Sobre «El volumen impreciso del amor» | Jaime Clara

Tuve un gran amigo, hombre sabio y bueno, con un corazón tan grande, que no tenía lugar en un mundo lleno de egoísmos y maldades varias. Jorge Milans murió hace algunos años, demasiado pronto, no sólo para que lo extrañáramos, sino para que, cuando lo recordáramos, tuviéramos en cuenta todo lo que nos enseñó, que lo lleváramos a la práctica, porque su prédica fue justamente, una prédica de amor, de libertad. Entre esas enseñanzas, él permanentemente hablaba del amor. El amor entre las personas como señal de afecto; el beso y el abrazo como forma de acercamiento hacia el otro, aunque nos sintamos ajenos. Pregonó la convivencia y la tolerancia en un país que, nos decía, necesitaba quererse mucho más. Quererse uno mismo y querer al otro. Él entendía que algunos nos sintiéramos incómodos con su relato, porque creíamos, equivocadamente, que esto del amor suena un poco cursi. Hoy, los años, los revolcones y el encuentro con la persona indicada me han demostrado que Jorge tenía razón.

Radamés Buffa (Montevideo, 1952) además de docente de historia, escritor, y especialmente poeta, como un científico de laboratorio busca aterrizar un concepto tan etéreo e intangible, como lo es el amor. El amor, que por su misma esencia es incorpóreo, tiene en este libro una búsqueda de esos límites, de ese volumen, del peso específico, del lugar que ocupa en cada uno de los lectores.

Este nuevo libro de Buffa, El volumen impreciso del amor, no es el libro de un poeta, sino que es un coro de voces -muchas y variadas- que susurran ideas y sentimientos sobre el amor, los vínculos, las miradas, las complicidades, el sexo, las lecturas, la indiferencia, el arrojo, las caídas y los resbalones, las lágrimas de tristeza y las de alegría. En fin, un libro sobre el amor que fue, el que es, el que será, el deseado y también el imposible, porque el mundo también está lleno de amores inalcanzables. Incluso, muchas veces hay que pasar malos momentos para encontrar la felicidad esquiva. La paciencia y el cuero curtido son necesarios para que ese amor soñado llegue en los descuentos de la vida.

¿Cómo sería la banda sonora del concepto amor? El abanico musical es muy variado y amplio. Podría ir desde el melódico internacional, esa estética kitsch, pretenciosa, que muchas veces raya el mal gusto, hasta el bolero, más auténtico y fidedigno género que transmite los sentimientos del amor roto, de la pasión incontrolada o de la complicidad en el querer. O podríamos llegar a algunos momentos épicos del tango, donde el amor se canta en sus mil y un posibles versiones. Pienso en “Pasional”, “Destellos”, “Qué me van a hablar de amor”, “Mala suerte”, “Hasta siempre amor”, “Nada”, “Como dos extraños”, entre tantos. Si, creo que algunos esos tangos, serían la música que le pondría a este libro.

El volumen impreciso del amor –
Radamés Buffa – Editorial Yaugurú – $ 350

Este texto es el prólogo que escribí, para el libro en cuestión, accediendo a una generosa invitación de Radamés.