Las cortinas se agitan como si fueran fantasmas ¿o es que estas cortinas fueron fantasmas? ¿o es que en otro plano que adivino, estas cortinas son fantasmas? Más allá de las cortinas y los fantasmas, más allá de los planos que atravieso sin saberlo, me espera el balcón donde contemplo un animal que abreva en la bahía, un animal llamado Montevideo.
Me apoyo en la balaustrada y enciendo un cigarrillo para dar vida a ese diablo inquieto, el espíritu del tabaco que tiempo atrás otros hombres adivinaron, el tabaco, ese amigo del hombre.
Observo el mundo y pienso en mis dos ojos que ven dos mundos distintos. El hombre es simétrico o en verdad, asimétrico y he ahí la verdad de los dos ojos, cada ojo ve un mundo distinto, no sólo por dónde están situados, sino porque cada ojo es una parte distinta de nuestro mundo.
Los rostros asimétricos esconden una rara belleza, un ojo es más pequeño o brillante o de un color más intenso que el otro y si miras con atención, cada ojo expresa un mundo distinto. En todos los animales hay un ojo que piensa y otro que siente, sólo que en el hombre la diferencia es mayor, en el hombre se refleja la crisis entre el instinto y el pensamiento, esa otra función animal. Un ojo asciende de lo profundo y el otro es manifestación de algo lejano, un ojo viene del pasado y el otro mira el futuro, un ojo es la manifestación de una fuerza que brinda y el otro es una manifestación de una fuerza que devora, un ojo es fuego y el otro es hielo, un ojo penetra y el otro contempla, un ojo da vida y el otro mata, un ojo es del día y el otro ojo es de la noche.
Todo está en tu mente y todo el universo se encuentra dentro tuyo, un universo en que lo grande, con ser grande, es tan importante como lo pequeño. Eres curioso, eres una creación curiosa. En un principio lo creado contenía todo el universo, la dualidad del universo en ese primitivo ser. En el ser primitivo se encontraba el macho y la hembra, pero la Naturaleza busca desdoblarse para conocerse y tu, que debes buscar esa otra parte que te complemente, tienes en ti esa otra parte que te lleva a buscar la otra parte que te complemente.
La Naturaleza ha querido que ese pequeño universo contenga los principios de todo universo, y si pudieras verte a ti mismo en la hora de la acción, verías cómo un ojo se distancia del otro. La creación siempre es muerte, la creación siempre es una crisis del ser y no se da vida sin matar algo a cambio y a la hora de la inspiración, el que busca, en realidad busca a otro dentro suyo que lo toma de la mano para llevarlo a regiones inexploradas, y en esa búsqueda de ese otro, en esa búsqueda de ese otro mundo, el ojo que busca lo nuevo se separa y toma nueva vida.
¿No te preguntaste por qué la mayoría de la humanidad es diestra y no zurda? ¿Sabías que ese porcentaje difiere en el resto del mundo animal y que Leonardo dibujaba con una mano y pintaba con la otra? ¿Qué cosas supo Leonardo que nos dejó en su arte para que las descubriéramos? Se ama más aquello que se conquista con esfuerzo.
La belleza está dada por la mayor expresividad de cada ojo, pues a mayor expresividad, más intensa es la guerra de los principios del universo. Mírate a un espejo, entra a ese plano dentro del plano que el hombre ha creado y verás que el universo es una dualidad, pero esa dualidad existe y se justifica cuando crea. Tú eres esa maravilla en que la dualidad del universo da su criatura, tú eres el número tres que contiene al universo, las tres Marías; las tres Erinias; la santísima trinidad; las tres edades del hombre; las tres brujas de Macbeth; las tres hadas portadoras de dones; el cielo, la tierra y el inframundo; el nacimiento, la vida y la muerte; las tres lunas del griego, Era, Afrodita y Atenea; las tres gracias, diosas del hechizo, la alegría y la belleza; las tres hijas de Grimm y de los reyes de Las mil y una noches.
De las tres hijas del rey, la más hermosa es la más pequeña, la más hermosa es la tercera, el premio que aguarda al guerrero ¿Cuál es la tercera? ¿Dónde está el premio? ¿Quién es el guerrero?
Te fue dado el dos para que puedas convertirte en tres, el tercer ojo que veo, la verdadera piedra preciosa que atestiguo.
