Eduardo Mazo, el poeta de las Ramblas | Hebert Abimorad

Me trajeron en medio
de una guerra mundial
y me llevan
en medio de una pandemia
no quise venir
y ahora no quiero irme
ya ves:
mis dos grandes fracasos’

Escrito a un año antes de su partida.

La muerte en el mes de mayo de Eduardo Mazo, el poeta de las Ramblas, me hizo voltear la cabeza al pasado, que se puede medir, en cuarenta años en el tiempo. Visitaba Barcelona con frecuencia y vivía en tugurios de okupas. Mi saludo diario a Eduardo, cada vez que cruzaba las Ramblas con dirección plaza Cataluña, se había hecho como la gran motivación del día. Y mi admiración por aquel argentino que se atrevía a tal función, escribir poesía y acampar delante de sus futuros lectores, los paseantes de las Ramblas.

Recuerdo una tarde de invierno, durante una conversación, me presentó a Freda, una amiga alemana que estudiaba español. Salimos de la Rambla y cruzamos al bar Canaletas a tomar una cerveza. El debate se entabló, sobre los vellos de las mujeres en las piernas y las axilas, algunas mujeres defendían su derecho a no depilarse. Tiempos de feminismo radical. Como vivía en Suecia, y habiendo conocido a adherentes feministas del Grupp 8, el tema me era trillado, y por solidaridad apoyaba a Freda.

El legendario bar Canaletas se convirtió en Burger King, en el año 1982.

Con la muerte de Eduardo Mazo, se nos fue parte del inspirador de aquel universalismo, de aquella Barcelona después de la muerte del dictador, que el poeta supo interpretar al instalarse en la peatonal más prestigiosa de Europa. Entre los años 1980 al 2005, Mazo iluminaba con sus versos, adheridos a una mural de madera, que de manera ingeniosa colocaba, para que los transeúntes conociesen parte de su labor poética. Y así es que vendía sus libros.

Nació en 1940, su padre inmigrante sirio-libanes llegó a los dieciséis años a la Argentina, le regaló su apellido, Mahmoud y el coraje de la migración,descubrir que nadie es una identidad pura.

Mucha gente se reunía alrededor suyo, en las Ramblas, se hablaba literatura, se jugaba al ajedrez, jóvenes se acercaban y mostraban sus primeros poemas a Eduardo. También convocó a certámenes de poesía, bailes de tango, a tertulias en el Ateneo de Barcelona, fue una amigo activo de las Ramblas.

En su dimensión de periodista, entrevistó entre otros, a Maria Kodama, Saramago, Santiago Carrillo, Charles Aznavour, Horacio Ferrer, para el diario La Vanguardia.

Su amor al pueblo chileno, le hizo escribir un poema dedicado a Salvador Allende que Cesar Isella le puso voz y lo difundió en toda Argentina, Che Salvador. La hija del expresidente envió una carta de agradecimiento cuando Mazo recibió en Barcelona, el homenaje por sus 25 años de militancia poética en la Rambla.

Sus libros, con seguridad, se encontrarán en los anaqueles de aquella generación que supo arriesgar al todo o nada.

A la Rambla con amor

Enjaulada de pájaros y volada de niños
y coqueta de selva y desnuda de rosas…

cuando un viejo se acerca y te mira
cuando un loco te baila y te toca,

cuando rompe un sonámbulo el sueño
y despierta a tu luz que convoca,

cuando bebe un milagro en la fuente
la penúltima novia,

o te arrima un silencio el bohemio
recostado de gris en tu sombra,

o se va de tragedias el otro
a un suicidio de estrellas remotas,

o te invaden senyeras de gritos:
catalanas columnas heroicas,

cuando vienen muchachos a verte
con cuadernos y risas y estrofas,

cuando te buscan al paso
protector de tus tibias baldosas,

se te nota el orgullo en el aire
y un trocito de madre, se nota.

Y te vas despacito hacia el mar
clandestina de luz y historias,

mientras vuelan en blanco homenaje
cuatro rojas gaviotas,

y un poeta te escribe en la falda
y un pintor te da un besos en la boca

y en tu piel se conjugan a un tiempo
la humareda, la fiebre, la lógica.

Enjaulada de pájaros y volada de niños
y coqueta de selva y desnuda de rosas…

Eduardo Mazo