La sombra | Joaquín Doldán

Ilustración Jaime Clara

 

Una noche, Fernando me contó que estaba dormido y sintió que lo miraban. Al abrir los ojos vio una cara en la pared. Era una sombra que dibujaba el rostro de un hombre. Lo miraba fijamente. Éramos muy jóvenes, quizás doce o trece años, pero ya en aquel entonces mi amigo tenía bastante sangre fría para las situaciones más adversas, por más sobrenaturales que fuesen, así que, dejando de lado el miedo, trató de comunicarse telepáticamente, con la sombra. Dice que pensó en saludarlo y preguntarle si necesitaba algo. El rostro le dio una respuesta extraña: frunció el ceño. A lo que mi amigo, respondió de forma aún más extraña, le dio una piña a la pared. Inmediatamente la imagen desapareció.

No sé lo que vio. Pero lo conozco suficiente para asegurar que eso sucedió tal y como me lo contó.

Desde ese día, nunca más pude dormir mirando a la pared.