Las Musas, una inmersión sensorial | Alva Sueiras

Tus párpados caen livianos sellando la mirada de unos ojos que ahora descansan y navegan hacia adentro, alejándose –capa a capa– de cuanto a simple vista se ve. Con las piernas cruzadas sobre el piso, tu espalda se yergue liviana y firme. La coronilla apunta al cielo y los isquiones se anclan en la tierra.