El cuento de la criada es una novela de la escritora canadiense Margaret Atwood. Publicada por primera vez en 1985, el estreno de la serie homónima, emitida por HBO en 2017, permitió que muchos lectores accedieran a ella y descubrieran a una prolífica autora que tiene en su haber 18 novelas, 19 antologías de poesía, diez ensayos, diez colecciones de relatos cortos, una novela gráfica, libros para niños, guiones, libretos, 24 premios y tres nominaciones, entre ellas, al Nobel. Durante el primer año de la serie, el libro alcanzó cifras récord en Amazon de Estados Unidos y del Reino Unido y fue número uno en la lista de libros de bolsillo del New York Times. En España, Salamandra lo editó tres veces en un mes, al tiempo que aumentaban las ventas de 1984 de Orwell y El hombre en el castillo de Philip K. Dick. El 10 de setiembre de 2019, Atwood publicó Los testamentos, la secuela de aquella historia, 8 días después falleció su esposo Graeme Gibson, también galardonado escritor y ambientalista.
La trama se desarrolla en un sistema totalitario y teocrático en Estados Unidos cuyos responsables (miembros de la Casa de Jacob), practicantes de un cristianismo ortodoxo, dan un golpe de estado para finalizar con el caos provocado por la amenaza externa, la decadencia de las costumbres y la crisis ambiental, motivo éste de una alarmante baja en la tasa de natalidad. Se establece así una sociedad de castas en el que las libertades individuales, especialmente las de las mujeres, se disuelven enteramente en pos de un fin superior dictado por la interpretación literal de ciertos pasajes bíblicos. En la república de Gilead (nombre de un monte que aparece en el Génesis) la simbología bíblica se vuelve literal y afecta tanto los asuntos de gobierno como la esfera íntima, activando dispositivos de biopoder que controlan el cuerpo y sus funciones.
Ambos sexos tienen rangos y tareas específicos, los varones dominantes se llaman Comandantes, ellos ocupan los cargos de poder y ejercen el dominio sobre el resto de la población. Cada Comandante tiene una Esposa, quien gobierna la casa, una o varias Marthas, que se encargan de las tareas domésticas y una Criada temporal. Las Criadas son fértiles, en un contexto donde esto constituye el asunto vital, y están destinadas a engendrar a los hijos de los comandantes. Tienen algunos años de plazo, pero si no logran el objetivo que el estado les reserva, serán condenadas a la muerte o a las minas tóxicas, lo cual es básicamente lo mismo. Las Tías son mujeres funcionales al sistema, se encargan de adiestrar a las Criadas, hacerlas obedientes, castigarlas física y mentalmente, hacer que olviden su vida previa, someterlas, mutilarlas si es necesario. Trabajar arduamente para que acepten un nuevo nombre que va cambiando de acuerdo a quién sea el Comandante asignado, de forma que si el hombre se llama Fred, la Criada será Ofred (en inglés), es decir, Defred, si es Glen, Deglen y así sucesivamente. El gran problema con el que tienen que lidiar las Tías es con la historia e identidad de cada una de las Criadas, deben lograr que olviden quiénes son y grabar a fuego cuál es su propósito ahora.
En la novela, la protagonista habla en primera persona, de forma que ahondamos en su psiquis y sentimientos, nos transmite la sensación de un torbellino que pasó y parece que estuviera viviendo una pesadilla sentida con ese tipo de dolor que solo la carne permite. Defred describe el funcionamiento del nuevo orden, trazando unas líneas generales que poco a poco develan al lector el sentido de los acontecimientos y la situación general de la nueva república. Es interesante el uso del tiempo en la narración, por un lado, las campanadas rigen el transcurrir público, como en la Edad Media, marcando la presencia divina que abala la actuación de las autoridades: el protocolo para cada situación, ejecuciones públicas, lapidaciones. Por otra parte, Defred dice vivir en “los espacios en blanco” de las escasas noticias que llegan a sus oídos, cosas terribles que le provocan pena, mujeres en zanjas o bosques, mutiladas y mancilladas por hombres desconocidos, pero la impersonalidad de estos sucesos, que denomina como melodramáticos, nos avisan que poco a poco su espíritu cede ante las nuevas reglas. En el hogar, existe un episodio mensual, que coincide con la ovulación de la Criada llamado la Ceremonia, inspirado directamente en Génesis 30: 1-3, allí, Raquel, esposa de Jacob le dice: “Dame hijos o me moriré”. Jacob, disgustado le responde: ¿Soy yo, en lugar de Dios, quien te niega el fruto de tu vientre?, a lo que ella propone: “He aquí a mi sierva Bilhá; únete a ella y parirá sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella”. Partiendo de que el problema de fertilidad radica en las mujeres (el lector se entera prontamente que los afectados son los varones), el Comandante, asistido por la Esposa, quien sostiene a la Criada entre sus rodillas, procede a una violación especial, una violación normalizada y bendecida, de la cual se espera un hijo que continúe el linaje del dueño de casa.
![Indumentaria de Vera Wang.](http://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2020/01/Indumentaria-de-Vera-Wang..jpg)
En la serie, la narrativa es lineal, de inmediato nos enteramos de lo que sucede y de cómo funciona Gilead. El diseño de vestuario, la utilización de primerísimos primeros planos y la fotografía en general han creado un lenguaje claro e impactante. Tal es la elocuencia de este imaginario visual que ha sido tomado por el activismo feminista en diversos lugares del mundo. Mujeres vestidas con la indumentaria roja de las criadas y el tocado blanco que recuerda al de los Amish, han salido a la calle en defensa de los derechos civiles reclamados por la última ola del movimiento. La vestimenta de los personajes femeninos principales remite a la simbología cristiana, las Esposas van de azul, como la virgen María, mientras que las Criadas lo hacen de rojo, el color del alumbramiento y de María Magdalena. Pero no solo en las protestas se aprecia la vestimenta de las Criadas, sino que hay colecciones de moda de firmas como Valentino y Vera Wang, directamente inspiradas en la serie. Los ecos han llegado a Uruguay y hemos visto la propuesta de algunas firmas, en Moweek y a lo largo de la temporada veraniega, que remiten a una vida campestre y a la cabeza cubierta al estilo de las abuelas mediterráneas o a la moda victoriana del siglo XIX. ¿Cómo olvidar la película The piano de Jane Campion, con la maravillosa Holly Hunter interpretando a la rebelde Ada, atrapada en un corset y en un armazón que limitaba sus movimientos en una Nueva Zelanda alejada de toda “civilización” pero tremendamente victoriana? A veces el próximo paso hacia el futuro es para atrás, y aunque no sea en la discursiva, puede ser en propuestas comerciales que se acoplen a los productos culturales exitosos.
![Fotograma de The piano de Jane Campion.](http://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2020/01/Fotograma-de-The-piano-de-Jane-Campion..jpg)
Y es que Atwood escribió el libro a condición de incluir en él sucesos o situaciones históricamente reales, por eso sostiene que el relato pertenece más a la ficción especulativa que a la distopía, como la mayoría señala. ¿Y cuál es la diferencia? Según sus propias palabras, en la ficción especulativa ya están dados los elementos para que lo narrado pueda replicarse, mientras que en la distopía se producirían los acontecimientos de la trama a condición de que se presenten ciertas circunstancias o variables en la realidad. Parece una diferencia muy sutil, pero fue precisamente bajo el influjo de la “era Trump” que la serie se convirtió en un suceso global y la novela tuvo un éxito inédito a más de treinta años de su primera publicación. No es casual que Orwell y Philip K. Dick aumentaran sus ventas también, ya que, en el primer caso, 1984 nos habla de una sociedad totalitaria regida por el ojo de El Gran Hermano, mientras que El hombre en el castillo juega con el planteo ucrónico de ¿qué hubiera pasado si los nazis hubiesen triunfado en la Segunda Guerra Mundial? Entonces, aquella frase tan citada, atribuida a Picasso, “El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad”, recobra en estos hitos literarios su más pleno sentido.
![Activistas en París y Bs. As.](http://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2020/01/Activistas-en-París-y-Bs.-As..jpg)
En el prólogo a la nueva edición, Atwood relata que escribió la novela durante los años en los que residió en Berlín Occidental y mucho de lo vivido allí sirvió para la trama. Así, cada vez que visitaba el otro lado sentía el espionaje en el aire, la manera en que la gente hablaba en clave o se refería a los edificios, “Antes esto era de los…, pero desaparecieron…”, y, por la cercanía en su vida a la Segunda Guerra Mundial, dice que creció con la certeza de que, dadas ciertas circunstancias, cualquier cosa puede pasar en cualquier lugar. Las referencias específicas que combina en su libro son las ideas de Pat Robertson, presidente de Broadcasting Network, portavoz de los cristianos conservadores en EEUU; el pasaje de Génesis 3:17, “Multiplicaré los dolores de tus preñeces; con dolores darás a luz a los hijos; buscarás con ardor a tu marido, que te dominará”.; la Revolución Iraní que en 1979 llevó a la aprobación de una constitución republicana y teocrática; la esclavitud, la poligamia y las raíces puritanas de la historia de EEUU; el nazismo y el secuestro de niños durante la dictadura argentina.
El cuento de la criada plantea desafíos maravillosos, es inevitable conformar un laboratorio de ideas que concurran a la comprensión y a la generación de nuevos problemas desde múltiples miradas. Para empezar, en ella se encuentra el concepto de biopoder (mencionado arriba) acuñado por Michel Foucault en Vigilar y castigar, iluminando con brillantez algunas de las relaciones más oscuras entre política y sexo, parafraseando a The Washington Post. También apreciamos el panóptico de Jeremy Bentham, un dispositivo que permite la vigilancia en 360 grados como la prisión londinense de Pentonville, cuya réplica exacta podemos apreciar en el actual Espacio de Arte Contemporáneo de la ex cárcel de Miguelete. Para continuar, y conociendo algunos personajes muy bien delineados en la serie, podemos realizar un análisis desde La banalidad del mal de Hannah Arendt y apreciar cómo la objetivación de un cuerpo libera de culpas y una persona es capaz de torturar y amar al mismo tiempo, sin ver en ello una contradicción. Otros asuntos y referencias: la penalización de la homosexualidad o la pigmentocracia del Apartheid, la lucha por los derechos civiles de diversos grupos étnicos a lo largo y ancho de la historia, la teoría de gobierno, las religiones, el pie de loto, la literatura… la elocuente novela gráfica de Marjane Satrapi llamada Persépolis cuya adaptación al cine estuvo a cargo del director Michel Paronnand y de la propia autora iraní, quien cuenta sus vivencias durante la revolución. Los guiones cinematográficos de Gattaca de Andrew Niccol, La Ola de Dennis Gansel, El código enigma de Graham Moore, Tiempos Modernos de Charles Chaplin, Metrópolis de Fritz Lang, las sesiones de castigo público durante la Revolución Cultural en China, las polleras rojas de las huérfanas de Flandes en el siglo XVIII y un Aleph interminable de lo que James Joyce dio en llamar “la pesadilla de la historia”, impresos en tantos formatos y hasta convertidos en gritos, que ilustran lecciones que nos siguen hablando y que parece no terminamos de aprender.
![Viñeta de la novela gráfica Persépolis de Marjane Satrapi.](http://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2020/01/Viñetas-de-la-novela-gráfica-Persépolis-de-Marjane-Satrapi..jpg)
![Viñeta de la novela gráfica Persépolis de Marjane Satrapi.](http://delicatessen.uy/wp-content/uploads/2020/01/viñeta.jpg)
El presente texto es producto de la exposición de la autora y de las reflexiones del público en la charla interactiva sobre la novela y la serie, realizada el 12 de diciembre de 2019 en librería Mundos Invisibles. @agbroggio2019