Un oriental en África occidental (final) | Joaquín DHoldan

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños,
haciendo pequeñas cosas, pueden cambiar el mundo”
Proverbio africano

Volví de África en silencio. Contestaba con monosílabos a las preguntas “¿Qué tal este primer viaje?”. Pensaba en Alessandro Baricco cuando explica el nombre de su protagonista Último Parri (a su madre le pedían el nombre de ese primer hijo y ella contestaba “primero y Último”), o cuando a Hervé la gente de su pueblo le preguntaba “¿cómo es África?” y el contestaba “Cansa”… Eso era. Estaba tan cansado que apostaba que ese primer viaje, era el último. Mi casa me parecía la más limpia del universo, estuve una hora debajo de la ducha, mirando el agua caer hasta que salía fría y la bebía. Agua potable saliendo de la pared. Una noche me desperté llorando. No tenía frío, ni calor, ni hambre. Tenía la sensación que realmente nunca había sentido frío, ni calor, ni hambre. Empecé a escribir y entonces sucedió. Me habían contado sobre ello. Dicen que puede tardar pero siempre aparece. Tiene nombre. “El llamado de África”. Una sensación profunda. Inexplicable. Que hace que una vez que estás allí, volver se trasforma en una obsesión.

Entonces comencé a volver. Y a manejar la posibilidad de vivir allí. Sólo otro lugar en el mundo produce esa sensación. Uruguay, en mi caso. Vivir. Hacer un hogar. No pasear y hacer turismo. Estar, Quedarse. Montevideo, Saint Louis, Sevilla. Tres posibles hogares sin los que no sabría estar, y el miedo de no estar en ninguno. Sevilla, una ciudad hermosa en la que vivo y trabajo hace 17 años. Montevideo, el lugar donde nací, me crié y estuve 30 años…y Senegal… un lugar al que fui a ayudar pero me ayudaron a mí.

¿Qué vínculo se forma? Quizás la clave de “la llamada de África” tenga que ver con la verdad, con la realidad. Con la evidencia de la desigualdad. Cuando cierro los ojos veo esos niños esperándome para sonreír, para acompañar, para compartir y recuerdo que no tienen nada y miro mi vida llena de cosas, las comodidades de mi casa que siempre había considerado austera, se hace tan evidente la desigualdad, la injusticia, que siento rabia, y vergüenza. Cuando vivía en el Cerro era cotidiano ver la pobreza pero fue nueva la sensación de que lo extraño era ver una mansión de un super rico en medio de un país inmensamente pobre. Recorrer kilómetros de pobreza, levantar la alfombra, ver atrás del telón, salir de Matrix, y constatar lo que siempre te habían dicho pero no habías sentido. La mayoría del mundo vive en condiciones de pobreza extrema. La mayoría.

Pero África conserva algo que nosotros perdimos. No está en España, ni en Uruguay. Ellos son una tribu. Se comportan como un grupo. El poblado elige quien es el más apto para emigrar y la obsesión de este es ayudar a su poblado. Y descubres, al sentirlo, que (aunque lo negamos cada día con nuestros actos) somos seres colectivos, sociales, grupales. Nuestra felicidad depende del grupo. Por eso los que se van de vacaciones, están deseando mostrar las fotos, porque necesitamos el reflejo en los otros, es una deformación de nuestra naturaleza. Sentirse parte de la tribu nos completa. Lo difícil es encontrar nuestra tribu. Vuelvo a África para estar conmigo, así como vuelvo a Montevideo para encontrarme. Sueño con estar entre ustedes compartiendo. Siempre fui una persona solitaria. Leer, escribir, ir al cine o al teatro solo era algo normal, aún estando en pareja. Esto que digo no se trata de esa soledad, no consiste en estar todo el día rodeado de personas. Es la conciencia del colectivo. Nuestra manada, alimentarnos, protegerla de los depredadores, convivir, cuidarnos unos a otros.

Vuelvo a África cada noche, amanezco en Montevideo, vivo en Sevilla. El viaje acaba de empezar.

 

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Joaquín DHoldan (Montevideo,1969) escritor y dramaturgo. Está radicado en Sevilla. Es odontólogo. Fue guionista de carnaval, de radio y televisión. Como dramaturgo ha estrenado varias obras en Uruguay, España, México, Puerto Rico y Argentina. Tiene publicadas las novelas El murguista muerto, Neovampiro, Cruzar la muralla, Héroes rotos, Estuario y Cómo desactivar a un hombre bomba, así como los libros de cuentos La cita y otros artículos para dentistas e Historias desde el viento. Es columnista de música, fútbol y literatura; además colabora con las revistas culturales Maasåi y Vísperas. En sus ratos libres conduce los programas radiofónicos Diálogos comanches (Neo FM) y Música oriental, con el que difunde la cultura uruguaya en España. Twitter @joadoldan