allí todos los años. Mi casa era un gran atelier, donde me sentía libre para pintar y a los tres años supe que mi camino era el arte cuando mi padre me enseñó a dibujar círculos y soles…
Nacer en una familia de artistas es como recibir de regalo un diploma universitario sin haber asistido a clase. Desde muy pequeña, recuerdo las enseñanzas de mi padre, que me regalaba enormes cartulinas blancas invitándome a dibujar. Él apenas esbozaba una cruz, un punto, un círculo y a partir de ello, me invitaba a crear. Mis grandes ojos de niña se agrandaban al observar a mi padre en acción, el fue el primer maestro de dibujo y pintura, de observación y de vida. Absorbía aquellas enseñanzas descubriendo mi sensibilidad. Me sorprendía de la forma de los animales, los nidos, las flores, las tormentas en Casapueblo, las olas gigantes cuando rompían en los acantilados de Punta Ballena. Mi despertar espiritual me llevó a descubrir que el arte es para sanar siendo el verdadero lenguaje del Espíritu.»

Un sabor de la infancia
Las galletas de campaña tostadas con manteca y dulce de leche.

Una manía confesable
Irme a dormir antes de que amanezca.

Un amuleto
Anillo de San Benito.

El último libro que leí
Ciencia oculta de R. Steiner.

Una película que me marcó
Buenas noches Alejandro.

Algo que evito
Cruzar después de un gato negro.

Si pudiera volver a empezar sería
Arquitecta.

Un lugar para vivir
Punta Ballena.

Un lugar para volver
Capri.

Una materia pendiente
Aprender panadería.

Un acontecimiento que cambió mi vida
El accidente de mi hermano en Los Andes.

El escritor definitivo
Clarice Lispector.

Algo que jamás usaría
Vestirme toda de negro.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Arriba de un avión en tormenta.

El lugar más feo del mundo
No lo conozco aún.

Una rutina placentera
Tomar mate.

Me aburre
La gente que dice que está aburrida.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Huevos quimbo.

Una canción que aún me conmueve
La Marsellesa.

Un restaurante que nunca falla
El Palenque.

Algo que cambiaría si pudiera
El barrio Carrasco.

El valor humano que más admiro
La honestidad.

Una última palabra
Fe.