La música tiene un poder especial y siempre marca el compás de la vida. Cuando estamos enamorados hay música que nos recuerda a una persona especial. Es difícil concentrarse, es difícil escribir, es difícil pensar. Son muchos los ejemplos de aquí y de allí, y que tienen un efecto directo en nuestra percepción de la realidad o, al menos, en el intento de percibirla. Aunque todas y todos estamos relativamente acomodados en una zona confortable donde sucede la vida, es decir, el día a día que hemos organizado aunque a veces sea caóticamente, de pronto un día sucede una serendipia.
Voy a poner algunos ejemplos de estas canciones que son la banda sonora de la serendipia. A día de hoy, de mi serendipia. Edurne y Efecto Pasillo cantan ‘Cómo tú’ donde nos emocionan al explicar “que alguien como tú no volvería a encontrar, que solo pasa una vez en la vida” y por más que busquen en cada esquina se preguntan “¿Quién me alegra el corazón como tú? ¿Quién me saca las sonrisas como tú?”. Seguro que muchas y muchos lectores ya están pensando en alguien especial. Yo también.
El grupo Bombai tiene una canción que se titula ‘Tú me has cambiado’ donde relatan que “hiciste que mi cielo se pintara de azul, y apareciste tú entre la multitud, y tengo que decir, tú me has cambiado, suerte la mía al poderte encontrar, me complementas eres mi mitad, como el sol y la luna, el agua y la espuma del mar, tú me has cambiado, como nunca pude imaginar, y de tu mano me dejo llevar, me quitas las dudas, qué buena fortuna me das”. La fortuna no es lo que tenemos, es lo que somos, y hay personas que nos hacen mejores por como son. Hay personas que son fuente de buenas vibraciones y felicidad. Compartir tiempo con ellas es mucho más que tiempo compartido, es tiempo que no solo suma sino que multiplica porque es tiempo sin reloj. Es tiempo de felicidad.
Ana Mena y Rocco Hunt cantan ‘A un paso de la luna’ y la música suena para decir un sinfín de palabras bonitas, enlazadas unas a otras, de donde emerge de nuevo la serendipia que verbalizan diciendo “te sientes bien a un paso de la luna, confía si te digo que no es una locura, tan solo atrévete vivamos nuestra historia, parece que el destino nos ha juntado a posta”. Y resumen uno de los significados de la felicidad: “cuando pienso en ti, yo sonrío”.
A estas alturas de la nota, si aún siguen leyendo, ya habrán visto que el texto escapa hoy de mi zona de confort, que todas y todos tenemos y de donde no es fácil salir. Solo unas pocas personas nos conocen fuera de nuestras zonas de confort. Ahí mostramos también quién y cómo somos. Ser naltrus (‘nosotros’, como decimos en algunas zonas de Catalunya) mismos es un privilegio que no siempre está al alcance. A veces la cabeza y el corazón se contradicen, y es difícil saber a cuál seguir. ¿Es mejor arrepentirse de algo que has hecho o de algo que no has hecho? No hay una respuesta perfecta, sino la respuesta adecuada a lo que sentimos en el momento y el lugar donde estamos. Aquí y hoy, redactando este pequeño grupo de frases.
No se vayan aún, no podría finalizar sin hablar de comida. Porque ya saben que enamorados a veces es difícil incluso comer. Pero luego la comida nos recuerda que es precisamente fuente de esta serendipia. Probar un queso, una flor (¡comestible!), o un dulce de chocolate son origen de una felicidad a veces más efímera de lo que nos gustaría. Lo importante es que la compañía haga que ‘I feel more myself with you’. Entonces sabes que has encontrado a la persona con la que te gustaría compartir tu vida.