Noviembre de 1931: Carlos Gardel pasó por Rio de Janeiro | Manuel Guerrero Cabrera

El 28 de octubre de 1931, Carlos Gardel se embarcó en el Conte Rosso que, desde Buenos Aires, le llevaría hasta Europa de nuevo, aunque esta vez viaja sin guitarristas, sin compromisos artísticos por el momento, lo que le permitirá viajar por el viejo continente. La ruta establecida hizo que el Conte Rosso pasara por Río de Janeiro y allí el diario A Noite pudo hablar con él.

Al igual que en la ocasión anterior, cuando hizo el recorrido inverso, o sea, viajó a la Argentina, el periódico nos regala una fotografía desconocida del rey del tango. Carlos, con elegante traje oscuro en el que resalta el blanco pañuelo, mira hacia su derecha, esboza una media sonrisa y hace una pausa mientras escribe el tango Confesión, porque sostiene en la mano derecha una pluma u otro útil de escritura y porque así se indica en la nota publicada en A Noite, el 2 de noviembre de 1931.

Carlos Gardel, el ídolo de Argentina, el maestro del tango que tiene delirando a París y que acaba de firmar un contrato para actuar para una serie de películas, en los Estados Unidos de América del Norte, pasó por Río, a bordo del «Conte Rosso».

Hablamos con Gardel sobre su programa artístico.

Gardel, lleno de entusiasmo dijo a NOITE que su mayor suceso es el tango «Confesión» de Enrique Discépolo, que toda la Argentina canta y que será llevado a la pantalla, tal es la razón, la canción regional.

Preguntamos al cantor porteño si era posible conocer la letra, a lo que él amablemente escribió los siguientes versos:

A continuación se transcriben fielmente los versos de Confesión, tal como Gardel los escribió].

En esta ocasión, el diario llama a Gardel correctamente por su nombre de pila (recordemos que la otra vez lo llamó Pepito), si bien «brasileñizan» el nombre de Discépolo (Enrico Discipulo). De las declaraciones del cantor, se destaca que ya habla de realizar unas películas en Estados Unidos (de América del Norte, ojo), lo que no sucedería hasta 1934, pero antes, a finales de 1932, rodaría en los estudios de la Paramount de Saint-Maurice en Joinville-le-Pont. En otras palabras, Gardel ya tiene la determinación de dedicarse al séptimo arte.

El otro asunto relevante de la nota es el tango Confesión, con música y letra del ya mencionado Discépolo, que comparte la autoría de esta última con Luis César Amadori. Confesión es un tango complicado, trata de un hombre que, en palabras de Sergio Pujol en su libro Discépolo, «renuncia a la mujer que ama y se hace odiar por ella para no arrastrarla en su desgracia». Otro antihéroe discepoliano. Como hemos dicho anteriormente, Amadori colaboró en la letra y esta participación, seguimos a Pujol, «no fue caprichosa», ya que se relacionaba con un teatro distinto del de su hermano Armando Discépolo. Este tango nació para Tania, el amor de Enrique, en la revista Los millonarios (1930). Gardel lo grabó el 30 de septiembre de 1931 con la orquesta de Canaro.