Deficiente en historia | Jaime Clara

Los feriados son fechas de celebración de festividades, de recuerdo histórico. Esta nota pretende discutir la pertinencia del corrimiento del feriado.
Batalla de Sarandi

Hace algunos días, el feriado del 12 de octubre, en el que se debía recordar un nuevo de la Batalla de Sarandí (1825), o lo que antes le llamaban el Descubrimiento de América y que ha tenido, en los últimos lustros diversos nombres no se celebró ese día. No hubo feriado, porque se corrió al lunes 11, para lograr un semana largo. El 12 terminó “celebrándose” (¿?) el 11. No es la primera vez que sucedía y no es en el único lugar en el mundo donde esto se practica.

A través de la Ley 16.805, se estableció que los feriados declarados por ley, sin perjuicio de la conmemoración de los mismos, seguirán el siguiente régimen se correrán de la siguiente manera: si coincidieran en sábado, domingo o lunes, se observarán en esos días; si ocurrieren en martes o miércoles, se observarán el lunes inmediato anterior y si ocurrieren en jueves o viernes, se observarán el lunes inmediato siguiente. Quedan fuera de esta norma, los feriados de Carnaval y Semana de Turismo y los correspondientes al 1º y 6 de enero, 1º de mayo, 18 de julio, 25 de agosto y 25 de diciembre, los que continuarán celebrándose el día en el que caigan en la semana. Esa resolución data de diciembre de 1996. Más adelante, en el año 2001, ante protestas y reclamos de origen variado, esa ley se modificó por la número 17.414 en la que se integran el 19 de junio y el 2 de noviembre como feriados inamovibles. 

El corrimiento de feriados tiene por objetivo fundamental el desarrollo del turismo, básicamente el interno. Se supone que no es lo mismo tener dos días (o día y medio en algunos casos) que tener tres días. Eso favorecería el desplazamiento a zonas para disfrutar de más días de descanso. La intención es buena y es la mejor. Sólo merece aplausos Pero de buenas intenciones están llenos los peores caminos. Pensemos por qué el feriado es feriado. Se supone que ese día se recuerda y se homenajea un acontecimiento histórico. Ese recuerdo refuerza el vínculo con la fecha que se pretende homenajear.   

Más de una vez hemos visto como en programas de televisión y radio, y varios artículos periodísticos han consultado a la población sobre cuánto conoce la historia nacional. Y en días festivos, fechas patrias, un número preocupante de ciudadanos no conoce el motivo de la celebración. Mucha gente no sabe qué pasó el 19 de abril de 1825 o el 18 de mayo de 1811. Eso seguramente no es culpa del corrimiento de los feriados, ya que la educación (mala enseñanza y peor aprendizaje) es la responsable de tamaña ignorancia. Pero el corrimiento de los feriados no ayuda en nada.   

Han circulado en más de una oportunidad los resultados de pruebas de ingreso a algunas facultades (sí, nivel universitario) donde se concluye que los estudiantes terciarios no tienen idea de acontecimientos más relevantes de la historia uruguaya. En mi caso he visto pruebas donde se indicaba que la Constitución que nos rige es la de 1830 o que “Mauricio Rosencof es un corredor de Fórmula 1” (sic).   Recuerdo que en mi época escolar, hace ya más de tres décadas, el mismo día feriado coincidente con la fecha, íbamos al acto de homenaje que preparábamos con tiempo en las clases. Esa práctica me permite mantener indeleble el recuerdo de actos como el 18 de mayo, el 19 de junio o el 12 de octubre. Hoy desconozco cómo se manejan los actos a nivel escolar o secundario, pero seguramente al no haber asueto, la celebración se diluye. Y esto no solo atenta contra el vínculo que se genera con nuestra historia, sino que desconocer la historia genera graves problemas en la idea de patria, de nación, tan en entredicho en muchos aspectos en los tiempos que corren.  

¿En qué se diferencian el 19 de abril, el 18 de mayo y el 19 de junio? ¿Feriados de primera o feriados de segunda? Nos cuesta creerlo. Además, en un país laico como Uruguay, tema de nuestro artículo anterior, ¿por qué se incluye como feriado inamovible el día de los difuntos? ¿Por qué los legisladores cedieron a las presiones para integrar el 2 de noviembre como feriado inamovible?   

En la exposición de motivos de la discusión parlamentaria vinculada al día de los difuntos, se dice que el corrimiento de esa fecha “ha provocado en algunos casos el rechazo generalizado de la población. Recientemente este malestar se ha incrementado especialmente con el tradicional día de los difuntos del 2 de noviembre, que tiene un arraigo cultural, filosófico y religioso muy profundo en nuestra sociedad. El día de los difuntos ha sido por tradición generalizada en la civilización judeo-cristiana y occidental una fecha de homenaje y recuerdo hacia los seres queridos que han pasado a la eternidad. Esta fecha no debe modificarse ya que se vulnera el sentimiento social hacia los familiares y amigos perdidos.” Los legisladores fundamentaron muy bien la reconsideración del tema, pero por qué no existió el mismo espíritu para respetar el apego a la historia con otras fechas. ¿Demagogia quizás?  

Seguramente el turismo interno es importante y es fantástico que se haga todo para promoverlo. Pero sería bueno que se pusiera en una balanza qué se gana y qué se pierde con medidas como el corrimiento de feriados. También hay que revisar cómo se enseña la historia y la calidad de la formación de los estudiantes. El sistema educativo no ayuda y es aliado de las carencias que se tienen hoy sobre el conocimiento sobre historia. Estas carencias que se observan hoy, serán mucho más graves en el futuro.

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Esta nota fue escrita hace unos cuantos años, pero creo que tiene su vigencia. Sobre todo, ahora que desde el gobierno, se envió un proyecto de ley para volver a celebrar los días, las fechas que corresponda. Que los feriados sean feriados en el día justo. Más allá del resultado que pueda tener esta iniciativa, parece positivo que se dé la discusión en la sociedad, que fue el motivo por el cual se escribió la nota que precede este comentario.