El tiempo, ese que no duerme, el tiempo, ese que despertará | Marcelo Marchese

La-doble-vida-de-Verónica
Hay un hermoso film de Kieslowski llamado “La doble vida de Verónica”, en donde una misma actriz, Irène Jacob, representa a dos Verónicas. Verónica vive en Francia, la otra, Veronika, en Polonia. La primera es profesora de canto, la otra, canta. La primera una vez fue tentada a colocar su mano sobre una vela pero no se animó, la otra, se animó. Las dos sienten que hay como una otra presencia.

¿Qué sucedería si esto imaginado por Kieslowski tuviera un asidero real, si en verdad lo imaginado fuera verdadero?
En ese caso, y a sabiendas que existe un otro yo en alguna parte del mundo, nos deberíamos preguntar cuál somos nosotros ¿Somos el que tentado a colocar la mano sobre la vela no se animó? ¿Somos el que quisiera cantar y sólo se anima a ser profesor de canto? La pregunta es tan terrible que muchos salían maravillados del cine pero inconscientes a la pregunta que el genial Kieslowski nos hacía.

Ya con esto no debería escribir más, pero es del caso que una era profesora y la otra cantaba. No se crea que ataco a los profesores, todos somos profesores en algo, aunque sea para nuestros hijos y yo ejercí siete años como profesor de Historia, pero lo cierto es que el proverbio dice que “El que sabe, hace y el que no sabe, enseña”, que para el caso significa que una serie de verdades que repiten una serie de profesores no son otra cosa que falsedades, y esas falsedades no se dicen porque sí, esas falsedades es necesario que se digan como recurso del Sistema ante su enemigo.

Entramos aquí al corazón del Sistema y no se entra al corazón del Sistema sin peligro. Existió primero una literatura que durante miles de años, millones de años, fue una literatura oral y sobre todo fue una literatura medicinal, terapéutica, y luego, muy recientemente, se convirtió en literatura escrita. Aquella literatura oral acompañaba los ritos de iniciación, así como las acompañaban las pinturas llamadas rupestres. Aquellas literaturas eran una construcción cultural que ayudaba al hombre a sortear los diversos problemas que su cultura, su vínculo con sus tendencias animales, debían resolver y en el caso que alguno se alienara la literatura venía en su auxilio, cuando no venía en su auxilio el recuerdo por parte de la tribu del origen y misterio de su nombre, porque nombre es esencia y destino.

Este rol de la literatura es evidente de toda evidencia y el que quiera ahondar en eso puede leer “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, de Bettelheim. El niño pide ver de nuevo El rey león o que se lea una y otra vez aquel cuento con brujas y ogros pues algo en su interior quiere ser resuelto y el cuento le presta ayuda, pues el cuento fue escrito para eso y por eso mismo llegó a nosotros, por transmisión oral desde el fondo de los tiempos, una transmisión que estaba a cargo de las mujeres, testimonio de lo cual es el origen de los cuentos de Grimm, transmitidos por dos mujeres, y testimonio de lo cual es la figura central de «Las mil y una noches», que cura a un rey enfermo y salva a su pueblo y se salva a sí misma.

La literatura oral se convierte en literatura escrita, los Grimm “transcriben” los cuentos terapéuticos, pero la verdad resplandece y si resplandece, quema y entonces aquellos cuentos fueron atacados por los profesores y otros hombres de bien horrorizados con que se le cortaran los dedos y los talones a las hermanas de la Cenicienta y las medias se tiñeran de rojo y que los pájaros vinieran a arrancarles los ojos. La Academia reaccionó, que no en vano fue inventada, y aquellos cuentos debieron ser corregidos y nuevamente corregidos y nuevamente corregidos hasta castrar su verdadera función.

¿Y quiénes son estos profesores? ¿Qué es entonces la Academia? Cada vez el camino es más peligroso pero avancemos, pues quien se anime a escribir lo que piensa de verdad arrasará con toda la literatura escrita. Son estos profesores uno de los infinitos rostros del Sistema, un Sistema que también somos nosotros, y he ahí el problema y he ahí la solución.

Los profesores son aquellos que ante un cuadro te enseñarán que este pintor es impresionista y aquel otro es expresionista y aquel de más allá en realidad es realista, pues el Sistema ha construido un intermediario entre el terapeuta, el artista, y nosotros, pobres enfermos que necesitamos ser curados, y el rol del intermediario es anular la cura, el intermediario es una Verónica cualquiera.

Entonces ante un cuadro, el espectador “culto”, el que ha absorbido las banalidades de las Verónicas dirá “Ahhhh, es su fase cubista” y ya con eso guardará adecuadamente en un cajón racional aquel cuadro y adiós problema, habrá interpuesto una barrera entre él y lo que dice el cuadro inmortal. No es que no exista el impresionismo, el expresionismo o el realismo, pero lo importante es otra cosa que usa del impresionismo, del expresionismo y del realismo para manifestarse.

Entonces, la Academia ¿Qué es la Academia? La Academia es una creación interpuesta ante nuestros ojos para que no veamos el mundo con libertad, para que nuestros ojos justifiquen la esclavitud a la que estamos sometidos.

-¡Nooooo! Somos más libres que en el pasado. Allí sí que existía esclavitud.
-¿Ahhh, sí? ¿Y quién te ha dicho que ahora somos más libres que en el pasado?
-¡La Academia!

Nada más triste y penoso, nada más alejado de la verdad que la idea que nuestro presente se hace de nuestro pasado, y cuando más profundo viajamos en el tiempo peor es, más escollos fueron interpuestos en el camino de la verdad.

El problema de decir lo que se piensa para arrasar con toda la literatura es que es imposible absorber todo lo que se dice y siempre quedará un asunto colgado y si ese asunto queda colgado, no se entenderá todo lo demás, pero no hay más remedio que seguir este camino.

La Academia inventó una etiqueta llamada “Literatura fantástica”, pues cuando los profesores ven una mariposa de inmediato la clavan con un alfiler al panel de la realidad. El camino, como puede verse, nos lleva a la Matrix, así que hay que entrar en ella y definir la “literatura fantástica”.

Al parecer un escritor inventa un mundo en su cabeza con cierta lógica, donde ocurren cosas asombrosas y uno lee eso y se divierte. Incluso hubo algunos profesores que decían que esa lectura era un malvado mecanismo de escape, nada menos, lindos guardianes de la mente eran estos profesores.

Ahora, la literatura fantástica es otra cosa y apunto tres posibilidades que no son excluyentes. Si se habla de hadas, gigantes, magos y brujas es porque en nuestra psique algo representan. Pueden no existir en un plano llamado “real”, pero si en todas las épocas y en todas las culturas se habló de ellos o se creyó en ellos, tienen existencia en tanto creación de la mente humana.

Ahora, supongamos a un escritor que, como Blake, asistió al enterramiento de un hada que era portada sobre una hoja. Para la Academia, o Blake mentía o en todo caso, alucinó, y eso nos lleva a preguntarnos qué es una alucinación. La Academia ya lo sabe, pues lo sabe todo: la alucinación es un delirio, lo que nos llevaría a definir qué es un delirio y así cada una de las palabras. Para “nosotros” la alucinación es otra cosa, es una breve ruptura en el plano del espacio a través de la cual uno ve otro plano del espacio normalmente oculto.

Sucede que el alucinado conoce las reglas del mundo impuestas por la Academia y tiene el cuerpo tatuado de cicatrices, y como estudia el pasado sabe que puede terminar en la hoguera, pues en el presente que devora pasado y futuro se han erigido hogueras bien terribles. Como conoce las reglas del mundo y ha establecido un pacto secreto con la vida, consciente o inconscientemente escribe un relato donde cuenta lo que ha visto, pero cubre su mensaje, por amor al misterio, con el ropaje del cuento fantástico. Al hacerlo como relato y al crear caracteres, la expresión de la verdad se hace más rica, pues crea nuevos planos, como la psicología del personaje que asiste a nuevos mundos, ya que aquel que vio otro mundo y vuelve a éste a contar la buena nueva, terminará en la hoguera y entonces su psicología, su ética y su violencia son muy diferentes a las de aquel que erra triunfante y ciego por la vida. A una idea, sea la de Jesucristo, la de Einstein o la de Freud, corresponde un carácter, una psicología, y así tenemos que Beethoven era un tipo bien bravo y lo mismo Schopenhauer, Nietzsche, Baudelaire y Piazzolla.

La tercera posibilidad ya fue planteada. Si hay otros planos el escritor ya lo sabe y gusta de crear un tercer plano, el de su poesía, para que el acto sea la verdad. La realidad es infinita y el infinito busca expandirse y reproducirse y crear nuevos planos y por eso toma un instrumento llamado poeta y se manifiesta, pues existe una dimensión llamada espacio y otra dimensión llamada tiempo, y falta descubrir la tercera dimensión llamada hombre, que multiplica y expande y enriquece el espacio y el tiempo y por eso siempre el hombre busca definir su destino.
Entonces, otros mundos, y los que más importan son los mundos que están dentro nuestro, pues ignoramos los límites de lo que puede hacer un hombre. Freddie Mercury decía que podemos ser todo lo que nos animemos a ser, lo que nos lleva a preguntarnos cuál de las dos Verónicas somos, que de inmediato nos lleva a preguntarnos cuál de las dos Verónicas seremos, pues somos un tránsito que se revela en una decisión.

Existe un personaje crucial de la literatura fantástica que caminaba sobre las aguas, curaba a los leprosos y resucitaba a los muertos ¿Existió en verdad o fue inventado? Cada cuál deberá resolverlo, pero la curación por la palabra, el saber decir las exactas palabras con el tono y la aspiración naturales, hunde sus raíces en las negras aguas del tiempo, el tiempo, ese que no duerme, el tiempo, ese que despertará.

El tiempo, mi tiempo, ha finalizado. Debo partir, pero ocurre que hay un cuento maravilloso que me sé de memoria y lo sé de memoria pues cuando lo leí supe que era verdadero. Una idea concebida, el más lejano recuerdo que lograba arrancar a mi consciencia, se desplegaba ante mis ojos. Concebir al otro a través del espacio y el tiempo es una forma de la verdad, la verdad, que en su cabeza lleva una diadema llamada belleza, la belleza, que en su diadema tiene una piedra mágica llamada coraje, mal que le pese al Sistema y a su hija dilecta, la Academia. El cuento lo escribió Richard Francis Barton y se llama “La fuerza escondida” y dice así:

“El poeta hindú Tulsi Das escribió la gesta de Hanuman y de su ejército de monos. Tiempo después fue encerrado en una torre de piedra por orden de un poderoso monarca. En su prisión el poeta pensó, y con la fuerza de su pensamiento, convocó a Hanuman y a su ejército de monos que invadieron la ciudad y asaltaron la torre y lo liberaron”