Historia gráfica del diablo (I) | Marcelo Marchese

Ilustración antigua para nota sobre el diablo
En el pasado el diablo fue representado de muy diversas maneras, mas, en un proceso que se inicia con el racionalismo, tiende a ser representado de una única manera, lo que implica que nuestra imaginación y que la percepción o creación imaginaria del Diablo se han reducido, es decir, el Diablo ya no es lo que necesitamos que sea, sino lo que “se necesita” que sea. Cada vez más el Diablo es menos el Diablo.

¿QUÉ ES EL DIABLO?

No hablaré del Diablo con independencia de nuestra imaginación, pues antes de decir lo que pienso, y habida cuenta que uno escribe para que se entienda lo que piensa, debería decir otras cosas que no es posible decir ahora, así que hablaré de lo que significa el Diablo para el hombre, hablaré de una faceta indiscutiblemente existente: el Diablo existe al menos como resultado de la imaginación del hombre y como necesario resultado de los temores y los deseos del hombre, y ya nos encontramos con un problema, pues la imaginación, los temores y los deseos tienden a ser una misma cosa, pero avancemos en definiciones.

Ilustración antigua para nota sobre el diabloPodemos entender qué significa el Diablo por los elementos comunes en todas sus manifestaciones, y también podemos entenderlos por una clave siempre eficiente, su nombre.

El Diablo tiene poder, tiene cuernos, tiene garras, tiene cola y está asociado al fuego. El poder del Diablo es evidente, puede llevarte a su terreno y siempre acecha. No hay dudas que es una fuerza latente en el hombre, sino, no hubiera sido representado en todas las épocas y en todas las culturas.

Si tiene cuernos y garras y cola, su vínculo con lo animal es evidente, con nuestro pasado animal y con nuestro presente animal. El Diablo es el miedo al animal en nosotros, y esa cola es a su vez un testimonio de animalidad, de que el hombre guarda en el coxis una prueba de que antes tuvo cola, y al mismo tiempo es una manifestación del falo (el diablo mete la cola) pues el Diablo tiende a ser una manifestación de fuerzas masculinas, aunque no en todos los casos y aunque en ocasiones el Diablo, o Mefistófeles, que no es exactamente lo mismo, reúne los dos sexos y seduce al hombre por el lado de lo femenino, pues en la seducción del hombre a la mujer siempre incurre un elemento femenino, aunque más no fuera, porque la mujer desprecia al hombre que no entiende su lenguaje y la mujer es fascinada, como fascina una serpiente a su víctima, por el hombre que entiende el intrincado lenguaje de la mujer.

En cuanto al fuego, el diablo está asociado al deseo, es fuerte como el deseo, nada hay más fuerte que el deseo, el deseo animal de poseer y ser poseído, el deseo que destruye al individuo aislado y lo transforma, como destruye y transforma el fuego. Luego, el fuego es un elemento masculino y está asociado al sol, otro elemento masculino. El fuego es liberación de energía solar contenida en la piedra o la madera, pues las plantas son grandes acumuladores de energía solar. De la nada, con una invocación, surge el fuego, un elemento que puede vivir sólo en tanto devora y luego se extingue. En la imagen angulosa del diablo, pues el hombre es anguloso así como la mujer es curva, participa el fuego con sus lengüetas angulosas y en cierta ocasión en que miraba el fuego y pensaba en esto, cada vez que las llamas representaban al Diablo y percibía esa verdad, explotaba la madera.

Ilustración nota del diabloAhora queda decir algo sobre el nombre Diablo, y hay algo sumamente llamativo que sin embargo no extrañará a los lingüistas absorbidos por “el carácter arbitrario del signo”, y es que en general Dios se dice con pocas sílabas o con una sóla, pero el Diablo casi siempre se dice con varias sílabas: Dios, God, Gott, Jehová (1), الله (Alá), (Shén); luego, Satanás, Beelzebub, Belial, Azazel, Lucifer, Devil, Teufel, إبليس (‘iiblis), 魔鬼 (Móguǐ).

La necesidad de tantas sílabas acaso se explique por la diversidad de fuerzas concentradas, o que en el hombre estén esas fuerzas y a su vez la dificultad de su comprensión, o que el hombre haya necesitado esconder en el nombre Diablo el verdadero nombre del Diablo, y en este caso son evidentes las palabras Di, Día y Hablo, el día que hablo, o que hablaré, y también aparecen las palabras Lobo y Lodo, y en Satán y Satanás aparecen con evidente resplandor las palabras Sana y Sanás.

 

EL DIABLO ANTES DEL RACIONALISMO

Las fuerzas del diablo se representaban con más vigor en el pasado, pues en el pasado la lengua tenía más poder con respecto al lenguaje, siendo la lengua algo íntimo y el lenguaje algo impuesto. El Diablo, entonces, representaba lo que era, y es llamativo que a pesar de las impresionantes divergencias en las diferentes culturas con respecto al Diablo, y en especial, entre Oriente y Occidente, en todos lados el Diablo ha comportado algunos rasgos en común a lo largo del tiempo.

Como muestran algunas de las imágenes, había una mayor tendencia a lo animal y se incluían elementos femeninos y en ocasiones el Diablo comportaba los dos sexos. El diablo devoraba y procreaba. Ahora bien, aunque adivino la objeción resultante de que se eligen imágenes en un lapso muy prolongado de tiempo que se antepondrán a las imágenes elegidas en el lapso de un siglo, llama la atención la diversidad de colores del diablo, que tendía a representarse verde, negro, rojo o de varios colores a diferencia de la mayor uniformidad actual, y tenía mayores atributos sexuales que ahora, pues se vivía otra época de la humanidad, otra relación con el sexo, ya denunciada por Freud, u otro equilibro entre el sexo y la razón.

Entre los animales elegidos para representar al Diablo se destacan la serpiente y el macho cabrío. No cuesta mucho asociar la serpiente al falo, y tampoco cuesta imaginar que la serpiente tiene la capacidad de transformar tu vida en un sólo instante y lleva en sí el paso a la muerte o a otra vida y aparece cuando menos la esperamos y, sea como fuere que sea, está ahí aunque no la veamos.

Ilustración nota sobre el diablo

En nuestra civilización el macho cabrío fue elegido entre todos los animales domésticos por tres motivos. Primero que nada por las tendencias que el cristianismo recibe del espíritu griego: el macho cabrío está asociado a Dioniso, el Dios o demonio que originó la tragedia y tragedia, literalmente, es “canto del macho cabrío”. Luego, el macho cabrío está asociado a su lubricidad, es considerado un animal de naturaleza ardiente y prolífica, y ya lo dijo el poeta “Lubricidad del chivo, generosidad de Dios”. El macho cabrío, además, tiene un intenso olor, un elemento crucial del sexo, y expone su animalidad ante nosotros con mayor fuerza, pues nos llega también por el sentido del olfato (el Diablo primero se huele, luego se ve) lo que nos lleva a pensar en el arte como algo que opera sobre nuestros sentidos, y por eso la Iglesia lo persiguió en sus inicios hasta que decidió apropiarse de sus recursos.

Son variados los testimonios del arte como regalo del Diablo o Satanás, el mismo que nos llevó a comer de la fruta del árbol del bien y del mal. Tenemos testimonios de que el mejor tañedor de laúd entre los árabes había recibido una visita del Diablo que le enseñó ciertos aires. Tartini cuenta que su “Trino del diablo” fue resultado de que en un sueño el Diablo se le apareció y le pidió el violín para ejecutar una música como nunca había oído y al despertar, pretendió en vano recrearla. En cuanto a Paganini, dicen que cuando ejecutaba el violín se veía una negra sombra detrás suyo y esta creencia fue tan poderosa que su cadáver no fue aceptado en el cementerio cristiano.

La tercera razón por la cual el macho cabrío fue elegido es que gusta de la montaña y el desierto. Ciertos espíritus se manifiestan o el hombre cree verlos allí donde reina la soledad, pues los espíritus tienden a rehuir lugares escandalosos por obra del hombre. ¿No convocó Yahveh a Moisés a lo alto del Sinaí? ¿No le dijo Dios a Aarón que envíe el chivo expiatorio al desierto, al lugar donde reinaba Azazel? ¿No tentó Satanás a Jesús en el desierto y en la montaña desde la cual podía verse todo el mundo? ¿No creyeron ver los conquistadores un espíritu en lo alto del Monte que dio nombre a la ciudad de Monte vi deo? ¿No se construyen iglesias en lo alto de montes donde antes hubo templos consagrados, según la Iglesia, a espíritus malignos? La montaña es un umbral, la unión de dos fuerzas, la tierra y el cielo, así como el Diablo significa la unión de lo animal y lo “humano”. (Continará….)

 

1) Se discute si es posible la traducción en Yahveh, o Jehová, del término hebreo antiguo יהוה, pues aquel hebreo, por ejemplo, se escribía sin vocales, algo que al parecer incorporaron los griegos. En cuanto al habla, no deja de ser asombroso que en algunas lenguas el número de vocales supere al de las consonantes. En ocasiones, todo lo que resta por saber resulta abrumador.