La cuna del vermut | Francesc Fusté-Forné

La cuna del vermut

En el sur de las tierras catalanas se encuentra la ciudad de Reus, en la comarca del Baix Camp en la zona del Camp de Tarragona. Una de las características del ‘comer y beber’ reusense es la producción de bebidas espirituosas. Reus está ubicada en el centro de una zona agrícola de tradicional producción vitivinícola, que hizo que anteriormente hubiera una industria de elaboración de aguardiente muy importante que popularizó la expresión ‘Reus, París, Londres’. Multitud de productores y talleres artesanos de ollas proliferaron en la ciudad y en el territorio, principalmente durante el siglo XVIII y convirtieron Reus en uno de los principales centros comerciales del mundo. Más tarde, con la llegada de la filoxera y la afectación que tuvo en el cultivo de la vid en la región, a finales de siglo XIX, la industria del alcohol giró su rumbo y no tardaron en popularizarse los vinos aromáticos, como por ejemplo el vermut, que no necesita un proceso de destilación.

En las últimas décadas, igual que ha sucedido con multitud de ejemplos de productos locales, transmisores de identidad, el vermut ha contado con un proceso de recuperación y de revalorización, tanto por parte de la población local como desde la perspectiva turística. Actualmente, ‘fer un vermut’ significa la creación de un espacio de encuentro y de socialización, que se reinventará ante las nuevas reglas de distanciamiento social. El vermut ha tenido su espacio en cualquier bar y restaurante de la ciudad, y seguirá como un referente de la autenticidad reusense, también en espacios como el Museo del Vermut, o la recién inaugurada Casa del Vermut y el Vino, esta última ubicada en el edificio modernista de principios de siglo XX que acoge la Estación Enológica. Cabe decir aquí que el modernismo emerge como el principal atractivo turístico de la ciudad que vio nacer el arte de Antoni Gaudí, y donde se puede realizar la Ruta del Modernismo, un itinerario con más de una veintena de enclaves modernistas y el centro de interpretación Gaudí Centre.

La cuna del vermutEn relación con el Museo del Vermut, el primer museo del mundo que rinde tributo a este licor, el espacio se sitúa también en un edificio modernista a escasos metros de la Plaça Mercadal, centro neurálgico de la ciudad.

Específicamente, el museo acoge una colección única y abierta al público, que recoge más de 6000 artículos, más de 1800 botellas, 400 carteles, 3000 etiquetas y centenares de objetos de publicidad relacionada con el vermut, como ceniceros, vasos, chapas, documentos, cartas, postales, bandejas, etc. Después del período de confinamiento, las visitas al museo (que no se puede visitar online) son el complemento a un espacio de restaurante de cocina mediterránea y una vermutería cuya barra está decorada con centenares de botellas de vermut. Pero no solo la barra, sino todas las paredes evocan la tradición histórica de la producción y el consumo de vermut. Entre las marcas locales, destacan Miró, Iris de Muller, Rofes, Yzaguirre, o Cori, esta última es la marca propia del Museu del Vermut.

Los vermuts tienen también su propia gala de premios, estos son los World Vermouth Awards que reconocen tanto a los mejores en el sabor como en el diseño. Marcas archiconocidas que en 2019 se alzaron con la distinción de mejores vermuts son Carpano, Cinzano o Sacred. Las distintas categorías de vermut incluyen, según su composición, el vermut extra dry, dry, semi-dry, semi-sweet, y sweet, que así mismo pueden ser rojos, blancos o rosados. Además, el año pasado una empresa española, Vermouth Padró & Co., que también se ubica en las comarcas tarraconenses, se alzó con el premio al mejor diseño de marca con su botella de vermut rojo amargo. Observemos las botellas que tenemos en casa y nos podemos entretener a analizar las formas, y el texto y las imágenes de sus etiquetas. Esto me ha recordado algunas campañas de Smirnoff, con estrategias de marketing cada vez más creativas e incluso con la participación del consumidor, que podía retirar la piel de fresa, lima o maracuyá que envolvía las botellas de vodka con sabor a cada una de las frutas. Y después, sentarse en casa y tomar un respiro con aroma a vuestra fruta preferida, por ejemplo la uva, y sabor al lugar donde se cultiva.

 

Fotos del autor.