Hoy es 24 de agosto. Un 24 de agosto muy especial en el que se exhorta a no salir a «celebrar» la archiconocida y sobredifundida Noche de la Nostalgia. Se dice que es el día en el que más salen los uruguayos, aún más que en las fiestas tradicionales o algún feriado o temporada. Era, hasta el año pasado, una suerte de manada convocada, aparentemente, por la música de tiempos pasados. La oferta gastronómica se volvía, muchas veces, elemental, reducida y cara, porque la convocatoria era otra cosa. El espíritu dicharachero estaba a la orden del día, a veces hasta el hartazgo. Esperemos que hoy, todo esto no suceda, porque la pandemia ha puesto en jaque a la salud de la población y la reuniones de personas en lugares cerrados, en días tan fríos, son un potencial peligro de contagio que Uruguay no debe arriegar.
Dicho esto, también es bueno aclarar, que no renegamos de la práctica del recuerdo. La nostalgia no es perjudicial en sí misma, el problema es vivir anclados en ella. Todo lo contrario. Sin embargo, anualmente, los uruguayos estamos sometidos a un ejercicio que es una mezcla de oportunismo comercial, con experiencias marketineras y necesidad de recuerdo. Asumo mi cuota de responsabilidad, porque los medios de comunicación son los grandes difusores de este movimieno.
La idea surgió, hace ya un buen tiempo, del empresario Pablo Lecueder, dueño de la ex Radiomundo (CX 32) y de Océano FM. La primera fue una reunión exitosa y luego se transformó en una cita obligada del calendario anual de convocatorias populares. En vísperas del día en el que se celebra la Independencia, miles de uruguayos se movilizan para celebrar una noche que revisa el pasado de cada uno en una suerte de “efecto placebo colectivo”.
Según la definición de diccionario, se denomina efecto placebo al fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar con un falso tratamiento, aparentemente porque el enfermo espera o cree que funciona. En medicina, el efecto placebo suele tener su utilidad en el diagnóstico de ciertos procesos psíquicos o psicosomáticos. Un placebo es una sustancia farmacológicamente inerte que es capaz de provocar un efecto positivo a ciertos individuos enfermos si éstos creen o suponen que la misma es o puede ser efectiva.
“La noche de la nostalgia” es una práctica que le hace mucho bien a los integrantes de más de una generación, pero en realidad forma parte de un tratamiento inocuo y que muestra uno de los síntomas más claros de lo que hoy se denomina como “uruguayez”.
En un editorial en su programa de radio hace algunos años, el periodista Emiliano Cotelo dijo que “claro, es que cuando nos ponemos a pensar en esa facilidad que tenemos los uruguayos para añorar los éxitos del pasado y, al mismo tiempo, la dificultad y la lentitud con la que asimilamos los cambios que se dan en el mundo, da para pensar si aquí no está haciendo falta que alguien se anime ahora a inventar algo parecido al Día del Futuro. No vendría mal una actividad que nos entretuviera y que nos movilizara, eventualmente que fuera también un éxito comercial, pero que, al mismo tiempo, nos desafiara y nos hiciera reflexionar a propósito de todo lo que nos falta para ponernos a rueda con los tiempos que corren y sobre cómo eso depende de nosotros mismos, de lo que seamos capaces de aportar, tanto en grupos como también individualmente”. De hecho, La diaria, tomó la idea unos años después y generó productos periodísticos y actividades con esa idea, mirar hacia adelante, hacia mañana, en lugar de ayer.
En los días de mayor fervor de la Noche de la nostalgia, aparecían en los escenarios uruguayos figuras, cargadas de años y con cada vez menos pelo. Muchos llegaban desde Argentina. Uno los miraba muchas veces, no con nostalgia, sino con lástima. Bienvenida la fiesta y la pachanga cuando se lleva en el espíritu y en el alma todo el año. Cuidado con creer que “La noche de la Nostalgia” nos hace más jóvenes por acto de magia. Eso sería efecto placebo. O espejitos de colores, como los de las bolas que cuelgan en cada pista de baile todos los 24 de agosto, que insistimos, no deberán estar esta noche.
Para profundizar en el tema de la nostalgia, sugiero leer esta nota, publicada hace algún tiempo en Delicatessen.uy, que analiza el origen de este concepto Pueden leer aquí