Elin en la orilla del mar | Daniel Amaro

Daniel Amaro (Montevideo, 1950). Músico iniciado en grupos de rock. Fue guitarrista y cantante de «beat». Vivió en Buenos Aires donde musicalizó poemas de Nicolás Guillén y textos de Cortázar. Su canción «Reina de la plaza» conocida como «Palomita che» fue un fenómeno musical en Uruguay. Creó una serie canciones a las que llamó «tangueces», en las que profundizó en temáticas rioplatenses en momentos turbios. En 1976 se instaló en Madrid. Tocó con Joaquín Sabina en repetidas ocasiones, recorriendo el país con artistas como Victor Manuel, Ana Belén y Luis Eduardo Ante. Su canción «A la ciudad de Montevideo» ha sido interpretada por varios artistas. En 1983 conoció a Elin –hoy su mujer y madre de sus hijos– y tras ella viajó a Bergen (Noruega) lugar donde crea y reside desde entonces.

Un sabor de la infancia
El asado de mi viejo, las húngaras de La Pasiva, el samba un de Las Delicias.

Una manía confesable
El fútbol.

Un amuleto
Una sellada del Pepe Sasía que perdí.

El último libro que leí
”Porque ya no queda tiempo” de Rafa Cervera.

Algo que evito
La gente que no suma.

Si volviera a empezar sería
El hijo, hermano, compañero, padre, amigo y pequeño cantautor que creo ser.

Un lugar donde vivir
En donde estén quienes quiero.

Un lugar para volver
Siempre Montevideo.

Una materia pendiente
El tiempo.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Conocer a Elin.

El Escritor definitivo
Vallejo, Onetti, Cortázar, Salinger.

Algo que jamás usaría
Un recital con un ukelele eléctrico

La última vez que pensé “tierra trágame»
Cuando un grupo de rap finlandés me invito a cantar.

El lugar más feo del mundo
No lo conozco.

Una vista placentera
Elin en la orilla de la playa.

Me aburre
La gente aburrida.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Algunas comidas escandinavas.

Una canción que aún me conmueve
”Te doy una canción» por y de Silvio Rodríguez.

Un restaurante que nunca falla
Un tapas «Piripi» en Alicante.

Algo que cambiaría si pudiera
La traición y el frío muy frío

El valor humano que más admiro
La sinceridad.

Una última palabra
Tres. Sí… se puede.

Imagen de El Observador Tv