Curiosa competencia gourmet ilustrada | Jaime Clara

Están de moda los llamados «libros objeto». Con esta denominación, que por cierto no me gusta nada porque cosifica su nobleza, se pretende describir los libros donde además del contenido, sobre todo, se importa mucho la forma, lo que lo convierte en un bello y atractivo producto. Esa cosificación a la que me refiero, hace que el comprador lo elija por la forma, «por lindo», y termine como decoración en la mesa ratona del living. Esta columna no pretende discutir el asunto, sino que celebra un acontecimiento literario, como es la llegada a Montevideo de uno de esos bellos libros objeto, donde forma y contenido son el maridaje perfecto a la hora de disfrutar de una buena lectura, que además transita por ilustraciones que forman parte del relato o que son, si se quiere otro relato. Me refiero a la edición del cuento La cata, del escritor Roald Dahl, con ilustraciones de Iban Barrenetxea.

EL AUTOR. Roal Dahl (1916-1990) nació en Gales, Inglaterra, y fue educado en una familia acomodada, de origen noruego. Fue piloto durante la Segunda Guerra Mundial y un prolífico autor de relatos infantiles, para adultos, dibujante, lo que lo define como un creador incansable en diferentes frentes. Sus primeras narraciones son de comienzos de la década de 1940, cuando se lo trasladó a Estados Unidos por razones militares. Su primera publicación fue el cuento Pan comido (Saturday Evening Post 1 de agosto de 1942). El primer título para niños fue Los Gremlins, sobre pequeñas, horribles y malvadas criaturas que inutilizaban todo tipo de máquinas que se les atravesara, conocidas masivamente por la película de 1984. Otros títulos de Dahl son Relatos de lo inesperado, Mi tío Oswald, Historias extraordinarias y El gran cambiazo, que recibió el gran premio de humor negro en Francia; y en lo que se refiere a la literatura juvenil, Matilda, La jirafa, el pelícano y el mono, James y el melocotón gigante o la archiconocida Charlie y la fábrica de chocolate, entre otros. Además escribió cuentos para adultos, muchos de ellos para revistas estadounidenses como Ladies Home Journal, Harper’s, Playboy y The New Yorker.

Para muchos es un cuentista perfecto. Sus relatos completos, en edición definitiva, acaban de llegar a Uruguay a través de la editorial Alfaguara. «Aquí hay hombres que antes de matar a las ratas estudian concienzudamente su compleja personalidad; aquí hay mujeres que guardan en un lugar recóndito de su corazón un rencor a su marido que espera el momento de hacerse presente… Es extraordinario cómo Roald Dahl maneja al lector… Su estilo directo, elocuente, vivo, seco, expresivo, salpicado siempre de toques de humor, me subyugó desde el principio y no lo he abandonado nunca.» escribió la española Elvira Lindo.

EL CUENTO. Según una descripción de la propia hija del autor, “todos los libros de mi padre llevan un volcán rugiendo en sus entrañas. Arrojan cientos de ideas provocativas y excitantes fogonazos.” Es una excelente definición para La cata. Se trata de un relato breve con intriga, erudición en materia de saborear vinos, humor sutil, irónico, entre otros atributos. En algunas traducciones se lo puede encontrar como Gastrónomos. El título original en inglés es Taste.

La historia -publicada por primera vez en 1945- cuenta la cena de un elegante grupo de amigos, que disfrutan de la buena mesa, la exquisita comida y gustan de saborear buenos vinos. En uno de esos encuentros gourmet, llega un sibarita (Richard Pratt), que será sometido a una curiosa competencia para que adivine la procedencia de un exótico vino. Polémica apuesta mediante, el cuento magistralmente escrito avanza en las discusiones de los comensales. Es un relato que logra inquietar al lector, con la dosis justa de intriga, como solo Dahl sabe contar.

EL ILUSTRADOR. Es vasco, se llama Iban Barrenetxea (1973). Aunque sus comienzos fueron en el diseño gráfico, hace casi más de un lustro que se dedica a ilustrar libros. Su trabajo ha sido premiado en varias oportunidades. En el caso de La cata, sus dibujos son fieles interpretaciones al relato original. Forman parte de la historia que relata Dahl, pero también, sus planchas pueden ser observadas y disfrutadas como un relato mudo, aparte, independiente del texto. Con ojo fijo en la sala, la mesa y las sillas, a medida que avanza la acción se observan sutiles variantes en los dibujos, acciones de los personajes perfectamente captados por un observador inteligente, y detalles como la hora que avanza en un reloj. Cada dibujo tiene la dosis de humor justa, para el tipo de ilustración que eligió Barrenetxea para interpretar a Dahl. Como dije, los dibujos son un relato dentro del relato, una suerte de metanarración, tan divertida como disfrutable.

Este libro-cuento de la editorial española Nórdica, viene con un breve ensayo, impreso aparte, de la prestigiosa escritora y crítica norteamericana Joyce Carol Oates, titulado Roald Dahl: el arte de la venganza, donde hace una biografía a través de la obra del autor, que resulta de enorme utilidad para conocer en profundidad la obra de Dahl. En su opinión, «a pesar de que parte de los relatos más fascinantes de Dahl, especialmente en los inicios de su carrera, se enmarcan en el realismo, su reputación es la de un escritor de macabras historias de humor negro, que se leen, en sus mejores momentos, como ingeniosas variaciones de los cuentos de hadas de los Grimm».

Roald Dahl
La cata
Ilustraciones de Iban Barrenetxea
Traducción Íñigo Jáuregui
Nórdica Libros
Madrid, 2014
74 págs.

www.roalddahl.com
www.ibanbarrenetxea.com