Renzo Rosselo (Montevideo, 1960) Escritor y periodista, ha trabajado en las áreas de sociedad, política y policiales para los diarios La Mañana, El Diario, La República, El Observador, revista Posdata y El País. Su primera novela, Valores y dublés (Yoea, 1991) ganó el premio “Biblioteca de Marcha” en 1989. En coautoría con Néstor Curbelo publicó Relatos criminales, crónica negra de Montevideo (Arca, 1994). Varios de sus relatos fueron publicados en el tomo titulado Blues del raje (EBO, 2008). Trampa para ángeles de barro (Graffiti, 1993; Cosecha Roja, 2010) obtuvo el Primer Premio compartido en el Concurso “Dashiell Hammett del Río de la Plata”. Posteriormente publicó Las Furias (Estuario, 2012) y El combatiente (Cosecha Roja, 2014). El simple arte de caer (Cosecha Roja, 2018) y Cien veces muerto (Cosecha Roja, 2019) forman parte de la saga “Los casos de Obdulio Barreras”.
Un sabor de la infancia
Ajo y perejil
Una manía confesable
Apilar los libros pendientes
Un amuleto
Libreta de notas
El último libro que leí
La extraña desaparición de Esme Lennox, de Maggie O’Farrell (excelente!)
Una película que me marcó
El Padrino
Algo que evito
Las muchedumbres
Si pudiera volver a empezar sería
Alguien mejor
Un lugar para vivir
Donde también vivan mis libros, las gatas y mi amo
Un lugar para volver
Siempre el mar
Una materia pendiente
Italiano
Un acontecimiento que cambió mi vida
El trasplante, literalmente
El escritor definitivo
Onetti
Algo que jamás usaría
Los colores chillones y la soberbia
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cada vez que por accidente el foco se detiene en mí
El lugar más feo del mundo
La cárcel, cualquiera.
Una rutina placentera
La caminata diaria
Me aburre
La televisión
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Pulpo a la plancha con papas locas
Una canción que aún me conmueve
Time after time ( en particular la versión de Miles Davis)
Un restaurante que nunca falla
La taberna vasca Pacharán
Algo que cambiaría si pudiera
Eliminaría las dos miserias: la material y la intelectual
El valor humano que más admiro
La honestidad
Una última palabra
Sálvense