Cuesta indagar cuál es el momento culminante, el punto mayor en la carrera del escultor Pablo Atchugarry. Ese ranking seguramente lo podremos realizar en algún momento. Lo cierto es que se acaba de inaugurar una muestra del artista uruguayo en uno de los sitios emblemáticos de la arquitectura y la historia italiana. A no dudar que es un gran orgullo para Uruguay tener a un artista de tanto prestigio y sensibilidad que ocupa un lugar de privilegio en el arte de estos tiempos. En Delicatessen.uy les invitamos a recorrer parte de la historia del lugar donde desembarcó Atchugarry: el Pallzzo Reale de Milán
El lugar
Uno de los puntos más importantes de Milán, de cuando Milán era la gran referencia política y comercial de Europa, como es el Palazzo Reale -Palacio Real- fue, por siglos, sede del gobierno de la ciudad, desde la Baja Edad Media, conocido como Palazzo del Broletto Vecchio y también como Palazzo dell’Arengo. Hoy, se ha transformado en un gran centro centro cultural. Está ubicado a la derecha de la fachada del Duomo, frente a la Galería Víctor Manuel II. La fachada del palacio sigue la línea de un antiguo patio, formando una entrada respecto a la Piazza del duomo, llamada piazzetta reale. En la segunda mitad del siglo XVIII Milán estaba, en virtud del Tratado de Utrecht, bajo el dominio de Austria, y el Palacio Real fue revestido de ornamentos y decoraciones inspiradas en el barroco teresiano, previamente a la transformación neoclásica que recibiría a finales de siglo de la mano de Giuseppe Piermarini, quien había sido investido en 1769 como Arquitecto Real Imperial de la Lombardía Habsburgo. Piermarini, entre otros edificios, proyectó el mítico La Scala, el famoso teatro de ópera de la ciudad. Esa rica historia lo ha transformado, al Pallazzo Reale, en una de las referencias turísticas y culturales de la ciudad. Vea más aquí.
La muestra
En el fantástico catálogo de la muestra, se cita una antigua entrevista, de 2006, en la que Atchugarry contó que “una vez escribí que el mármol tiene una voz sutil y delicada, sin embargo, si estamos atentos y tenemos la paciencia de escucharlo, nos cuenta varios secretos que podrían ser sugerencias sobre cómo trabajarlo o hasta dónde poder llegar y cuáles son sus límites… Estos secretos significan entrar verdaderamente en la interioridad de la materia y es entonces cuando se respira, casi al unísono, con el ritmo marcado por el mármol. Esto es un universo”.
La agencia española de noticias, EFE, dio cuenta del acontecimiento culturla. «El artista uruguayo Pablo Atchugarry expone esculturas de sus últimos veinte años de trabajo en el Palacio Real de Milán (norte de Italia), en una muestra con obras que «buscan la luz» y «dialogan muy bien» con el espacio gracias a su verticalidad, dijo hoy a Efe el escultor. Mis líneas son muy verticales, con lo que las esculturas muestran una energía interior y buscan la luz, como si fuesen plantas», explicó Atchugarry, que se mostró «muy emocionado» por exponer en la Sala de las Cariátides del Palacio Real, «el mismo lugar donde Picasso expuso en 1953 el ‘Gernika'».
La muestra, con 44 esculturas y que se podrá visitar hasta el 30 de enero de 2022, se llama «Vita della materia» («Vida de la materia») y quiere ser un homenaje al artista uruguayo, que llegó a Milán en 1977. La Sala de las Cariátides sufrió un bombardeo en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que es un espacio que combina bien con las esculturas del artista uruguayo y que muestra la relación entre «arte y tragedia humana», aseguró a Efe el comisario de la muestra, Marco Meneguzzo. Atchugarry destacó que se exponen esculturas en «mármol, madera, bronce y alabastro» y puso de relieve la relación con la naturaleza de su arte, como demuestra una de sus esculturas, hecha con madera de un olivo que murió y que el artista transformó en arte «para que cuente sus historias». Entre las obras, algunas de «casi una tonelada» y que han llegado hasta Milán procedentes de Europa, Estados Unidos y Uruguay, destacan también las de mármol, que Atchugarry considera «hijas de la montaña». El título de la muestra, «Vida de la materia», quiere responder a la reflexión del escultor uruguayo sobre la naturaleza que se esconde tras los materiales de sus esculturas, para «pensar y ocuparnos» del medioambiente.
El comisario Meneguzzo afirmó que Atchugarry, que vive desde hace años en la región de Lombardía, cuya capital es Milán, merecía un «homenaje» en la ciudad ahora que su arte «ha madurado» y tiene relevancia «internacional». «El arte de Atchugarry funciona para todos. Construye sensaciones y evoca para toda la humanidad. Sus obras hacia lo alto son una metáfora de esperanza para todo el mundo y crean una sensación universal más allá de las culturas», añadió.