Espipellar | Francesc Fusté-Forné

Espipellar

Mientras Heródoto tomaba notas en su cuaderno, Kapuscinsky tomaba notas en un cuaderno y hoy en día las notas se toman en cualquier cuaderno, porque el cuaderno es global. Las nuevas tecnologías han permitido que cualquier persona pueda ser productora de contenidos con alcance y repercusión globales. Los medios de comunicación ya no son imprescindibles para ser visibles y esto implica que desde la individualidad haya una lucha por la atención que tiene como consecuencia, a veces, una radicalización de los contenidos. La sociedad actual no se mueve por realidades sino por percepciones, y esto es debido también a la tendencia espectacularizadora de la información, lo que ha desembocado en que hoy en día las opiniones sean sagradas y los hechos libres, y no al revés.

En la sociedad en general a nadie le gusta que le digan que se ha equivocado y se tiende siempre a culpar al otro. Es difícil conseguir lo que se llama la razón cordial: combinar mente y sentimiento, cabeza y corazón. De este modo, la realidad actual es una realidad ligera, “por estar menos netamente dividida entre lo verdadero y la ficción, la información y la imagen”, según palabras de Vattimo. Massó (1993) destaca que “cuando se vive en una época en la que el signo se ha comido el significado, y cuando el signo sólo es valioso si circula de boca en boca (si son muchos los que lo comentan o lo compran), quiere decir que nuestra cultura ya no es la de antes”. En palabras del propio Massó, “¿y por qué no dedicar parte del tiempo a aprender a saber qué es lo que estamos haciendo cuando amamos, creemos, miramos la televisión o trabajamos?”.

Pihl (2008) afirma que “la velocidad de los medios electrónicos nos lleva a un viaje alrededor del mundo, donde todos los eventos se imponen con la misma validez o indiferencia y, por supuesto, son parte de la realidad. Estamos constantemente añadiendo nuevas capas a nuestra realidad y nuestro punto de mira está en cambio constante, dependiendo de las pantallas a través de las que miramos o los programas que vemos”. También de los idiomas que hablamos, que abren la puerta a la descubierta de culturas y personas. En el mundo se hablan más de 6000 lenguas de las cuales la ONU afirma que la mitad estarían en peligro de extinción.

La diversidad lingüística es reflejo de la diversidad cultural y de la riqueza de las regiones del mundo. Las palabras tienen una connotación cultural que a veces es imposible traducirlas con el mismo significado. A veces una sola palabra necesita una frase para ser entendida. Desde un simple ‘buen provecho’ que no se puede traducir a idiomas como el inglés de forma literal a palabras que esconden significados profundos. Y de aquí el título de esta nota. Espipellar es una palabra catalana que significa ‘picar’, picar entre horas o picar algo antes de comer. Según el Diccionario del Institut d’Estudis Catalans, espipellar significa ‘fer tast d’un menjar o d’una beguda’, es decir, probar una comida o una bebida. Metafóricamente podría ser probar algo en una pequeña cantidad. Ustedes han empezado a espipellar esta nota y espero que la hayan leído hasta descubrir el significado del título.