Cinco noches, de César di Candia | Jaime Clara

Debo confesarles que no seré original en algunas de las cosas que les voy a decir. Todos los que estamos aquí, queremos y admiramos a César di Candia, que a sus 92 años, recién cumplidos, nos sigue sorprendiendo con una capacidad de trabajo y de creación, envidiables. Deberíamos tener un encuentro similar a este para que César nos cuente cómo hace para mantener esta lucidez y con estas ganas de trabajar e investigar. 

Aparte de toda su trayectoria periodística en prensa y una gran cantidad de libros, a César le gusta mucho la historia. Con olfato y sagacidad periodística, indaga en documentos y testimonios de variado origen, trata de llegar al corazón de los  hechos, para contarlo, con el mayor rigor. El mismo rigor con el que hizo del oficio periodístico, una seña de profesionalismo, lo tiene a la hora de escribir sobre hechos históricos. 

Mil veces escuchamos en la escuela y en el liceo que Uruguay es una penillanura suavemente ondulada sin grandes accidentes geográficos y nos jactábamos que no teníamos grandes catástrofes ni eventos severos. Sin embargo, la historia de este país tiene guerras, enfrentamientos, traiciones y tragedias.  En este caso, en Cinco noches, nos transporta a uno de los hechos más trágicos y traumáticos de la vida política nacional: Quinteros. Y no es casual la forma de nombrarlo. No es un dato menor, la forma de nombrar los acontecimientos, y este en particular. 

Lo dice la contratapa al describir lo que cuenta César en este libro. 

“En 1858, desoyendo el mensaje de los generales Venancio Flores y Manuel Oribe al final de la Guerra Grande, un ejército comandado por el general colorado conservador César Díaz invadió la República Oriental desde Buenos Aires. La revolución concluyó en paso de Quinteros (Durazno), cuando Díaz entregó sus tropas sin pelear. En 48 horas quienes comandaban el grupo invasor fueron absueltos por su captor, luego condenados a muerte por el presidente de la República, otra vez absueltos por este mediante una contraorden y nuevamente sometidos —por insubordinación del ministro de Guerra— al fusilamiento de la oficialidad y a la masacre de gran parte de los soldados rasos. El total de fusilados pasó de ciento cincuenta. Ese episodio fue llamado por el Partido Colorado «Hecatombe de Quinteros».

Este texto menciona especialmente “ese episodio fue llamado por el Partido Colorado como Hecatombe de Quinteros”. Otros, sin embargo, lo llaman la “Masacre” de Quinteros. Masacre y Hecatombe, dos palabras para definir un mismo hecho. 

Si vamos al diccionario 

Hecatombe
1 Sacrificio religioso solemne con gran número de víctimas.
2. Suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales.

Masacre
Matanza conjunta de muchas personas, por lo general indefensas.

Por eso, no da lo mismo la forma en que se lo nombra. Pero antes de esas cinco noches, hay historias. Historias políticas, historias de caudillos y dirigentes políticos, pero tambíen están esas historias mínimas, vidas personales que forman parte del entramado más épico.. Y César hace foco en algunos de esos vínculos personales que permiten analizar algunas de las formas de vida de la época. No quiero  contar para que lean el libro, pero hay unas cartas que son una delicia, entre destinatario, remitente y hasta quien hace de calígrafa.

Quinteros fue un terrible y trágico suceso en el que las pasiones incontroladas actuaron de forma irracional. El país vivió años de enfrentamiento e intolerancia en un marco legal que no ayudaba demasiado, y con un presidente como Antonio Pereyra cuyo poder de conducción dejaba bastante que desear. 

Pero la novela no es sólo el relato de cinco noches. Está el antes, está el durante y está el después. Porque también, pasados los hechos, hay una mirada sobre lo sucedido. “Muchas de las personalidades que habían sido parte fundamental en ellos (en los hechos)  eran ya lápidas de camposanto, humo de olvidados panegíricos, residuos de vergüenzas que solamente eran recordados para reavivar viejos odios….” Quinteros fue un mojón en una sociedad fragmentada y violenta. Los bandos enfrentados eran intransigentes e inflexibles, intolerantes. Y las cosas se pretendían arreglar a los tiros y en guerra. Y de la violencia y de la guerra no sale nada bueno. Quizás hoy, la intolerancia y el enfrentamiento es igual o, para algunos, peor. Los métodos de dirimir diferencias hoy son otros, las convicciones son otras, pero las consecuencias pueden ser tan trágicas como aquellas. 

Toda historia es una lección. Quinteros lo es, en la historia uruguaya.  De la forma en que la leamos y la entendamos, servirá para el presente. Me veo tentado a seguir reflexionando sobre esto pero hay gente talentosa que ya lo dijo por eso los citaré. 

“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.” escribió Aldous Huxley. La novela permite, también, tener este nivel de lectura. Indagar qué vino después del 58 y luego al final del siglo XIX y comienzos del XX y entrado el siglo XX y demás.

El escritor Italo Calvino  cree que “Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible.” A partir de aquí surgen preguntas. ¿Pudimos como nación salir de la catástrofe de ciertas historias?

En fin……
Cómo han cambiado los tiempos. Antes, cuando aparecía algo digno de ser contado, decíamos que era para escribir un libro. Ahora se dice que es para hacer una serie de streaming. Bueno, Cinco noches perfectamente puede ser una de esas series porque, como lo dije, tiene todos los ingredientes que las series más vistas hoy tienen: Quinteros y Cinco noches, tiene suspenso, política, violencia, sangre, intrigas, traiciones políticas, planes secretos, manipulación. ¡Quien te dice!

Este texto fue la base de la presentación del libro, realizada por Jaime Clara junto con el autor de la novela, César di Candia, el sábado 6 de noviembre de 2021 en el marco de la Feria Internacional del Libro. Palacio Municipal, Intendencia de Montevideo.