Los olores del camino | Francesc Fusté-Forné

El Camino de Santiago es un itinerario cultural europeo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1993 y ampliado el año 2015 con el nombre ‘Caminos de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España’. Cuando el 25 de julio, el día que se celebra la festividad de Santiago, cae en domingo, es Año Santo Compostelano. En 2021 el día 25 de julio fue domingo y por lo tanto el año 2021 es Xacobeo y, debido a la situación de pandemia, se ha ampliado y el año 2022 es también jubilar. En el año santo anterior, el 2010, 272.135 peregrinos hicieron la peregrinación a Santiago de Compostela. De estos, casi el 70% son españoles y casi el 70% llegó a la capital gallega por el camino francés. No obstante, la información estadística ofrecida por la Oficina de Acogida al Peregrino muestra que en años recientes el peso de peregrinos españoles disminuye y el peso de otros caminos aumenta.

Uno de los valores del Camino de Santiago es la naturaleza. Los montes y los ríos, el sol y la lluvia, el calor y el frío, que vienen marcados según la época del año. Otro de los valores es la cultura. Los hórreos y los pazos, las iglesias y los puentes, las aldeas y la Catedral de Santiago. También las denominaciones de los establecimientos culinarios que muestran la hospitalidad gallega, por ejemplo, mesones, pulperías y tabernas. Uno de los valores menos relatados de los caminos a Santiago son los olores.

Los olores del bosque son un desfile de sensaciones y recuerdos, por ejemplo, el eucalipto y la molsa, así como el olor a hierba mojada, resultado de la lluvia y el paso de riachuelos que van apareciendo a derecha e izquierda de los peregrinos. Pero también abundan los olores a paja y pienso, y el olor a caca de vaca, en un paisaje donde puedes ver a ambos de manera muy habitual, a las vacas y a sus excrementos. Hay otros aromas más inverosímiles como el de agua de mar que en algunos tramos del camino pudiera evocar la no tan lejana Finisterre, donde también llega una extensión del Camino de Santiago.

Los olores no serían completos sin el abanico de fragancias gastronómicas. El perfume de brasa baña varios tramos del Camino de Santiago, sobre todo a su paso por las pequeñas aldeas de Lugo y A Coruña en el tramo final de la ruta. Esta es también una tierra con una tradición lechera y quesera muy importante, con productos como el queso con Denominación de Origen Protegida Arzúa-Ulloa, elaborado a partir de leche de vaca. El olor de los hornos de leña y el humo de las chimeneas son una parada en el camino. Lo son también los desayunos, el pan tostado y los churros, y el olor a café caliente. Los pasteles no faltan en la mesa: de castañas, de queso o la tradicional tarta de almendras.

Después de escribir esta nota para dar la bienvenida al nuevo día, debemos empezar la jornada bajo la luz del alba y el aliento de la niebla invernal.

– ¿Qué le debemos? – le preguntamos para pedir la cuenta a la jefa del local donde hemos saboreado el desayuno.

– ¡Volver! – dice con un marcado acento gallego y una sonrisa.

– Lo haremos – porqué el Covid-19 nos ha cambiado la manera de vivir, nos obliga a hablar con mascarillas, y a mantener una distancia social que no debe romper el encanto de la relación entre anfitriones y visitantes, que son los invitados a tierras que nos dan la bienvenida con las puertas abiertas y honran el significado de la palabra viajar.

¡Feliz año a todas y todos!