Susette Kok (Hilversum, Holanda,1967). Cuarta generación de fotógrafos en su familia. Desde el 2002 vive en Montevideo. Comenzó el aprendizaje de la fotografía desde joven en el estudio de su padre. Estudió en la Universidad de Ámsterdam, Maestría de Comunicación y Relaciones Internacionales. Paralelamente, realizó varios cursos y talleres sobre la fotografía e imagen en el Centro de Bellas Artes en Ámsterdam. Se especializó en retratos bajo la influencia de su familia, pero con los años se volcó hacia la fotografía documental con fuerte presencia del rostro. Vivió y trabajó en varias agencias de publicidad en lugares diferentes como Holanda, Alemania, Singapur, Moscú y Nueva York. En el 2003 decidió seguir sus raíces y enfocarse 100% a la fotografía. Después de trabajar tres años como fotógrafa para diferentes clientes en áreas de moda, diseño y el retrato, decidió seguir su pasión y profundizar sus proyectos personales fotográficos con un fuerte contenido antropológico y social. Es autora de varios libros. Ha realizado múltiples exposiciones y muestras en Uruguay y a nivel internacional
Un sabor de la infancia
Cafe con leche y mucho azúcar en la casa de mi abuela.
Una manía confesable
Tapar todas las lucecitas en el dormitorio antes de dormir
Un amuleto
Un collar con una vieja moneda de África, regalo de una querida amiga.
El último libro que leí
Una novela holandesa increíble: Mijn lieve gunsteling de Marieke Lucas Rijneveld.
Una película que me marcó
One flew over the Cuckoo’s nest.
Algo que evito
Estar con personas negativas.
Si pudiera volver a empezar sería
Susette Kok, nacida en el mismo lugar con la misma trayectoria.
Un lugar para vivir
México.
Un lugar para volver
Nuestra casa, nuestro hogar.
Una materia pendiente
Tanta materia pendiente, pero lo estoy encarando. ¡Que la curiosidad no se apaga nunca!
Un acontecimiento que cambió mi vida
La maternidad.
El escritor definitivo
Son muchos, imposible reducirlo a uno. Alguien me dijo que a veces es mejor preguntar cual libro fue el libro que más regalaste: Cartas a un joven poeta de Rilke.
Algo que jamás usaría
Pollera mini.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando puse mi mano sobre la panza de una señora y me dijo que no estaba embarazada.
El lugar más feo del mundo
¿Será que existe?
Una rutina placentera
Despertarme temprano y tomar mi primer café con Paul.
Me aburre
Las personas que se toman muy en serio.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Ir en bici a buscar el mejor pan de masa madre, en la Resistence, 45 min en bicicleta.
Una canción que aún me conmueve
El Intermezzo de Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.
Un restaurante que nunca falla
Sometimes Sunday café, su ceviche vegetariano.
Algo que cambiaría si pudiera
La violencia en el mundo, la desconexión y los prejuicios al otro.
El valor humano que más admiro
La fidelidad.
Una última palabra
Encuentro.