No hay caso, Oriente y Occidente ven las cosas de otra manera. Seguramente hay mil y un ejemplos de ello. Muchas veces hemos escuchado, por ejemplo, que una de las formas de protestar en un trabajo, no es hacer paro sino trabajar más. Eso es algo que se repite mucho a la hora de sufrir paros y detención de actividades por estos lares. Es decir, que el exceso de trabajo es un concepto que no es ajeno a la cultura japonesa. Uno de esos conceptos es el karoshi.
Karoshi es la palabra japonesa que significa muerte por exceso de trabajo, esto es, el síndrome que cada año se cobra la vida de alrededor de diez mil personas, en ese país, casi la misma cantidad de muertos por accidentes de tránsito.
El karoshi es un fenómeno directamente vinculado a la cultura laboral nipona, donde las huelgas por mejoras salariales se basan en trabajar el doble de lo habitual y -desde que se comenzó a mensurar, tras la Segunda Guerra Mundial- las jornadas de trabajo compiten por ser las más extensas del mundo.
Aparentemente, el karoshi fue la razón de la muerte de Kentaro Muira uno de los más importantes autores de manga (la historieta japonesa), que falleció hace algunos días a los 54 años, según los médicos como consecuencia de una disección aórtica aguda.
Muira se dedica a las historietas desde los diez años. En 1988 creó la monumental saga Berserk, una fábula fantástico-medieval que lleva vendidos cincuenta millones de volúmenes. Todo un récord editorial. La influencia de Kentaro Miura sobre la cultura y el entretenimiento global es mayúscula, y se expresa en territorios como el manga, el animé, el cine y los videojuegos. Berserk es una las obras cumbres del manga, la difundida historieta nipona. Exceptuando algunas que otras tiras sueltas, Kentaro Miura dedicó enteramente su vida y su carrera a crear y expandir este universo, compuesto por cuarenta “tankobon” (volúmenes compilatorios).
Según los entendidos, el detallismo de Kentaro Miura es infernal, en prácticamente todos los sentidos de la palabra. Admirado y profusamente copiado por un sinfín de otros creadores de historietas, el estilo de Miura se expresa con especial maestría en lo apocalíptico y lo dantesco. En este sentido, sus dibujos eran habitualmente comparados con las visiones infernales de El Bosco, el maestro renacentista holandés.
Cuentan sus conocidos, que Kentaro Miura lidiaba con una compulsión obsesiva vinculada a las largas jornadas de trabajo que promediaban unas 16 horas diarias, desde las 14 h a las seis de la mañana del día siguiente. Comenzó dibujando con lapicera y tinta china y cuando se vio obligado a pasar al formato digital, solía detenerse en cada pixel. A su equipo de colaboradores solamente le permitía intervenir en los fondos. Tras 30 años –7 días por semana– esta incontrolable pulsión creativa devino en extenuación física y emocional y, finalmente, en “karioshi”.
Karoshi mundial
Un reporte de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo advertía que las largas jornadas laborales aumentan las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. De acuerdo con la OMS, el exceso de trabajo y estrés laboral provocaron 745 000 muertes por accidente cerebrovascular y cardiopatía isquémica (dato de 2016). Se trata del primer estudio global que analiza las muertes y enfermedades asociadas con el trabajo excesivo y prolongado. El reporte concluye que trabajar 55 horas o más a la semana se asoció con un 35 % más de riesgo de accidente cerebrovascular y un 17 % más de riesgo de morir por una enfermedad cardíaca. Otro dato preocupante publicado en el estudio es que, a menudo, las muertes ocurren incluso décadas después.
Según la periodista Karina Fuerte «aunque Japón es comúnmente el primer país en el que pensamos cuando queremos dar ejemplos de culturas laborales exigentes (incluso recientemente las empresas tienen que “obligar” a sus empleados a tomar días de vacaciones), este fenómeno no es exclusivo de este país como pensarían muchas personas. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el 11 % de sus países miembros las personas trabajan más de 50 horas a la semana. En el Índice de Balance vida-trabajo publicado por la OCDE, los cuatro países donde las personas trabajan más horas son Turquía con el 33 % de los empleados, seguida por México con cerca de 29 %, Colombia con el 26.6 %, Corea del Sur con 25.2 % y hasta el sexto lugar encontramos a Japón, con el 17.9 % de sus empleados. Si bien estas cifras ya son preocupantes, la OMS advierte que la pandemia está acelerando la tendencia hacia un aumento de las horas de trabajo. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto tentados (u obligados) a extender nuestro horario laboral durante la pandemia? El hecho de tener la oficina en casa hace más difícil poner límites y establecer un verdadero balance vida-trabajo que nos permita dedicar parte de nuestro tiempo al ocio, al cuidado personal, de la familia y los amigos. El problema no solo es causado por los empleadores que exigen largas jornadas laborales, se trata de un problema sistémico, una cultura en la que el valor de una persona se mide según su productividad.»
“La pandemia de COVID-19 ha cambiado significativamente la forma en que muchas personas trabajan”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. Continúa la periodista Fuertes, «pero si bien la pandemia ha empeorado las condiciones laborales, de salud y bienestar de muchas personas, también presenta una ventana de oportunidad para repensar cómo trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Llevábamos más de 30 años trabajando de una manera brutal, hasta el agotamiento extremo y, muchas veces, sin darnos cuenta o sin preguntarnos: ¿es esto normal? No, no es normal ni deseable. “Trabajar 55 horas o más por semana es un grave peligro para la salud”, advierte la Dra. Maria Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud.»