A Carlos Varela era común verlo en el programa “Botica de tango”, conducido por Eduardo Bergara Leumann. Allí, entre los jóvenes valores –también estaban Gustavo Nocetti, Guillermo Fernández, Rosanna Falasca, Roxana Fontán, entre otros- cantaba con la seguridad de alguien que ha nacido para cantar tangos. Desde un clásico que evocara alguna de las temáticas que el programa proponía, generalmente evocando a grandes figuras del pasado, o bien llevando adelante una versión de “Jacinto Chiclana”, de Borges y Piazzolla, con el escritor argentino meciéndose al lado, siguiendo con el cuerpo la historia de su compadrito más celebre. Con una irreprochable trayectoria, el camino de Varela tiene una extensa discografía llena de trabajos conceptuales, frutos de la investigación y la disciplina; no sólo se trata de un cantante, se trata de un productor y un indagador. Si bien sus primeros discos contaron con temas clásicos, nunca dejó de estar rodeado de la obra de Héctor Negro o Roberto Díaz. Como gran parte de su generación, vino al tango con una raíz en la historia y otra queriendo ir hacia adelante. Desde Gardel y Pugliese hasta el estreno constante de obras contemporáneas. Tangos de Saúl Cosentino, de Raúl Garello, de Alejandro Szwarcman o Raimundo Rosales. En ese espacio tanguero que se debaten el origen y el destino. Desde hace algunos años sus discos abren el camino del tango hacia la canción popular, y así se pueden oír versiones suyas de temas de Jorge Fandermole, Hamlet Lima Quintana, además de tangos que ya son clásicos en su voz como “Calle Butteler”, de Saúl Cosentino y Ernesto Pierro, “Vientos del 80” de Juanca Tavera y Rubén Juárez, o “Pompeya no olvida”, de Alejandro Szwarcman y Javier González. Ahora, siguiendo la senda de la canción popular presenta “Pasos”, un disco en el que interpreta temas de Piazzolla, de Néstor Basurto o Malena Muyala. Algunos nuevos, y otros clásicos. Un trabajo lleva su inconfundible sello. Al respecto de su último disco, hablamos con Carlos Varela.
Desde tu primer disco hasta acá, ¿qué creés que ha ido cambiando en cada uno? ¿sos el mismo cantor?
Pasaron 40 años desde mis comienzos y 36 de mi primer disco. Creo, aunque no puedo asegurarlo, que al igual que en la vida uno va madurando y por ende aprendiendo. La vida misma es un aprendizaje constante y en esa continuidad fueron sucediendo muchas cosas. Una de las primeras imágenes que viene a mi memoria es recordar que por aquellos años ni yo ni ninguno de mis compañeros, aún con más trayectoria que yo, y hablo de Gabriel Reynal, Reynaldo Martín, Soledad del Valle, El Chino Hidalgo, Laurita Bogado, entre otros, no teníamos discos, así que por añadidura era imposible la difusión. Así fue como se transformó en una obsesión grabar y hacer grabar a mis compañeros. Pero puntualmente y para no irme por las ramas lo que ha ido cambiando en cada uno de mis discos ha sido la decisión de buscar en cada uno de ellos un desarrollo, como en una película, o una obra de teatro. Que esos discos tuvieran una identidad propia. Pero claro que no soy el mismo cantor, la vida los años te van cambiando la voz, todo. Pero eso sí, con los mismos ideales.
¿Cómo ha sido el proceso de selección de canciones para la creación de los discos?
Tal como te decía anteriormente el proceso de selección en casi todos los casos ha sido en la búsqueda una temática específica, pero siempre tratando de que en ellos hubiera obras nuevas. De nada sirve grabar por grabar si no pones tu impronta, si no decís lo que los nuevos poetas tienen para contar.
¿Cuesta mucho elegir 12, 14 canciones para que formen un álbum de entre las miles que de seguro te gustan?
Si claro, lleva laburo. Siempre alguna canción termina quedando afuera. Pero creo que el trabajo debe hacerse con seriedad y serenidad. No juntar canciones porque sí. Siempre deben representar al intérprete y el intérprete tiene la obligación de defender con sus mejores armas esas obras.
Cada disco tuyo parece tener un concepto detrás, más allá del repertorio. Algo que une a las canciones, ¿cómo va surgiendo eso?
Cuando creo un disco intento que las obras individualmente y también en conjunto se amalgamen, vayan uniendo sus historias, vayan contando los distintos porque de los hombres y mujeres que viven dentro de ellas. Que cada una de las voces se sumen y hagan un todo. No bajo el concepto de obra integral, que también las tengo, pero sí que generen el concepto de ir transitando por distintas historias que forman un todo.
¿Cuál fue el proceso de selección y de grabación para llegar a “Pasos”?
Acá se da una nueva variante de proceso de grabación. Este nuevo disco que nace a la luz bajo el nombre “Pasos” comienza con otro nacimiento, el de mi nieta Evaluna, que nació en enero del 2021. Y así como le hice una canción al nacer mi hija Milagros, creí que el mejor regalo que le podía dejar para siempre a Evi era el de una canción, y allí me puse a escribir lo que terminó siendo “Candombe para Evaluna”. Hasta ese momento, era eso nada más, dejar el testimonio y la felicidad de su nacimiento. Pero al oírlo me dije: ‘Estamos en pandemia, vivimos una situación muy pocas veces vividas en la historia, encierro, desolación, muerte, es necesario hacer algo para sobrevivir o al menos sobrellevar esto tan inédito’ y así comenzó a nacer también de la mano de Evaluna este hermoso disco.
¿Qué te parece que tiene este nuevo trabajo que puedan llegar a no tener los anteriores?
Creo que este nuevo trabajo tiene dos aspectos insoslayables el tránsito por este mundo, la vida y la muerte, con todas sus circunstancias y situaciones que posee la vida misma. Es por eso que comienza con la “Balada para mi muerte” y finaliza de una forma esperanzadora con “Candombe para Evaluna” y en el medio está todo.
Desde hace algún tiempo en varios de tus trabajos hay espacios para “apartarse” del tango. Hay folklore, canciones jazzísticas, temas de autores populares que no pertenecen al género, ¿existe una necesidad de ir borrando fronteras?
Más que ir borrando fronteras, que creo que no las hay, porque al fin y al cabo toda la música popular tiene sus puntos en común, lo que sí es verdad es que me he ido permitiendo es contar, siempre, con mi misma voz, como decía el querido Héctor Negro, otras historias que nos son comunes en otros ritmos musicales. En una palabra ampliar el espectro. A ver, esto ya lo hizo nuestro gran maestro Carlos Gardel que también fue criticado en su momento y por grandes hombres de la letra del tango eh. Y demostró que no estaba equivocado.
Una cosa que es constante desde tus primeros trabajos son las composiciones de autores contemporáneos, ¿cómo surge ese apuesta desde un inicio? ¿Cómo hacés ahora para seleccionar un repertorio que contenga nuevas creaciones? ¿Cómo fue sucediendo en “Pasos”?
Creo que una de las ventajas que tuve fue estar rodeado por grandes poetas, ya te mencioné a Héctor Negro, pero también estuvo a mi lado Mario Iaquinandi, de quien también fui amigo, Roberto Selles, Eugenio Mandrini y eso te da una mirada distinta respecto de la poesía. Eso va generando una enseñanza. Pero además porque no podemos quedarnos solo en la poética de los 40´ o 50´. Todo ha ido avanzando, todo fue cambiando, para bien y para mal, claro. En el caso del disco “Pasos” específicamente podría decirte que me gusta estar en contacto con los escritores actuales. Todos y todas tienen mucho para decir y así es como buceo en su obra, les pido que pasen cosas. Trato, aunque no siempre se logra, de ver estilos distintos de prosa. Por ejemplo el tema de Malena Muyala, es un tránsito de la vida, los amores, los desamores, la familia, los hijos, todo aquello que te rodea y que muchas veces en el devenir loco que llevamos no tenemos en cuenta. Pero en este disco también quise poner de manifiesto algunos lugares y gente que me son tan gratos como Cuba, las dos veces que viaje a aquel país me vi rodeado de afectos de gente generosa que te brinda un ron, un arroz con huevo, que te invita a conocer lugares. Y entre los lugares que conocí y que actué en la isla estuvo Monseigneur, un restaurante muy paquete donde actuaba todas las noches Bola de Nieve, interprete magistral del piano y el canto, ese mismo Bola de Nieve que transformó en éxito esa belleza que es “Vete de mí” de los hermanos Expósito. Y entonces como no devolver toda esa generosidad, en alguna medida, con una canción de Ernesto Lecuona “Siboney” que habla de su tierra. Es imposible no hacerlo. Por lo menos si tenés algo de sensibilidad ¿no?
Teniendo en cuenta tu larga discografía, ¿qué es lo que te interesa ahora que podría llegar a convertirse en un disco?
Hay un disco que por diversas razones quedó postergado desde finales del 2015. Ya tengo la música grabada, lo que normalmente llamamos pistas, solo queda ponerles la voz a los temas, allí también hay obra nueva y un tema inédito de Armando Baliotti y José María Contursi, sumado a algunos temas tradicionales,pero no de esos tan conocidos. y un par de invitados de lujo. Todo bajo la dirección musical de José “Pepo” Ogivieki, Horacio Romo en bandoneón y Carlos Genoni en bajo eléctrico. Si todo va como creo a fin de año habrá novedades.