José Miguel Onaindia (Buenos Aires, 1954) es gestor cultural y abogado especializado en derechos culturales. Entre otras distinciones, obtuvo el Premio a la Vocación Académica entregado por la Fundación del Libro en 2002, el Premio María Guerrero al reconocimiento por su gestión cultural en 2010 y la distinción como Personalidad destacada en el ámbito de la cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires otorgada por la Legislatura porteña.
Un sabor de la infancia
Mermelada de durazno.
Una manía confesable
Ver muchas veces la misma obra o película, escuchar repetidas veces la misma canción.
Un amuleto
No uso. Pero en un tiempo llevaba un gotero con flores de Bach para toda situación tensa.
El último libro que leí
«Visiones para Emma», de Daniel Mella.
Una película que me marcó
«La Ciénaga», de Lucrecia Martel.
Algo que evito
La violencia en todas sus formas.
Si pudiera volver a empezar sería
Director de cine entre los 60 y los 90 del siglo XX.
Un lugar para vivir
Madrid.
Un lugar para volver
París.
Una materia pendiente
Aprender a bailar tango.
Un acontecimiento que cambió mi vida
Aceptar la dirección del Instituto Nacional de Cine de Argentina.
El escritor definitivo
Gustave Flaubert.
Algo que jamás usaría
Anillos, cadenas.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando presenté a una conocida actriz con el nombre de otra.
El lugar más feo del mundo
Los mataderos de cualquier lugar y de cualquier animal.
Una rutina placentera
Desayunar viendo y leyendo las noticias, mandando los primeros tweets del día.
Me aburre
Las conversaciones sobre dinero.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
No tengo extravagancias gastronómicas sólo altero los horarios de las comidas del día.
Una canción que aún me conmueve
Balada para un loco, cantado por Amelita Baltar.
Un restaurante que nunca falla
Alvárez.
Algo que cambiaría si pudiera
La pobreza extrema, me parece el gran crimen de la sociedad contemporánea.
El valor humano que más admiro
La inteligencia con sentido del humor.
Una última palabra
Gracias.
