Baltazar Benitez: de Piazzolla a la guitarra de Victoriano Santos | Gonzalo Recuero

Debo confesar que soy algo obsesivo a la hora de perseguir un libro que no tenga o un disco de vinilo que quiera escuchar.

En las últimas horas llego a mis manos un lote de tres discos de Astor Piazzolla por los que pujé tenazmente en una subasta, especialmente uno grabado en 1965 llamado “El Tango”, sobre textos de Jorge Luis Borges.

Piazzolla, del que el 11 de marzo pasado, se celebraron 100 años de su nacimiento en 1921, es uno de los músicos que más disfruto escuchar. Nacido en Mar del Plata y criado en Nueva York, en la década del 40 se sumerge en el tango. Lo demás es historia conocida y disfrutable en cada composición. En mi caso, quizás por algún conflicto no resuelto por querer y no saber tocar la guitarra, lo que más me gusta de Piazzolla es cuando la incluye. Especialmente en “Concierto para Bandoneón, Guitarra y Cuerdas”, donde ésta se luce magistralmente. Es este uno de los discos que me obsesiona encontrar; más aún si la guitarra es tocada por un maestro, como lo fue nuestro Baltazar Benítez.

Escribe Piazzolla en un pentagrama el Futuro de la música de Buenos Aires es el “Nuevo Tango” cuando es compuesto e interpretado por buenos y verdaderos músicos, en este caso Baltazar Benítez le da a mi música el verdadero sabor del Nuevo Tango “.

La relación de Baltazar Benítez con la guitarra comienza de niño y tiene mucho de nuestro ADN duraznense, dijo alguna vez el Maestro: “Resulta que Carlos Gardel hacia todos los años un concierto… y además rifaba una guitarra construida por la casa Núñez de Buenos Aires…Mi padre había ido con su hermana a ver el concierto y ganaron la guitarra. Bueno, la ganó su hermana con el número de la entrada, y a mi padre le gustaba esa guitarra porque era copia de la guitarra de Gardel, pero su hermana no se la quería dar. Un día a su hermana se lo rompió el auto y mi padre se lo arregló. De pago por el trabajo su hermana le regaló la guitarra y esa guitarra quedó en casa. Cuando mi padre falleció estaba arriba del ropero, nosotros con mi hermano la bajamos, le pusimos cuerdas y se la llevamos al lado de casa, a la oficina de la “Norteña” donde trabajaba Baltazar Rivero “El Tigre”, y se la mostramos. El de inmediato la afinó y nos tocó una Milonga Campera… Y además nos la enseñó, una semana más tarde se la tocamos de vuelta con variaciones lo que para él fue una sorpresa y así fue mi comienzo con la guitarra…»

Comienza a estudiar guitarra con Pedro Machín y luego con Abel Carlevaro, en 1970 resulta ganador del concurso de guitarra organizado por el Centro Cultural de Música del Uruguay y obtiene una beca para estudiar en España bajo la tutela del José Tomás, asistente del legendario Maestro Andrés Segovia.

En 1976 llega su primer disco con obras latinoamericanas y en 1980 el segundo que incluye la célebre Suite para Laúd en Mi Menor de J. Sebastián Bach. En esa época comienza su relación con Piazzolla, quien queda admirado del arte de Benítez luego de escucharlo en una tertulia en Paris a la que también asistieron, entre otros, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Horacio Guaraní. En 1984 graba el primero de sus discos dedicados a la música de Piazzolla y en 1985 estrenan el ya mencionado “Concierto para Bandoneón, Guitarra y Orquesta”

En 1987 el New York Times da cuenta del concierto de Baltazar Benítez y dice: “es un guitarrista de Uruguay que ha estudiado con el maestro español Andrés Segovia…. Benítez trajo un programa en gran parte de piezas latinoamericanas al Merkin Concert Hall… logra un efecto atmosférico sin perder nunca el impulso de la música. Su repertorio, con piezas de Villa-Lobos, Fabini, Agustín Barrios, Astor Piazzolla y Ernesto Cordero, ilustra el vínculo natural entre los llamados »clásicos» y la música de la cultura popular, que parece emanar tan fácilmente de compositores latinoamericanos”.

Esa atmosfera creada en el Merkin Concert Hall de Nueva York, fue la misma que disfrutaron miles de espectadores que asistieron a los principales auditorios del mundo.

Pero el Maestro Baltazar Benítez también fue el luthier Victoriano Santos. Quien no solo fabricó guitarras, sino que estudió y restauró un gran número de guitarras clásicas de una variedad de marcas reconocidas, legando para las venideras generaciones de luthier una decena de planos detallados y digitalizados para la construcción de guitarras. “Fleta” y “La Estrella”, guitarras que lo acompañaron en tan prolífica carrera fueron construidas por él, y es muy ilustrativa la historia de “La Estrella”, pues fue construida con la roseta de la guitarra de su padre (un octágono de nácar), aquella que sorteo Carlos Gardel y que les afinara a sus 12 años “El Tigre” Rivero.

En el año 2010 la provincia de Santa Fe homenajeó conjuntamente a Eduardo Falú y Baltazar Benítez y recién dos años después, en una colmada “Sala Julio Martínez Oyanguren” un grupo de músicos amigos brindan un concierto de guitarra en homenaje al Maestro Benítez; en esa oportunidad el multipremiado Maestro Argentino Néstor Auqui ( ganador del Premio Villa-Lobos) da cuenta de “una profunda y tremenda emoción, gratitud, reconocimiento y admiración” por  la influencia que Baltazar Benítez ha tenido en su música, y deja ante el silencio del auditorio una pregunta que es casi una sentencia, dice : “Yo me pregunto si ustedes, los Duraznenses, han logrado dimensionar como lo hacemos nosotros a este referente”.

Quien esto escribe, une su voz a la de aquellos que sostienen que Durazno le debe un reconocimiento al Maestro Baltazar Benítez. Quizás si Nuestro Señor así lo dispone, cuando nos podamos sentar a la mesa de un café y el distanciamiento sea solo una anécdota, deberíamos realizar un gran homenaje ciudadano y gubernamental (sin ausencias que nos avergüencen somo sociedad) reconociendo y resaltando esquinas y zaguanes, colocando historias en las paredes, descubriendo placas en los teatros, para así honrar la historia y la memoria de este genio de la música que transitó las mismas calles que transita usted, querido lector, y que hizo conocer nuestro pago chico recostado al Yi, en los teatros y auditorios más exclusivos del mundo.

A la Filosofía Barata y los Zapatos de Goma se le escapa un lágrima disimulada, mientras escucha en Spotify a la mágica guitarra del Maestro Benítez interpretar “Verano Porteño” mientras busca afanosamente en las subastas de internet el disco, que ya va a llegar.