La idea del libro “Ficciones sobre ciegos” es buena y necesaria por muchos motivos. Quizás uno puede pensar que es una forma ingeniosa de recaudar fondos para financiar el proyecto de Tiflolibros. Y lo es. Pero antes que eso, lo que propone Tiflolibros es una buena iniciativa para acercar libros, artículos, creaciones a personas ciegas o con deficiencia visual.
Seguramente muchos hemos imaginado qué pasaría con nosotros, los que vemos, los videntes, si fuéramos ciegos. Lo habremos pensado más de una vez. Cómo nos desenvolveríamos si careciéramos de este sentido fundamental que es la vista. Mucha información nos llega por los ojos. Lo que vemos es la verdad. Ya lo dice el dicho, “ver para creer”. Entonces, ¿qué pasa cuando carecemos de la visión? Vamos a pensarlo, Ud. que está leyendo normalmente ahora esta página. Un minuto. ¿Qué es lo que pasaría si no vieran?
A fines de los 90, el recordado actor y comunicador Fernando Beramendi, junto al actor Till Silva, representaron una obra en la Alianza Francesa, “La gota” de Guy Foissy. La obra se realizaba totalmente a oscuras. No se veía nada. Recuerdo un cartel a la entrada de la sala que advertía que si uno era claustrofóbico o tenía problemas con la oscuridad, no ingresara. Todavía recuerdo la sensación de ahogo que sufrí en aquel momento. Fue una experiencia única. El comentario de quienes fuimos a ver la obra fue “¡qué espantoso no ver nada!”. “Esa oscuridad, ese negro profundo ¿es lo que ven los ciegos?”
Till Silva recordaba aquella actuación comentó que fue muy sacrificado todo el proceso de ensayos de aquella obra, con antiparras para acostumbrarse a la oscuridad, para acostumbrarse a la nada. “Estuvimos ensañados en que no se viera nada, ni siquiera que ingresara un hilito de luz en alguna puerta. Era estar en el vacío… era no tener arriba y abajo” .
¿Los ciegos sienten estar en el vacío? ¿Los ciegos no tienen arriba o abajo? Creo que es desde aquí donde comienzan los problemas. Miramos (nunca mejor aplicado este verbo) el problema de la ceguera desde quienes tenemos visión. Seguramente para muchos, las deficiencias visuales o la ceguera lisa y llana puede pudo haber sido algo traumático que con el tiempo se va superando. Para muchos debe haber sido algo mucho más llevadero. Por eso es que nos parece increíble la lección de superación que permanentemente dan los ciegos en forma permanente.
En muchos de los trabajos que integran el libro “Ficciones sobre ciegos” vemos como la imaginación es un elemento clave. La imaginación y el mundo interior. “…he perdido solamente //La vana superficie de las cosas” dice Borges en un poema, y en otro aclara que “A los otros les queda el universo (por los videntes)// a mi penumbra, el hábito del verso” Hay en el ciego una potencialidad y un desarrollo de los otros sentidos. Eso está comprobado. Por eso menciono lo de la imaginación, la imagen que el ciego se forma de las cosas. Es decir, lo que el ciego “ve” ante un relato o descripción de un tercero. Estoy pensando en el cuento de Pedro Mairal donde un ciego apela a su memoria sobre cuadros para entender la realidad que lo rodea. ¡Qué importante es la memoria visual!
La lectura de este libro de relatos busca provocar una reflexión permanente sobre la ceguera y lo logra. No solo nos encontramos con una serie de cuentos, con un tema en común, sino que la variedad de las historias nos propone diferentes formas de observar el fenómeno de la ceguera. Inclusive en la introducción de cada uno de los cuentos, se nos permite acceder a un aspecto que tiene que ver con la relación entre ciegos y videntes, o con la forma en que los ciegos tratan de abrirse camino en una sociedad que no considera a quienes padecen alguna discapacidad. En ese aspecto también estamos frente a un libro valioso, que enseña a sacarle tremendismo a la ceguera. Porque los primeros que no se ahogan en un vaso de agua son los propios ciegos. Tampoco seamos ingenuos y no podemos plantear que la ceguera es el mejor de los estados posibles. No. Borges dijo que no se podía aceptar la ceguera como un regalo. Él admitió a regañadientes que la ceguera le había entorpecido y tenía ya que depender más de su memoria. Este proceso es el que hacen la mayoría de los ciegos y el libro logra transmitirnos estas ideas. Además todo es doblemente valioso porque estamos en una sociedad que hace poco por quienes tienen este tipo de problemática. Vivimos en una sociedad llena de obstáculos que complican la vida de quienes tienen deficiencias visuales. Y esto lo sabemos por el testimonio directo de ellos o por sacar una conclusión muy concreta: la ciudad es una ciudad llena de obstáculos para quienes no tienen ningún problema, así que no hay que pensar demasiado lo que debe luchar quien tiene alguna discapacidad para poder vivir tranquilamente en una ciudad que parece que se empeña en complicar las cosas.
Uno de los puntos más valiosos que tiene el libro, es lo referente al humor. Claro que son grandes firmas, excelentes autores los que integran esta antología. Eso está fuera de discusión. Pero mucho de los textos elegidos son textos llenos de humor, humor sobre la ceguera, humor negro. Y esto es una cualidad, casi una filosofía de vida sobre cómo sobrellevar la discapacidad.
El libro nos demuestra también cómo debemos encarar los familiares, los amigos, los vecinos, la sociedad en general, la relación y el vínculo con los ciegos. Es lo que se plantea en el cuento “El país de los ciegos” de H.G. Wells cuando se plantea si el mundo está preparado para todos o si la ignorancia y la incomprensión de los ciegos no son las mismas que la de la mayoría de las personas frente a las diferencias de los otros.
No voy a entrar al detalle de los trabajos de “Ficciones sobre ciegos”. La estatura intelectual de la selección habla por sí misma de la calidad de los trabajos. Mempo Giardinelli, Eduardo Galeano, José Saramago, Mario Benedetti, Umberto Eco, Ernesto Sábato, Pedro Mairal, hasta la Biblia, entre otros, es suficiente para entrar en la lectura. Les aseguro que la experiencia es absolutamente luminosa.