Colección ‘Flor del espinillo’ edita a poetas del mundo | Carolina Zamudio

A todos suele determinarnos nuestro lugar de infancia. La vida toda se convierte, así, en un lento e infructuoso regreso a esa suerte de Arcadia perdida, al propio paraíso personal. Allí está la raíz, pero también las espinas y la flor. Intuyo que el haber nacido en una ciudad pequeña del noreste de Argentina marcó mi relación particular con la naturaleza y el cielo nítido de la llanura, y también determinó la predilección por el silencio que me lleva a antiguas siestas en las que todo alrededor parecía disolverse, para dejar paso a algo que existía más allá de lo tangible. Quizá por eso, Seguir al viento, el primer poemario que me publicaron, comienza con este epígrafe: «Buenos Aires me florece lapachos y palabras solo porque alguna vez, con devoción provinciana, en Curuzú me sembraron».

Hace poco, leyendo la autobiografía de la uruguaya Cristina Perri Rossi volví a constatar esa predestinación de los escritores de rebuscar en su infancia para amigarse quizá con los pequeños tormentos y traer al presente lo dulce que queda de lo fundacional. Será por eso que poder volver, justamente en este momento, de forma virtual desde mi casa en Uruguay a mi tierra, y disfrutar de una fiesta de escritores del mundo, sea una hermosa versión de otro de los nudos en el rosario de los regresos, solo posible gracias a esta extraña época. De alguna forma, en lo colectivo, también embrionaria.

Lo cierto es que del 19 al 23 de agosto se llevará a cabo vía streaming el «Encuentro Esteros», en el marco de la IX Feria del Libro de Curuzú Cuatiá, ciudad de la mesopotamia argentina con una gran tradición musical —el chamané, más concretamente— y otras pequeñas hazañas que le dan su impronta, como ser el primer pueblo patrio de la Argentina, fundado en 1810 por Manuel Belgrano en su campaña al Paraguay, o contar con la biblioteca más antigua de su provincia, Corrientes.

La cita reunirá a treinta y cuatro poetas de diecinueve países que dialogarán simbólica y concretamente con autores locales. La feria no solo será por primera vez internacional, sino que editará veinte libros digitales de descarga gratuita con la obra de los treinta ocho participantes. Por eso de la tierra a lo que aludía antes, de las espinas y las flores, por eso también de este momento histórico, la colección se llamará: Flor del Espinillo.

Por Uruguay participan Mariella Nigro y Rafael Courtoisie, quienes compartirán espacio con poetas argentinos, colombianos, peruanos, brasileños, venezolanos, bolivianos, chilenos, dominicanos, estadounidenses, ecuatorianos y mexicanos. Por Europa y Asia, habrá presencia de España, Italia, Estonia, Kurdistán, Alemania, Arabia Saudita y Turquía. «A pesar de estos tiempos, la comunidad sigue apostando al desarrollo cultural. En las crisis, una de las mejores herramientas es la creatividad, por ello decidimos abrirnos al mundo a través de la feria, espacio que nos permitirá compartir nuestra identidad, ¿quiénes somos y de dónde venimos? Una gran oportunidad de contarles a un sin fin de receptores nuestro riquísimo acervo cultural», afirma José Irigoyen, intendente municipal.

Adelantamos para Delicatessen.uy, algunos poemas de los invitados al «Encuentro Esteros», organizando por la municipalidad de la ciudad y la Fundación Esteros, creada y gestionada en Uruguay:

I Ching
(Gabriel Chávez Casazola, Bolivia)
 
El hombre sabio construye su casa
con amplios corredores
para sentarse a tomar el fresco
en la acera exterior
los días calurosos
y ver caer la tarde en los días de tedio,
saludando a quienes pasan
con una leve inclinación
de cabeza,
mientras estos le sonríen,
agradecidos por ofrecerles cobijo del sol
cuando caminan,
y cobijo del agua cuando llueve
y el hombre sabio está dentro de su casa,
destilando hasta el ocaso
el mosto del ayer. 

Las herencias
Camila Charry Noriega (Colombia)

Hemos heredado lo bello
de todo lo que nos cubre con su espanto;
la sombra del pino donde cantaba el día
el rincón del cuarto donde murió la pasión.
La luz sostiene hoy una música triste
que sobre el cuerpo se cierra;
luz carnívora que envenena el futuro.
Heredamos, como una enfermedad,
el amor por lo que huye
la herida que cicatriza sobre la herida de siempre,
el largo detenerse de los pasos que se alejan,
los ruidos menos humanos que el pánico hace familiares
como la presencia de Dios.

Confesión en frío
(Xavier Oquendo Troncoso, Ecuador)

Donde el amor esté
yo salgo solo.
Quiero alentar a un árbol por su fruto,
a un pájaro que ocupa un puesto
en el tejado de mi espacio.
Donde el amor esté,
estará ese pájaro adherido a un árbol.

2
(Betsimar Sepúlveda, Venezuela)
De la nervadura abierta de la luz
cae un pájaro herido de cielo
Desciende como ruina del viento
trueno rojo en el fin de su vuelo
Lloro la belleza de su canto desperdigado por la tierra
Pero la tierra sabe que de pájaros y poetas
    se amasa la hostia
               en el hambre de Dios.

Carolina Zamudio. Poeta residente en Montevideo. Creadora y directora de la Fundación Esteros. Colaboradora habitual de Delicatessen.uy

Nota Zamudio