Valoro la delicadeza, por lo infrecuente | Eloy Tizón


Eloy Tizón (Madrid, 1964) es escritor. Ha publicado tres novelas:
Labia, La voz cantante y Seda salvaje; tres libros de relatos: Técnicas de iluminación, Parpadeos y Velocidad de los jardines; y el ensayo literario Herido leve. Treinta años de memoria lectora
Está considerado uno de los mayores exponentes de la narrativa breve en lengua española de finales del siglo XX y las primeras décadas del XXI​.

Un sabor de la infancia
Todas las chucherías. El regaliz rojo. El paloduz. El vino con gaseosa de los veranos.

Una manía confesable
La puntualidad.

Un amuleto
La foto de alguien a quien amo, cerca del corazón.

El último libro que leí
La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin.

Una película que me marcó
Arrebato de Iván Zulueta.

Algo que evito
No me gustan las aglomeraciones; me agobio. No soporto a los charlatanes. Ni a los pesimistas congénitos.

Si pudiera volver a empezar sería
¿Un poco más rico?

Un lugar para vivir
Madrid, porque es mi casa.

Un lugar para volver
Venecia. Buenos Aires.

Una materia pendiente
Dominar varios idiomas.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Uno malo, la muerte de mi hermana mayor. Uno bueno, mi primer libro publicado. Ambos sucedieron con pocos meses de diferencia.

El escritor definitivo
Marcel Proust.

Algo que jamás usaría
El cepillo de dientes de otro.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando el tren pegó un frenazo y yo me senté sobre los muslos de aquel señor tan serio. Al levantarme, sin querer, le di un pisotón.

El lugar más feo del mundo
Las playas o los parques llenos de basura.

Una rutina placentera
Sentarme ante mi escritorio, cada mañana.

Me aburre
Discutir sobre política.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Picar entre horas tortitas de maíz.

Una canción que aún me conmueve
Disarm de The Smashing Pumpkins.

Un restaurante que nunca falla
Taberna Carmencita, en Madrid.

Algo que cambiaría si pudiera
Que la literatura estuviese bien pagada.

El valor humano que más admiro
La delicadeza, por lo infrecuente.

Una última palabra
Gracias.