Es habitual asociar la figura del poeta de la generación española del 27, Rafael Alberti, en lo que respecta a nuestro país, únicamente a la ciudad de Punta del Este (incluso entre gente adentrada en los estudios literarios).
En efecto, Alberti, su esposa María Teresa León (una de las grandes narradoras de esa generación), y Aitana, la pequeña hija de ambos, pasaron sus vacaciones en Uruguay desde el 42 (en principio, en Piriápolis), y desde el 45 al 52 en su hermosa casa La Gallarda de Punta del Este (hoy intacta, en Av. Lincoln y actual calle Rafael Alberti, en la parada 15 de La Mansa), obra del compatriota y amigo –y magnífico urbanizador de Punta Ballena–, el arquitecto Antonio Bonet.
Pero el lazo de Alberti con Uruguay, según veremos, excedió largamente su profundo apego por Punta del Este (que le hacía recordar, además, la costa de su ciudad natal de Cádiz, blanca de cal y arenas, cielo azul y pinos marineros).
El matrimonio formado por Alberti (1902-1999) y la riojana León (1903-1988) vivió gran parte de su exilio político en el Río de la Plata, tras el fin de la Guerra Civil que sufrió su patria entre el 36 y el 39, en que es derrotada la transformadora y democrática Segunda República por las fuerzas golpistas encabezadas por el Gral. Franco y apoyadas por la Italia fascista y la Alemania nazi.
El masivo destierro de unos 500.000 españoles republicanos incluyó a los Alberti, que llegaron a Buenos Aires en 1940, y pronto visitaron Montevideo, en octubre del mismo año. Gente de a pie e intelectuales los recibieron triunfalmente (entre los últimos, dos que eran sus amigos desde su vida europea: el poeta e incansable promotor cultural, Julio J. Casal, y el también poeta y profesor de arte Carlos Rodríguez Pintos).
El Uruguay progresista de los 40 y 50 brindó a los dos escritores una franca y solidaria acogida, del mismo modo que lo había hecho con otros ilustres transterrados de la llamada Edad de Plata de la cultura hispánica, tronchada por la guerra civil (y dos figuras resultan aquí emblemáticas: el escritor José Bergamín, profesor en nuestra Universidad de 1947 a 1954, y la gran actriz Margarita Xirgu, residente desde 1949 hasta su muerte en 1969).
La trayectoria literaria en Uruguay de Rafael Alberti incluye hitos como el poemario Coplas de Juan Panadero (1949), integrado por combativas estrofas antifranquistas, y Poemas de Punta del Este (1961), cuaderno autobiográfico dedicado al remanso de paz de sus veranos en el balneario, o los estrenos montevideanos de las piezas Numancia (adaptación de la homónima tragedia cervantina) en 1943, y El adefesio (esperpéntico y vanguardista drama sobre la Andalucía profunda), en 1945, por la compañía teatral de Xirgu, así como variados textos para la prensa local. Y en Uruguay, entre los pinos de Punta del Este, resurgió también con fuerza en el artista su primera vocación, la pintura (relegada en los 20 por la literatura), la que alcanzó a mostrar a nuestro público en dos exposiciones: en la galería Arte Bella, de Montevideo, en 1947, y la galería Este, del balneario, en 1949.
Rafael y María Teresa recorrieron también el país cada año, donde ofrecieron recitales de poesía, conferencias literarias y actos de apoyo a la causa republicana ante auditorios desbordantes.
Se despidieron de nosotros en diciembre de 1962, cuando intelectuales de cuatro generaciones y el público en general le dedicaron al poeta-pintor una semana de festejos en su 60 cumpleaños, bajo la égida del crítico y ensayista Ángel Rama. (Pocos meses después, en mayo de 1963, la familia Alberti abandonaría Argentina rumbo a su exilio romano, previo al retorno definitivo en 1977 a la España ya democrática.)
Y cerramos estas breves palabras en torno a este gran poeta tan íntimamente unido a Uruguay, de la mejor manera posible: con otras de su propia autoría. Son tres estrofas que integran Poemas de Punta del Este, que elegimos porque resumen con su aire de canción popular tanto el amor a la tierra de acogida como la insondable nostalgia y angustia por la patria lejana (en una entrañable síntesis del exiliado):
¡PINARES DEL URUGUAY!
¡Pinares del Uruguay
pinos que me conocéis
y vais sabiendo de mí
lo que por mí no sabéis!
Pinar, te quiero y te digo
que habrá un pinar en España
que siempre hablará conmigo.
De pronto, inocentemente,
es bueno hablar a los pinos,
como habla toda la gente.
Alicia Cagnasso es coautora –junto a Rogelio Martínez– de Rafael Alberti, María Teresa León y Aitana Alberti en Uruguay, Buenos Aires: Losada, 2014, y junto a Rafael Lorente Mourelle, de Alberti, Bonet, Mandello. Historias en torno a La Gallarda, Montevideo: MEC, Fondos Concursables para la Cultura, 2016)