Analizo la Copla II del ínclito Garcilaso de la Vega, intitulada Canción. Habiéndose casado su dama. Probablemente destinada a la famosa dama portuguesa Isabel Freyre. Está escrita en tres quintillas (estrofas de cinco versos de arte menor) con rima ABBAB en la primera y en la tercera estrofa, y con rima ABABA la segunda; y, traducida al español contemporáneo, dice así:
Culpa debe ser quereros,
según lo que en mí hacéis;
más allá lo pagaréis,
donde no sabrán conoceros
por lo mal que me conocéis.
Por quereros estar perdido
pensaba, pero no culpado;
mas que todo lo haya sido
así me lo habéis mostrado
que lo tengo bien sabido.
¡Quien pudiese no quereros
tanto como vos sabéis
por holgarme que paguéis
lo que no han de conoceros
con lo que no conocéis!
Vayamos estrofa por estrofa:
Culpa debe ser quereros
según lo que en mí hacéis.
Es decir, teniendo en cuenta lo que vos provocas en mí, culpa mía debe ser quererte.
Más allá lo pagaréis,
donde no sabrán conoceros
por lo mal que me conocéis.
Tengamos presente el subtítulo del poema. Más allá significa en el matrimonio; es decir, Isabel, cuando estés casada pagarás (sufrirás) el hecho de que tu esposo no te conocerá como lo mereces, de la misma manera en que vos a mí sólo superficialmente me conociste. Dicho en otros términos, no sabrán reconocerte lo que realmente vales, del mismo modo en que vos lo hiciste para conmigo. Esta será la causa del sufrimiento tuyo en vuestro matrimonio: vos no supiste conocerme como debías; tu esposo hará lo mismo para con vos, esto es lo que Garcilaso le dice al objeto de su amor.
Isabel amada, yo, el Destino, te digo que fuiste injusta para con Garcilaso, que tenía todo los méritos que se puede esperar de un hombre noble: soldado y poeta; da el cuerpo en la batalla y el alma en la poesía. Vos, noble dama, no supiste ver esto, y yo, el Destino, aplicaré mi rencorosa justicia en vos, en donde crees que vas a ser feliz y reconocida por tu carácter.
En la segunda estrofa, afirma Garcilaso que
Por quererte estar perdido
pensaba, que no culpado.
Garcilaso está perdido, pero no se siente culpable de nada. ¿Por qué dice esto? Pues bien, amar a una mujer casada –en el siglo XVI– producía un sentimiento de culpa (al menos en un hombre noble), y perdido, por no ser correspondido en dicho amor. Y todo esto fue efectivamente así; es decir, yo no estoy equivocado, dice Garcilaso, pues sabiendo vos, Isabel, que yo te amaba noblemente, aún así te casaste con alguien que tal vez no vaya a saber reconocerte. Nunca se sintió nuestro poeta culpado por amar a una mujer casada ni por amarla per se.
En la última quintilla, rencorosa y soñadora a la vez, se exclama
¡Quien pudiese no quereros
tanto como vos sabéis…
Es decir, se anhela que exista alguien que sea capaz de no amarla tanto a Isabel como ella bien sabe que todos los hombres que la han visto la han amado inmediata, enloquecida e inflexiblemente, casta y divinamente. Garcilaso desea esto por el simple hecho de que él quiere que ella pague por no haber reconocido su amor; Garcilaso desea que su matrimonio no prospere; Garcilaso desea que el esposo de Isabel no sepa valorarla; Garcilaso, en fin, quiere que ella sufra por su esposo lo que Garcilaso sufrió por ella: el desdén, la indiferencia, la ceguera sentimental. Y lo peor de todo esto (por despecho) es que a Garcilaso lo complacerá.
No culpemos los sentimientos de Garcilaso, que son los sentimientos de todo poeta, especialmente los humanistas, cuyo objetivo es autodestruirse a través de la poesía por no haber tenido un amor correspondido, como tal vez nos haya pasado a alguno de nosotros. Toda la lírica garcilasiana, por sus experiencias de vida y por la ya sabida influencia de Petrarca, versa sobre al amor, la desdicha; la mayoría de sus poemas están compuestas desde el dolor hacia el pesimismo. Véase, verbigracia, su Soneto I y IV; y ni hablar de las églogas o de la famosa y preciosa Ode ad florem Gnidi, donde puede apreciarse que Garcilaso estaba tan henchido de amor que tuvo la loable maestría de sentir el amor que sentía otro hombre (Mario Galeota) para componerle una canción a una amada que no era la suya.
Admirémoslo, pues: era un hombre de su época, una época en la que el mayor problema de los hombres era el amor.
EL AUTOR José Luis Krede Rossi (Argentina, 1997) es novelista, poeta y dramaturgo. Inició sus estudios literarios de forma particular, aunque su formación es básicamente, autodidacta. En octubre de 2020 publicó su primer libro, El rapto de las sabinas (Ediciones Del Boulevard, Córdoba, Argentina), un drama en tres actos y en verso. Actualmente trabaja en su segundo libro, una antología de cuentos de fantasía. Contacto: j-un99@hotmail.com