Caravanserais | Francesc Fusté-Forné

Los caravanserais son posadas de Oriente destinadas a las caravanas, que según la definición de la RAE son grupos de personas que, en cabalgaduras o vehículos, viajan o se desplazan unos tras otros. Los caravanserais son lugares de descanso para los viajeros y su popularidad se muestra en la Ruta de la Seda. La Ruta de la Seda emergió como una ruta de intercambio comercial y cultural. Aunque algunas referencias sitúan los primeros caravanserais en el desierto sirio hace más de 2000 años, el desarrollo de estos espacios se consolida en el Asia Central con la expansión de las rutas comerciales a partir del siglo X y su relevancia llega hasta la actualidad.

Los caravanserais son un ejemplo de la arquitectura de Oriente y aparecen como un lugar para proporcionar seguridad a los viajeros, por ejemplo en relación a las situaciones meteorológicas adversas. Son edificaciones integradas en el territorio que pueden tener una superficie variable que va desde los cien metros cuadrados los más pequeños hasta espacios de miles de metros cuadrados los más grandes. Los caravanserais son referenciados como oasis de hospitalidad que estaban ubicados a un día de distancia para facilitar la acogida de los viajeros. Su función económica y social hizo que en algunas ocasiones los caravanserais fueran el punto de partida de la creación de ciudades a lo largo de la Ruta de la Seda, y representan un punto de encuentro por sí mismos, facilitando el intercambio de bienes y culturas.

Desde la ciudad italiana de Venecia, los itinerarios de la Ruta de la Seda han recorrido ciudades tan emblemáticas como la uzbeca Samarkanda o la china Xi’an, a través de culturas que han ido intercambiando bienes y saberes en un encuentro entre este y oeste. El mercader y viajero italiano Marco Polo y el explorador y viajero musulmán Ibn Battuta son los principales personajes cuyas rutas terrestres y marítimas nos permiten recorrer la Ruta de la Seda.

Las obras ‘Milione’ de Marco Polo y ‘Rihläh’ de Ibn Battuta muestran el mundo desde los ojos de ambos exploradores. La primera obra se conoció como ‘Le Divisament du Monde’ y se ha popularizado como ‘El Libro de las Maravillas del Mundo’. Ambos términos muestran la relevancia del viaje en el desarrollo de los tiempos, donde el viaje es una fórmula de descubierta del mundo y, específicamente, de las maravillas del mundo explicadas por Marco Polo. La segunda utiliza el propio nombre de rihläh, es decir, viaje, para narrar las aventuras de Ibn Battuta. Ambas son lecturas recomendables para entender las relaciones entre personas y el intercambio de valores.